Husavik, apacible pueblo del norte de Islandia convertido en el escenario de la comedia “Eurovisión Song Contest: The Story of Fire Saga” -nominada en la categoría mejor canción original-, sueña con ganar el Óscar. En este pequeño pueblo portuario de unas 2.300 personas, en los confines del círculo polar, “la atmósfera está llena de excitación”, confía a la AFP el edil Kristjan Thor Magnusson.
A pocos días de la 93ª ceremonia de entrega de los Óscar, la calle principal de Husavik fue pintada de rojo, para que sus habitantes también pisen la “alfombra roja”, al igual que las estrellas esperadas el domingo en Los Ángeles.
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Conocido como “la capital europea de la observación de las ballenas” -donde los turistas en excursión están casi seguros de ver un cetáceo-, el pueblo pesquero vive un sueño desde la nominación de “Husavik, mi ciudad natal” en la categoría mejor canción original.
El título es el punto culminante de la película “Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga”, una comedia producida por Netflix que cuenta el recorrido sembrado de obstáculos de dos músicos, interpretados por Will Ferrell y Rachel McAdams, representando a Islandia en el concurso internacional de la canción.
El himno de la ciudad
Interpretada en la pantalla por Rachel McAdams, la canción, que mezcla el inglés con el islandés -acompañada por el piano-, es cantada originalmente por la artista sueca Molly Sandén. Una oda que conquistó el corazón de los habitantes de Husavik. “Se transformó en el himno de la ciudad desde el estreno de la película”, cuenta Kristjan Thor Magnusson.
“En todas partes la gente puede identificarse con este tipo de sensación, la de sentirse nostálgico o de amar a su ciudad natal”, prosigue, refiriéndose a la letra de la canción. A principios de marzo, el municipio lanzó una campaña llamada “Un Óscar para Husavik”, con la esperanza de que la ciudad ganara la preciada estatuilla.
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Si bien de entre los cinco títulos en competición, “Speak Now” (Habla Ahora) del largometraje “One Night in Miami” (Una noche en Miami) parte como favorita según los corredores de apuestas, Husavik quiere creer en sus posibilidades. “Es posible que ganemos”, asegura el actor Sigurdur Illugason, que vive en el pueblo desde hace 40 años y que interpreta al personaje de Oskar Oskarsson en dos videos promocionales que acumulan 90.000 vistas en YouTube.
“Intento mantener los dos pies en la tierra. Por supuesto que hay una posibilidad de ganar, pero no lo creo”, confiesa por su parte Hinrik Wöhler, a cargo del turismo para el municipio, para quien toda esta atención mediática es una publicidad inesperada. “Todo lo que gira en torno a la película y los Óscar ya ha sido tan importante para nosotros que no estaré decepcionado si no ganamos”, reconoce.
Fuente: AFP.
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“El retrato es una forma de crear un espacio con el otro”
El fotógrafo paraguayo Juanjo Ivaldi Zaldívar se instaló por primera vez en ese alejado territorio en 2009. Ahora vive en Seyðisfjörður, transformado por el contexto, un planeta distinto, como dice. El artista visual nos habla sobre la esencia de su nueva muestra y sus vivencias en la “tierra del fuego y el hielo”.
- Por Jimmy Peralta
- Fotos Juanjo Ivaldi
El pasado 17 de junio se habilitó en Islandia la muestra “Dejar aparecer”, del fotógrafo paraguayo Juanjo Ivaldi Zaldívar, una propuesta coordinada por Auður Mikaelsdóttir que presenta un centenar de retratos de ciudadanos de Höfn, un pueblo de alrededor de 2.200 habitantes, donde el compatriota vivió un tiempo. “Dejar aparecer” es una forma de buscar pasivamente el momento artístico, tanto para permitir que este logre manifestarse, en este caso la imagen frente al observador, así como para el artista permitirse ver y captar la obra, en el caso de Juanjo, registrar con la cámara con el máximo respeto al retratado.
Ivaldi vive su segunda estadía en la isla. En 2009 fue por primera vez, para volver en 2014. Cinco años después volvió a instalarse y a revivir la conexión que le permite ese planeta que se le representa como Islandia, como paisaje y humanidad como contexto. “En el retrato, lo esencial no se fabrica: se revela”, cita el texto de convocatoria a la muestra. Juanjo habló con La Nación del Finde sobre esta iniciativa, su experiencia en Islandia, y la búsqueda ética y estética que propone él con esta colección.
–¿Cuál tu primera vinculación con Islandia antes de ir y la primera en construir al llegar allá?
–Pensar en esto me llevó directo a una memoria de una sala de fotografía con un piso de ajedrez en el “Instituto de la imagen”. Coincidentemente, la primera vez que escuché sobre Islandia fue en un curso de fotografía que tomaba en Paraguay, allá por el 2006 o 2007, no recuerdo muy bien. Alguien puso música de Sigur Rós… ese sonido… lejano, como si viniera de otro mundo. Hoy, mientras te respondo a estas preguntas, vuelvo a poner Sigur Rós y preparo un café. Mi primer vínculo real con Islandia fue por Sunna, una mujer bellísima de estas tierras, a quien siempre voy a estar profundamente agradecido por invitarme a llegar hasta acá. Con ella tuvimos una relación de jóvenes curiosos en esos años, y un día me dijo: “¿Por qué no nos vamos a Islandia?” Yo le dije “¡Jaha!”. Y bueno, fue así como Islandia pasó de ser ecos sonoros (primero conocí su música), después solo imaginación, a convertirse en un hogar.
Llegar desde Paraguay en 2009, con 25 años, fue como aterrizar en otro planeta, Islandia es otro planeta. Recuerdo un paisaje más negro que verde: extensiones de lava, montañas, cielos inmensos, inmensidad más inmensidad, bum, un aura boreal, 24 horas de día, 24 horas de noche y silencios. Hermosos silencios. No era el Islandia “turístico” de hoy, era un país más reservado, lleno de barrios y a la vez más salvaje. Esa naturaleza en todas sus formas, honesta, me atrapó de una forma que nunca imaginé. Creo que, en ese primer invierno, mientras la nieve caía sobre un planeta que apenas empezaba a conocer, supe que algo en mí también estaba cambiando. Para siempre.
–¿Cómo definirías al retrato, y cómo lo diferenciarías de otras formas fotográficas?
–Para mí, el retrato es una forma de crear un espacio con el otro. No es una imposición de la mirada, del “yo fotógrafo” quiero que vos persona hagas esto para que el “yo fotógrafo” sobresalga. En mi experiencia, un retrato ocurre cuando el otro puede emerger, cuando no se lo interrumpe ni se lo fuerza a ser algo. En este sentido, lo diferencio de otras formas fotográficas que a veces buscan captar lo espectacular, lo inmediato o lo evidente. El retrato, en cambio, es más lento. El retrato es espera. Uno se queda esperando un gesto, una pausa, un silencio donde algo del otro se revele. Es como transitar el mundo analógico de la fotografía. Suele haber un segundo donde la persona decide darte algo, o a veces se le escapa, porque siempre está ahí. En mi búsqueda del retrato, no trato de fabricar una imagen, sino dejar que algo que ya está, como la dignidad, una verdad, incluso una herida, se asome, de formas diferentes. Y cuando hay escucha, cuando hay tiempo, ahí entre dos personas, esa imagen puede convertirse en un espejo donde alguien se reconozca con una dignidad que quizás había olvidado. Por eso, para mí, retratar es también un acto de respeto.
EL TRAYECTO
–¿Cuándo empezó a tener forma de muestra esta colección de fotos?
–Esta última exhibición de retratos tiene sus raíces en una experiencia previa del año 2023, cuando trabajé junto a Greta Clough en una región del norte de Islandia. Allí realizamos una serie de entrevistas y retratos que culminaron en la muestra Fl(j)óð, una exposición fotográfica centrada en mujeres de origen extranjero que vivían en Húnaþing Vestra. Compartimos las historias de 33 mujeres de la comunidad, celebrando sus raíces y abriendo espacios de reflexión sobre el lugar que ocupan las mujeres inmigrantes dentro de la sociedad islandesa. Este proyecto fue muy bien recibido y tuvo buena cobertura mediática en el país. Inspirada en esa experiencia, Auður Mikkelsdóttir se puso en contacto conmigo con la idea de hacer algo similar en Höfn, una localidad del sureste a donde llegamos juntos con Tess Rivarola en 2019 y donde vivimos por más de un año. Esta vez, el enfoque estuvo puesto en las y los habitantes de la comunidad. Así comenzó esta nueva etapa.
Durante tres meses hice lo que más me gusta en la vida; manejar en ruta islandesa, escuchar música y fotografiar. Viajé desde Seydisfjördur (un pequeño fiordo del este donde vivimos desde el 2020) a Höfn todos los fines de semana, unos 150 km, atravesando dos rutas de montaña que alcanzan los 600 metros de altitud y no pocas veces están cubiertas de niebla. Conocí y fotografié a 114 personas. En cada encuentro conocí algo nuevo de esta cultura. Tomé café como nunca antes en mi vida. Acá cada vez que llegas a una casa no importa la hora que sea te invitan café. Cada persona me mostró algo nuevo de la forma de ver la vida que tienen los islandeses. Y así fue tomando forma la muestra: como un retrato colectivo que busca reflejar la diversidad del pensamiento, la memoria compartida y lo cotidiano de quienes habitan este rincón del sureste islandés.
–¿Qué sensaciones o intenciones conectan o vinculan entre sí a las fotos de esta muestra?
–Una serie de fotografías puede narrar una historia, pero en esta muestra de retratos el hilo no es argumental. No hay un relato lineal, sino una atmósfera que se construye desde la escucha. Para cada retrato, lo único que pedía era que la persona eligiera el lugar donde quería ser fotografiada. Algunos escogieron sus casas; otros, los caminos donde pasean con sus perros. Algunos volvían a las granjas de sus abuelos, a los establos donde cuidan caballos, ovejas o gallinas. Esas elecciones no fueron casuales: en esta serie de retratos el paisaje no es fondo, es parte del cuerpo. Creo también que lo que une estas imágenes es una intención compartida porque para ser retratado hay que querer ser visto.
En muchos de estos retratos se puede leer el arraigo profundo que cada islandés tiene con su tierra. Para muchos, decir “soy de tal lugar” es un acto de orgullo. Y no es solo una frase: es literal. Algunos nunca salieron de su pueblo Son de ahí, y lo son a mucha honra. Cada persona retratada iba trayendo una nueva perspectiva; su forma de pensar. Y, sin embargo, algo se repetía, remitiendo a algo ya escuchado antes, al otro lado de la isla. Y así se fue tejiendo más o menos, una sensación de intimidad, de presencia, de pertenencia. Quizás lo que une estas imágenes no sea lo que se ve, sino lo que se intuye: una vibración, una confianza, una forma de mirar que no busca transformar, curiosea. Lo que deseo es que cada retrato sea una puerta entreabierta entre la presencia y el misterio.
OBSERVACIÓN Y ESPERA
–¿Cómo llegás vos a la idea de “dejar aparecer” y qué pensás que te aporta como fotógrafo en el contexto donde te manejás?
–El concepto de “dejar aparecer” lo tomo prestado de Humberto Maturana, biólogo chileno, quien plantea que amar es permitir que el otro sea, sin forzarlo a cumplir con nuestras expectativas. Me quedó resonando, y con el tiempo entendí que eso también era lo que yo buscaba al retratar. Coincide con mi manera de aproximarme al retrato, no desde la dirección ni la construcción, sino desde la observación y la espera. Yo no me siento tanto un fotógrafo que “arma” imágenes, sino alguien que observa, que acompaña. En el contexto donde vivo, el “countryside” de Islandia, el tiempo se percibe de otra forma, las personas tienen otras formas de relacionarse. En el momento del retrato, las personas acá pueden llegar a ser muy cerradas para nosotros los “sudacas”. Pero eso es una interpretación desde una expectativa del otro. Aquí, se vuelve clave ser observador, quedarse quieto. Acompañar el silencio entre los dos, acompasar el momento. Aquí no se pueden forzar las cosas. Entonces uno, como fotógrafo, va generando el espacio, las condiciones donde la persona pueda mostrarse, si quiere, si lo siente. Puedo decir hoy que “dejar aparecer” se ha vuelto para mí una ética del mirar y del convivir.
–¿Podrías comentarnos algo de Höfn?
–Höfn es un pequeño pueblo al sureste de Islandia, rodeado de playas negras, glaciares del Parque Nacional Vatnajökull y montañas que respiran con el clima. Tiene tormentas de viento, neblinas… y unos amigos maravillosos. Llegamos allí con Tess Rivarola en mayo de 2019. Hay algo en su paisaje: el viento te habla, o la luz cambia de golpe y te muestra otras formas. A primera vista puede parecer un lugar aislado, pero después de esta experiencia fotográfica me di cuenta de que tiene una vida comunitaria generosa. Vivimos un año con Tess en las afueras de Höfn, Hólmur, en una casa amarilla, con el glaciar como jardín. Después de esa experiencia armamos una exhibición en conjunto: con poesías de Tess y fotografías mías, que se llamó “Mirada extraviada”. Tess tiene mucho que ver con mi desarrollo como artista. Me empujó a buscar más profundidad, a ir más allá. Exige como loca, y eso sirve muchísimo.
–¿Cómo es tu vida allá?
–Ahora vivimos en Seyðisfjörður, en el este de Islandia, a 661 kilómetros de la capital. Mi vida hoy es bastante tranquila, ya no farreo tanto, también intensa en otros aspectos. En el día a día cocino, saco fotos, tomo helado, voy a nadar, chismoseo con la gente, me plagueo… y otras cosas que no te voy a contar porque seguro que mi vieja va a leer esto. Siento que, en lugares como estos, donde el tiempo se mueve más lento, uno puede escuchar mejor. Mirar las cosas en sus diferentes formas y estados.
Escuchar a los demás, y también a uno mismo. La naturaleza no es solo un complemento o una foto para Instagram: es un personaje más que convive entre nosotros, con el que uno dialoga todos los días. Te guste o no. Reykjavik, Höfn, Seyðisfjörður… Islandia me ha dado algo valioso: la posibilidad de mirar con más atención, de reinventarme, de sanar, de perdonar, de crecer de muchas formas. De vincularme con la gente de otra cultura, desde las diferencias y el respeto. Y de construir un ritmo de vida más acorde con lo que necesito en este momento.
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Cancelan almuerzo de nominados a los Óscar por incendios en Los Ángeles
La organización que otorga los premios Óscar anunció este lunes que cancelará su pomposo almuerzo de nominados debido a los incendios que asolan Los Ángeles hace una semana y que la tiene paralizada. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas también cambió a un evento virtual el anuncio de las nominaciones, el 23 de enero, mientras Hollywood intenta sortear el ambiente sombrío en una época normalmente acaparada por la alfombra roja.
“Estamos todos devastados por el impacto de los incendios y las profundas pérdidas que han experimentado tantas personas en nuestra comunidad”, dijeron el director ejecutivo de La Academia, Bill Kramer, y su presidenta, Janet Yang. Por tal motivo, la pomposa celebración con champán de los nominados a las estatuillas se canceló, dijo la organización.
Enormes incendios han arrasado comunidades enteras alrededor de Los Ángeles, con un saldo de al menos 24 muertos y miles de estructuras destruidas. Una semana después del comienzo de las llamas, 92.000 residentes siguen bajo órdenes de evacuación, mientras celebridades como Anthony Hopkins, Mel Gibson y Billy Crystal perdieron sus hogares.
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La industria sopesa cómo continuar su recién iniciada temporada de premios, marcada por elegantes galas y ceremonias. Hollywood se muestra cauteloso para no hacer oídos sordos ante sufrimiento de una ciudad que aloja a unas 680.000 personas que trabajan en la industria del cine y la televisión.
La Academia dijo el lunes que seguiría adelante con su noche de gala central, e insinuó que los socorristas tendrán un lugar en la ceremonia en el Teatro Dolby el 2 de marzo. “Esperamos honrar a nuestros trabajadores de primera línea que han ayudado con los incendios, reconocer a los afectados y animar a las personas a unirse a La Academia para apoyar los esfuerzos de ayuda”, aseguró la Academia.
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Fuente: AFP.
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Cuba sin calma: potente “Rafael” tocó hoy tierra, dos semanas después del mortal “Oscar”
El huracán Rafael tocó tierra como un potente ciclón categoría 3 la tarde de este miércoles en Cuba, en medio de un apagón generalizado, dos semanas después del paso de la mortal tormenta Oscar, que también golpeó a la isla durante un corte de energía eléctrica.
“Rafael ha tocado tierra en el oeste de Cuba”, en la provincia de Artemisa, indicó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC).
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El huracán llega con vientos de hasta 185 kms por hora y tiene categoría 3, de las 5 en la escala Saffir Simpson.
En Candelaria, una población de 20.000 habitantes ubicada 75 km al suroeste de La Habana y muy cerca del punto por donde Rafael entró en la isla, caen lluvias torrenciales con vientos que sacuden con fuerza las copas de los árboles, constataron periodistas de la AFP.
La isla se encuentra sin servicio eléctrico debido al mismo paso del ciclón. “Fuertes vientos provocados por el huracán de gran intensidad Rafael provocaron la desconexión del sistema eléctrico nacional”, indicó en la red X la estatal Unión Eléctrica.
El NHC advirtió de marejadas ciclónicas potencialmente mortales, vientos huracanados dañinos e inundaciones repentinas en parte del oeste del país caribeño.
Se prevé que el huracán atraviese la isla y salga al Golfo de México donde empezará a perder fuerza.
Cuba acaba de sufrir el paso de otro huracán, Oscar, que dejó ocho muertos en la isla en medio de un corte total de electricidad. Entonces el apagón se debió a fallas en las plantas termoeléctricas y a la falta de combustible.
El restablecimiento total de la energía eléctrica tardó varios días en La Habana y varias semanas en las zonas afectadas.
Fuente: AFP
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Seminci: el cineasta islandés Rúnar Rúnarsson reaparece con el corto “O”
Por David Sánchez, desde Valladolid (España), X: @tegustamuchoelc (*).
Se presentó en la 69.ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), en España, el cortometraje “O” del director fuera de serie Rúnar Rúnarsson, uno de los directores islandeses más internacionales del momento y quien nos dejó con la boca abierta el pasado Cannes con la que es quizás uno de los mejores filmes del 2024, el drama “When the Light Breaks”.
Rúnarsson, graduado de la Escuela Nacional de Cine de Dinamarca, ha tenido una carrera exitosa con películas como “Volcano” (2011), “Sparrows” (2015), y “When the Light Breaks” (2024). Además, su trilogía de cortometrajes “Crossroads”, que componen “The Last Farm” (2006), “2 Birds” (2008) y “Anna” (2009); ha ganado numerosos premios internacionales.
Ingvar Sigurðsson, el actor protagonista del cortometraje, es conocido por su papel en la serie “Trapped” (2015), ha sido premiado varias veces como Actor del Año en Islandia y reconocido por sus actuaciones en “Englar alheimsins” (2000) y “Jar City” (2006).
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El cortometraje cuenta la historia de un hombre frágil enfrentando sus propios obstáculos, el alcoholismo, para cumplir una tarea simple, visitar a su hija el día de su boda, y sin una gota de alcohol en el cuerpo. El actor islandés Ingvar Sigurðsson ha sido invitado a la Seminci de Valladolid para presentar su trabajo, el cortometraje tiene un complicado nombre “O”, o como él mismo dice, “The Ring” o “Circle”.
Cuando se le preguntó acerca de su colaboración con el director Rúnar Rúnarsson, Sigurðsson recordó que no era la primera vez que trabajaban juntos. “Trabajamos en una película llamada ‘Sparrows’ hace unos ocho o tal vez diez años”, mencionó. “Fue una buena experiencia, y ahora volvemos a colaborar en este cortometraje”.
En “The Ring”, Sigurðsson no tiene mucho diálogo, lo que plantea la pregunta de si es más difícil actuar cuando las palabras escasean. “No, de hecho, me gusta cuando puedo usar más mis expresiones físicas que hablar”, explicó. “Esto fue perfecto para mí”.
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The Ring aborda el tema de la vida de las personas sin hogar, un fenómeno que, según Sigurðsson, aunque presente en Islandia, no es tan visible como en otras partes del mundo. “No es algo que veas en cada esquina como en Los Ángeles, por ejemplo. En Islandia, existen personas sin hogar, pero no están por todos lados”, explicó. “El gobierno se ocupa de ellos, hay refugios disponibles para aquellos que lo necesitan”.
En cuanto al estado del cine en Islandia, Sigurðsson se muestra optimista. “El cine ha crecido de manera saludable en los últimos años”, comentó. “Tenemos el Fondo de Cine de Islandia, y también estamos conectados con el fondo escandinavo, lo que nos permite obtener apoyo financiero de diferentes países”. La colaboración con otros países europeos, como Francia y Alemania, ha sido crucial para el desarrollo de la industria cinematográfica en Islandia, lo que ha permitido que películas islandesas lleguen a una audiencia internacional más amplia.
Además, Sigurðsson destacó un incentivo fiscal que Islandia ofrece para fomentar la producción cinematográfica. “Ofrecemos una reducción de impuestos para producciones cinematográficas, tanto nacionales como extranjeras, si gastan una cierta cantidad de dinero en el país”, explicó. Este tipo de incentivos ha atraído a diversas producciones internacionales a filmar en Islandia, ayudando al crecimiento de la industria.
Para Sigurðsson, su estancia en España ha sido muy positiva. Cuando se le preguntó cómo se siente en el país, respondió con entusiasmo: “Me siento muy libre aquí. De vez en cuando alguien me reconoce por algo que he hecho antes, pero es agradable, muy agradable”. Esta experiencia contrasta con la vida en Islandia, donde, debido al tamaño reducido de la población y su larga trayectoria actoral, es más conocido. “Islandia es un país pequeño, y he estado en esto por muchos años, así que la gente me conoce allí”, agregó con una sonrisa.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.