Las postergaciones y los malos gobiernos han sido numero­sos a lo largo de la historia del Paraguay, mas existen momen­tos históricos en los que queda clara la necesidad de un cambio cualitativo por­que convergen diversas razones históri­cas y coyunturales.

Ese es el 2023, el año en que el Paraguay deberá elegir un presidente y las propues­tas existentes hoy no dejan muchas dudas al respecto de la opción existente para que tal elección sea calificada, sea con calidad y no se arroje el supremo momento sobe­rano de la votación al tacho de basura.

Es imposible que el planteo presidencial de Efraín Alegre, precedido de una his­toria de aliento a acciones de violencia cívica, una bochornosa saga de elecciones perdidosas con resultados no reconocidos y -por sobre todo- un staff de referentes que en estas elecciones prefirió confiar a el acomodo de sus amigos dejando de lado a los liberales más probos quienes vie­ron cómo una decena de “paracaidistas” se colocaron en sus sitios naturales por imperio de las elecciones, tergiversando la voluntad popular y dejando claro que esta forma de construir una lista de candidatos no debería repetirse nunca más.

Alegre nunca habló de programa de gobierno alguno. Su única plataforma electoral es la exaltación del odio y el exa­brupto contra sus adversarios y tal ries­gosa fórmula de reiterados hechos de asal­tos violentos, incluyendo la quema del Congreso por parte de sus adherentes, no se oculta bajo la alfombra con la inclusión de una insulsa propuesta de Vicepresi­dencia para la Soledad Núñez, cuyo única historia resaltante en el sector público, justamente, ha sido durante la gestión presidencial de Horacio Cartes.

Es más, una de las obras habitacionales más importantes de su gestión, gestio­nada y financiada por Itaipú, el barrio San Francisco, tuvo, justamente, la acérrima oposición de varias figuras que hoy la rodean, como otro dato de incoherencia.

En contrapartida, las últimas elecciones, por el volumen de expresión democrá­tica demostrada, por la predisposición de diversos sectores incluso mucho más allá de la ANR, han dejado en claro la postura de este momento histórico de confiar en tres factores : a) la calidad y capacidad, b) lo previsible, c) lo seguro, y tales condicio­nes - sin dudas - apuntan al potencial del mejor preparado para ser el Presidente del Paraguay que nos represente y retribuya: Santiago Peña Palacios, actual postulante al cargo por el Partido Colorado, pero con altísima posibilidad de captar votos -por igual- fuera de la ANR tal como lo demues­tran todas las encuestas.

Debemos ser honestos en señalar que el país está dividido en dos hemisferios: el Paraguay que confía y que quiere subirse a una propuesta de calidad y el país que lamentablemente dejó de confiar en el sis­tema. En este orden, a la hora de generar cruces, los encuestadores encuentran con absoluta frecuencia al líder de los discon­formes, Paraguayo Cubas, por encima de Alegre en las mediciones.

Nosotros no somos un medio más entre­gado a la hipocresía de la neutralidad inconsecuente, nosotros tenemos una opi­nión y desde ese lugar es que expresamos que las condiciones manifestadas mas arriba : a) la calidad y capacidad, b) lo pre­visible, c) lo seguro, hacen que Santiago Peña sea la opción de bien para mejorar las condiciones económicas del Paraguay, evi­tando que esta nave escore hacia un vér­tigo inflacionario que nadie quiere, es la mano firme para tomar decisiones de polí­ticas públicas y hacerlo con calidad, fruto de su experiencia nacional y mundial, es la persona confiable porque supo siem­pre mostrarse equilibrado y con la serie­dad que exige la gravedad del cargo y por sobre todo nos ofrece la seguridad de un Paraguay que siga confiando en la familia, la siga sosteniendo como su núcleo fun­damental. Las muestras de su gestión al frente de la economía (período 2013/18) son evidentes al respecto de su capaci­dad para financiar líneas claves como por ejemplo la seguridad publica y hoy, nueva­mente, Peña nos ofrece la certeza de repe­tir logros incuestionables como la brigada Lince de la Policía Nacional, siendo parte de su propuesta que esta división de segu­ridad llegará a todo el Paraguay.

Perder más tiempo con la incertidum­bre de un candidato que nunca dijo cuál es su plan de gobierno, entregarse a quien siquiera supo respetar a su propio par­tido a la hora de las definiciones electora­les u optar por el Paraguay serio, capaz, feliz y respetuoso de la identidad familiar, de la fe de los ciudadanos son los hemis­ferios que estarán en juego. En manos de los paraguayos estará este año dibujar el próximo lustro de su vida como Nación, de su día a día, de su seguridad, del respeto a la familia, del trabajo y el empleo firme para prosperar, y de la capacidad de inser­tarse en un mundo civilizado en el que el fanatismo y la violencia solo han ocasio­nado daño y retroceso.

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