Desde la fecha el concepto "El arte une la noche y el día" de Toni es la carta de invitación y la imagen visible de la Noche de Galerías, que se desarrollará desde el 16 al 30 de setiembre, en 14 galerías asociadas a Asgapa. Foto: Archivo.
Concepto del dibujante Toni Roberto es elegido para representar la Noche de Galerías 2021
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El dibujante y comunicador del Grupo Nación, Toni Roberto, con más de 30 años de experiencia en el arte, este año se consagró como la imagen de la Noche de las Galerías 2021. Lo logró con su concepto “El arte une la noche y el día”, que está plasmado en un dibujo que recrea lo que buscaban los organizadores del encuentro.
“Hicimos muchísimas pruebas y tiene una pequeña historia de lo que es “El arte une la noche y el día”, que busca mostrar el concepto de que La Noche de Galerías ya no es solo por las noches”, dijo muy contento en contacto con La Nación.
Afirmó que teniendo en cuenta la pandemia del COVID-19, que vino un poco a cambiar todos los encuentros y entre ellos a la noche de las galerías, que el año pasado fue en formato virtual, por lo que ya no solo se puede hacer de noche. “Dejó de ser de noche, ahora es de día y noche”, apuntó.
Destacó que se presentó ante la Asociación de Galerías de Arte del Paraguay (Asgapa) para presentar el concepto y que este fue muy apreciado, por lo que fue elegido para ser plasmado. “El concepto tiene el mismo valor que el dibujo terminado”, refirió.
Toni apuntó que más allá del tiempo que dure hacer el dibujo o la obra, lo más importante siempre será el concepto y lo que pensás antes de hacer. “El pensamiento toma protagonismo más allá del hecho estético consumado o el cuadro terminado, ja’e chupe”, manifestó.
En otro momento, destacó que este año se convirtió en la cara del encuentro, pero que él no participará del proyecto. “Este año no expongo como artista. Este año soy la comunicación del encuentro. La figura es mi concepto”.
Concepto "El arte une la noche y el día" de Toni Roberto. Foto: Gentileza.
Por último, indicó que cuando hace algo meramente estético, “yo le digo a los jóvenes artistas que lo estético solo no sirve de nada si no hay un concepto claro hacia dónde ir. Saber hacia dónde ir, pensar y después hacer. Eso se logra con el paso del tiempo y el tiempo hace que madure la obra”, concluyó.
Desde la fecha, el concepto de Toni es la carta de invitación y la imagen visible de la Noche de Galerías, que se desarrollará desde el 16 al 30 de setiembre en 14 galerías asociadas al Asgapa. “Será la séptima edición y este año con indicaciones del Ministerio de Salud volverá a ser presencial”, comentó con nuestro medio Lilian Ojeda, presidenta de Asgapa.
Explicó que este año se volverá en horario más flexible para evitar cualquier tipo de aglomeración, pero que el día 16 de septiembre como apertura estarán de 15:00 a 21:00, en simultáneo. “También estaremos presentes en las plataformas virtuales y desarrollaremos conversatorios formativos”, detalló.
Desde la asociación buscan nuevas voces para la crítica de arte, por lo que lanzaron un concurso. Los participantes deberán elegir como objeto de análisis, comentario o reseña crítica una de las muestras inauguradas y habilitadas del 16 al 30 de septiembre de 2021, en el marco de Noche de Galerías 2021.
La fecha límite de entrega de los textos será el viernes 8 de octubre hasta las 20:00. Para postular también hay que llenar un formulario que estará disponible a partir de la apertura de Noche de Galerías. Las consultas sobre el concurso podrán ser dirigidas al correo asociaciongaleriaspy@gmail.com.
Gustavo Benítez reflexiona sobre el arte paraguayo en un libro
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“Visibilizar la memoria como acto de resistencia/Archivo Gustavo Benítez/Arte contemporáneo paraguayo” se titula el libro del artista paraguayo Gustavo Benítez, publicado en una edición limitada con el apoyo del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes. El material oficializó su lanzamiento el 21 de mayo pasado, en el marco de una exposición en el espacio Little Italy de Asunción.
Aborda con imágenes y textos los diferentes momentos del arte visual del Paraguay (1977-2024). El autor vivió y se formó en Río de Janeiro (Brasil), en la Escuela de Artes Visuales del Parque Lage (1980-1984), con la maestra Celeida Tostes; posteriormente desarrolló su trabajo en Asunción, participando en exposiciones nacionales e internacionales.
Esta publicación reúne imágenes, textos y documentos clave del trabajo del artista, reflexionando sobre el arte paraguayo desde la dictadura hasta hoy. La edición rescató su trayectoria como diseñador, docente y artista comprometido con los derechos humanos. A través de su obra, Benítez propuso una mirada crítica sobre la historia reciente del país, apelando a la memoria como un acto de resistencia. Informes al 0981 346-672.
La reciente publicación aborda la trayectoria de su autor y ofrece una mirada sobre la creación artística local desde la dictadura. Foto: Gentileza
Arte y ética de la alteridad
El curador de arte Fernando Moure realizó este comentario sobre el material: Esta edición, un archivo de gran necesidad para el estudio visual de nuestra escena artística, constituye una valiosa herramienta para comprender las sendas del arte contemporáneo en Paraguay. A través de la mirada y la experiencia personal del artista Gustavo Benítez Galeano, nacido en 1959, el libro es una bitácora visual y narrativa, en la cual se recopilan imágenes y recuerdos de su vida y trabajo, al tiempo de profundizar un contexto general del sistema del arte local durante las últimas décadas de la dictadura hasta hoy.
La publicación reúne contenidos como imágenes y textos que abarcan diferentes momentos del arte visual en Paraguay, desde 1977 hasta 2024. El título Visibilizar la memoria como acto de resistencia refleja la intención del artista de hacer visible su trayectoria y dibujar una memoria del arte paraguayo de esos tiempos.
Como asunción de lo que sabíamos, el trabajo artístico del artista Gustavo Benítez Galeano en las últimas cinco décadas prevalece en nuestro medio a fuerza de calidad, tesón y hondo significado ético. Su obra ha enraizado y fructificado a fuerza de calidad y experiencia, añejada por la distancia y el silencio de un ecosistema agreste como el nuestro.
La reciente publicación aborda la trayectoria de su autor y ofrece una mirada sobre la creación artística local desde la dictadura. Foto: Gentileza
Identidad y memoria vivas
Finura, sensibilidad, generosidad y audacia. Es lo que se evidencia tras la lectura de este libro preciosamente diseñado, y cuya edición primorosa incluye textos e imágenes inéditos. Un rescate enorme y que le ha ocupado cuatro años de deseo y cuya realidad florece en álbum gráfico, en un catálogo razonado.
Recién publicado y apoyado económicamente por el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec), la edición recorre sincrónicamente los primeros pasos de un jovencísimo Gustavo en el Centro de Estudos Brasileiros, en 1971, junto a Edith Jiménez y a Livio Abramo, para luego continuar con Olga Blinder y Ofelia Echagüe Vera. Vendrá el tiempo de su migración al Brasil, a Río de Janeiro, donde continúa su formación como artista e inicia su carrera de Diseño Gráfico e Industrial.
Como alumno en el Centro de Artes Visuales del Parque Lage de Rio, ahonda en procesos creativos, en dinámicas de comprensión de la experimentación de las artes de la transformación. Concluido este rico capítulo brasileño, Gustavo regresa al Paraguay con una obra actualizada y que avizora un desarrollo de primera magnitud.
El libro continúa con su regreso al Paraguay, su carrera ascendente en el arte, el diseño, la comunicación y la docencia. Comienza el desarrollo de una obra de radical humanitarismo y ecologismo, que será el leit-motiv su lucha existencial, su rebeldía moral en una sociedad en la que campean injusticias, prebendas y el narcisista status quo de algunas figuras culturales.
Esta biografía personal señala con gran atención un contexto político y social, fuertemente marcado por la resiliencia del arte. La edición es un racconto de los años del miedo, los de la deforestación masiva y demasiado rápida de las selvas y biomasas del Bosque Atlántico, el etnocidio de los habitantes originarios, la desaparición de animales y plantas, las represas hidroeléctricas, las violencias de un Estado sin derechos contra sus hijos.
La reciente publicación aborda la trayectoria de su autor y ofrece una mirada sobre la creación artística local desde la dictadura. Foto: Gentileza
Quimera invertida
Con el fin de la dictadura en la década previa al siglo XXI, las luchas civiles enfrentando el autoritarismo, o el mismo lugar e importancia de las artes en esos años en Asunción dibujan el compromiso de GB con nuevas sensibilidades. Su trabajo apuesta por una abstracción no objetivista, utlizando materiales no convencionales, oscureciendo la comprensión, cual reflejo silente de lo indecible.
Benítez hace suya la causa de la libertad personal y colectiva en la capital paraguaya, involucrándose en las esperanzas de un nuevo tiempo. El tenso pulso sostenido por la comunidad artística comprometida con los derechos humanos y la libertad ante el inmovilismo de la dictadura y de las élites que la sostienen, tiene claros ejemplos de su activismo a lo largo de estas 264 páginas.
También cabe un retrato retrospectivo de nuestra sociedad civil del arte de esos años, endogámica y cerrada en sí misma, una escena poco receptiva a las novedades expresivas como el arte de instalación o el objeto. El hacer de Gustavo insistió en materializarse en el secreto, el enigma o la metáfora oblicua y a contrapelo de una estética complaciente, decorativa y que olía a trementina.
El despliegue, el despegue hacia poéticas vegetales, cósmicas y del paisaje natural serán las nuevas señas de identidad de su obra, anhelante del bosque y de sus seres vivos, de un territorio hoy yermo y vacío. El simbolismo de la misma materia y los temas que de ella se conjugan habilitan abundantes narrativas sobre el tiempo, el cambio y la transformación, como un ejercicio de memoria que es a la vez, visionario para el presente y futuro.
El arte de Gustavo Benítez es uno de imágenes y pensamientos cuyo corazón construye una cosmogonía ficticia pero viva, palpitando en árboles, animales, minerales, aguas, personas, lunas o bólidos celestes. Motivos funcionando como portales, como espacios de penetración visual y de comprensión analítica de una realidad que requiere de verdad, coraje y resistencia para ser comprendida. Un arte interpelador, a un nivel ético, para quienes transitamos este tiempo y lugar, una obra de afectos y efectos movilizadores por y para la vida.
Este domingo, Toni Roberto destaca el hecho artístico que representan los murales de los alumnos y exalumnos del centenario colegio del barrio Las Mercedes.
Era Asunción en 2011 en una elegante afrancesada sala de otrora. Un balcón con vistas a la esquina de la calle Mariscal Estigarribia y Caballero.
Una charla con una de las más importantes curadoras de arte del cono sur, Marina De Caro, que me decía palabras más palabras menos: “Cualquier mural o proyecto público debe ser consensuado con los vecinos”.
Estas palabras iban y venían en mi mente cuando disfrutaba de la “cocina del arte” en el veredón de la legendaria cancha del Inter, en los límites del sur del barrio Las Mercedes.
LA PINTATA NACIDA DE UN MURAL
Es que el proyecto “Pintata del Inter, 105 años”, nacido de un gran mural que hacen todos los años los padres de las nuevas promociones, pero que allá por 1990 no se realizaban, inspiró a Ivonne Guerrero Torreani, de la promoción de aquel año, a plantearle al director del colegio y a la comisión directiva a intervenir las murallas de la cancha del colegio por los 100 años en 2020.
Después vino la pandemia y todo quedó trunco hasta que Hugo Penayo, el director, le pide a la exalumna Guerrero Torreani retomar la idea para los 105 años.
Se convocó a todas las promociones antiguas y a las actuales, hasta del kínder; cada promoción presentaba bocetos, una memoria y se encargaba del costo de los materiales.
Mural/“Pintata del Inter, 105 años”. Colegio Internacional, As. 2025
LA COCINA DEL ARTE Y ANDRÉS GUEVARA
Caminar el domingo de tarde por ese tramo de la calle José Berges entre Mary Lyons y Washington era como recorrer una gran instalación artística, donde familias enteras de hijos, nietos y hasta bisabuelos, que se pasaron el día haciendo la pintata, eran parte de la obra, excompañeros cocinando y alentando a las distintas promociones.
Me hicieron recordar al gran artista paraguayo Andrés Guevara, cuya obra más importante no era la pintura terminada, sino los bocetos.
En este caso, representados por esa multitud de alumnos y exalumnos del Colegio Internacional, se convertían en la gran obra. Encontrar a muchos amigos de ese colegio, de distintas épocas, los abrazos, las charlas, los tarros de pintura ya me era suficiente para decir “se produjo un hecho artístico”.
LA EXPRESIÓN SALVADORA
Muchas veces escuché de conspicuos personajes decir despectivamente “se quedaron en la época del colegio”. Y si es así, yo digo: “Me quedo por un rato en el pasado que me gusta”. En aquellas épocas de infancia, de ternura, de maestras y de recuerdos; total, todos somos siempre un poco niños.
“Pintar, mancharse, ensuciarse hace muy bien”, parafraseando a ese recordado reclame publicitario de principios de los años 2000 de una conocida marca de limpieza. Sigamos pintando. La expresión, en cualquiera de sus formas, podrá salvar al mundo, desde la más pequeña hasta la gran pintata del Inter por sus 105 años.
Nati Laguardia, Ali Weininger, Paty Laguardia, Liza Segovia, Claudia Sánchez, Caro Schauman, Marcelo Velázquez, Marta Lovera, Dorita Cristaldo y Valeria Rodríguez. Pintata del Colegio Internacional. As. 2025
Este domingo, Toni Roberto rinde un homenaje a la lucha de pertenencia barrial de los vecinos de una histórica y centenaria zona de la ciudad de Asunción que rodea a la parroquia del mismo nombre.
En 1976 se realizó el reordenamiento de las divisiones de los barrios de Asunción. El Cristo Rey, que en aquel entonces era un barrio imaginario y cuyos vecinos querían que se lo declare con sus límites desde la calle Alberdi hasta Colón y de Ygatimí hasta la avenida Quinta, de un plumazo pasó a pertenecer al barrio Tacumbú.
En aquellos tiempos duros, nadie se atrevió a discutir, menos teniendo en cuenta que unos meses antes, a principios de ese año, se perpetró la cruenta intervención militar al Colegio Cristo Rey y a la parroquia, de donde provenía esa denominación natural de barrio y que tenían hasta un Club de Domadoras del Barrio Cristo Rey.
Todo esto lo rememoré a partir de la declaración del nuevo barrio San José de Asunción después de una larga lucha de los antiguos vecinos de la zona, que naturalmente se sentían pertenecientes a ese enclave asunceno a partir de la instalación de los sacerdotes bayoneses a principios del siglo XX, en la que fuera la casa de Rosa Peña de González y su esposo, el presidente Juan G. González.
CAMINAR POR EL “NUEVO VIEJO BARRIO”
Caminar por las calles del nuevo viejo barrio San José me trae imborrables recuerdos desde mi adolescencia, sumados a la prodigiosa memoria de María Deidamia Aponte, Ana Grimaldo y Ricardo Livieres. Ellos me van guiando por sus calles de longevos chivatos, testigos de viejas historias, una de las más impactantes el asesinato del expresidente Eligio Ayala y todo lo que conllevó aquel magnicidio en una casa de una de sus arterias.
RECUERDOS DE SUS HABITANTES
La memoria de este barrio asunceno está en plena construcción. Analizar su historia es hablar de viejas quintas y sus primeras casas en su trazado urbano. Pasearse por sus calles nos traen muchos apellidos de las antiguas familias, los Codas, los Livieres, Ortiz Carrón, los Peña Machaín, los Vargas Peña, Tita Rodríguez de Berkemeyer y su hermana.
En su límite oeste sobre Brasil, la casa de las hermanas Álvarez, la de los Fernández Guanes, de los Sotomayor, de Juan E. O’Leary y su familia. En el límite sur con el barrio San Roque, el inolvidable profesor Hugo Ferreira Gubetich o los Montero de Vargas; sobre España el Dr. Vallejo, los Hamuy, un extranjero célebre, el maestro brasileño Lívio Abramo; una de las casas de la modernidad asuncena diseñada a finales de los años 50, denominada Villa Verónica, donde residiera la literata Beatriz Rodríguez Alcalá de González Oddone, la casa Brun Vierci, después adquirida por los Guanes Gondra y, por supuesto, la mansión de Rigoberto Caballero, diseñada por Tomás Romero Pereira en los años 20, que luego fuera habitada por Remigio Bazán y su familia.
Casamiento Laíno-Guanes. Barrio San José. Asunción, c.1973
Además, recordar la zona comercial que rodeaba al Mercado 2, donde se ubicaba la despensa de los Módica y las populares empanadas de los Scura, así como sus innumerables centros culturales y colegios.
Por mi parte, recuerdo una casa sobre la calle Boquerón, donde a mediados de los años 70 fue el inicio del Taller de Expresión Infantil dirigido por Olga Blinder, las oficinas de AZPA, donde vivían los Fretes Schinini y el inolvidable Citroen Mehari, la de los Subirachs, la casa de Concepción L. de Chaves, la casa de Mariscalito, la de Marina Díaz de Vivar, la de los Gubetich, la de los Reguera, la casa de Madame Cueto, la de los Wasmosy Schmidt, la de Tessy Vasconcellos y muchos nombres que voy recordando mientras escribo estas líneas.
Rosa Delia Livieres y Benjamín Banks, antiguos vecinos del barrio San José. Asunción, c.1940
MI SEGUNDO BARRIO
Por otro lado, rememoro como si fuera ayer un episodio frente a la casa de Domingo Laíno en medio del tumulto de una manifestación muy reprimida por la policía. Allá por 1984 le encuentro a una niña perdida muy asustada. Le digo “nena, ¿dónde están tus padres?, ¿qué hacés sola en este lugar tan peligroso?”.
Acto seguido, me guía. Por el camino me cuenta que se llama Carolina, le llevo hasta su casa en Toledo entre Boquerón y Manuel Pérez. Se abre la puerta y aparece el padre: el recordado editor de libros Carlos Schauman, quien a partir de ese momento me consideró uno más de esa casa, por lo que no puedo decir que sea mi segundo hogar, pero sí mi segundo barrio.
A veces, los actos memorables como la “declaración de independencia” del barrio San José nos lleva a otros recuerdos. En mi caso, al imaginario barrio Cristo Rey, que también merece esta misma reparación a partir del ejemplo de lucha de pertenencia barrial de los vecinos de esta histórica y centenaria zona de la ciudad de Asunción que rodea a la parroquia: el nuevo viejo barrio San José.
La exposición se compone de una serie de piezas tridimensionales que evidencia la madurez de un artista cuya trayectoria ha estado marcada por la búsqueda constante de nuevos horizontes expresivos dentro del arte paraguayo. Foto: Captura de video
Roque Ardissone y su obra “Resonancia” en Noche de Galerías
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Viedma Galería de Arte inauguró “Resonancia”, una exposición del reconocido artista visual paraguayo Roque Ardissone, en el marco de la undécima edición de Noche de Galerías, el mayor evento de arte de Asunción, organizado por la Asociación de Galerías del Paraguay (Asgapa).
Bajo el lema: “Expansiones metálicas de Roque Ardissone + Arbissone”, la exposición se compone de una serie de piezas tridimensionales que evidencia la madurez de un artista cuya trayectoria ha estado marcada por la búsqueda constante de nuevos horizontes expresivos dentro del arte paraguayo.
En el umbral donde la materia se transforma en lenguaje, Roque Ardissone despliega su universo visual y conceptual a través de una investigación metálica que trasciende lo puramente formal.
Las esculturas de Ardissone se presentan como organismos geométricos que habitan el espacio, desafiando la gravedad y proponiendo relaciones inéditas entre volumen, luz y entorno.
En trabajo conjunto con el escultor uruguayo Mauro Arbiza, el artista Roque Ardissone crea una colección en base a dibujos de éste y tallado de Arbiza, llamada Colección Arbissone, presente también con piezas en la exhibición.
Las esculturas de Ardissone se presentan como organismos geométricos que habitan el espacio. Foto: Captura de video
Nació en Asunción el 16 de enero de 1951. Cursó sus estudios primario en la escuela República Argentina, secundario en el Colegio Goethe y universitario en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas optando en el año 1974 al título de Ingeniero Civil.
Desarrolló su vida profesional como uno de los propietarios de la empresa Tecnoedil SA realizando todo tipo de obras civiles, viales, portuarias, industriales, eléctricas, etc.
En los últimos años dedica parte de su tiempo a la formación de una colección de esculturas, principalmente de autores paraguayos y de formato grande, dado que la mayor parte son exhibidas en el patio de su casa.