Un 11 de diciembre de 2014, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de junio como Día Internacional del Yoga para concienciar al mundo sobre los beneficios de esta disciplina milenaria. El proyecto fue propuesto por la India y contó con el apoyo de 175 Estados Miembros.
“El yoga es un don inestimable de nuestra antigua tradición, representa la unidad de la mente y el cuerpo, el pensamiento y la acción. El yoga no se trata solo de ejercicios, se trata de una manera de descubrir el sentido de identidad de uno mismo, el mundo y la naturaleza”, expresó el primer ministro indio, Narendra Modi, en su discurso frente a los Estados Miembros.
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La resolución 69/131 que declara el 21 de junio como Día Internacional de Yoga, menciona “la importancia de que las personas y las poblaciones adopten decisiones más saludables y modos de vida que propicien la buena salud”.
Durante el confinamiento a causa de la pandemia, el yoga fue una de las disciplinas más elegidas y practicadas por la gente. Además de reducir el estrés, fortalece los músculos de las caderas y las piernas, reduce la presión sanguínea y los niveles de colesterol en el organismo, mejora la respiración y alivia los dolores crónicos, entre otros beneficios.
El yoga no es una práctica solo para adultos. Unicef afirma que los niños y niñas pueden practicarlo sin correr ningún riesgo y obtener los mismos beneficios que cualquier adulto, entre ellos una mayor flexibilidad, un mejor estado físico y una mayor capacidad de atención y relajación.
Esta disciplina originaria de la India es una excelente forma de combatir el sedentarismo, una de las diez causas más frecuentes de muerte en el mundo, y un factor clave de enfermedades no transmisibles, como el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
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