Jaime Zúñiga, director del Club de Ejecutivos
En una época de gran auge de todo lo relacionado a la IA, con toda una diversidad de situaciones que deberán darse tarde o temprano en un contexto de oportunidades y riesgos, he escuchado en distintas ponencias que la gran diferencia entre la IA y lo que pueda procesar el ser humano se centra en la experiencia y el criterio formado que tiene este último para evaluar alternativas y tomar decisiones.
Nos toca utilizar todo nuestro intelecto en esta etapa que está por iniciarse en menos de 1 mes, porque somos nosotros los que hemos acumulado experiencia desde los sectores en los que nos toca aportar y apostar al desarrollo. Hemos formado criterio luego de tantos discursos lindos y ejecuciones pésimas.
Ya se ha hablado y debatido bastante respecto a todo este proceso, aún vigente, de conformación del nuevo gabinete, con –a mi parecer– aciertos y desaciertos, que deberán salir a la luz en los primeros 100 días de gobierno.
Es este el momento en el que debemos utilizar más que nunca nuestro intelecto, reforzado con nuestra experiencia y criterio formado, para identificar los buenos cambios que se realicen, que, de existir cosas para cambiar, existen. Pero, asimismo, no debemos solo pedir cambios por el cambio en sí, sobre todo en contextos partidarios o de bancadas, o de un sin número de sectarismos políticos. También reclamemos por el continuismo de lo que se ha hecho bien.
Seamos criteriosos, tanto para acompañar e impulsar, este nuevo proceso que está dando señales de ser una oportunidad para los sectores que mueven la economía. Además, seamos criteriosos para no dejar pasar por alto todo aquello que nos lleve a profundizar la corrupción, el despilfarro presupuestario, y todas aquellas situaciones que vivimos y no hacen más que crear barreras al avance que todos visualizamos puede tener nuestro querido país.
Desde nuestros espacios, de manera personal, como gremios o asociaciones, debemos tomar nota de las propuestas como cualquier otro presupuesto que nos toca medir en su ejecución. Seamos consecuentes con nuestro compromiso de exigir resultados.
No deleguemos nuestra inteligencia en este tipo de realidades, no recurramos a un artilugio o a un atajo a fin de no ocupar nuestro tiempo en análisis que sí justifican parar el reloj. Seamos menos artificiales y más inteligentes, que se nos vienen encima muchas realidades que asumir, pasemos al plano de la acción crítica.
En algún debate o exposición escuché que se nos presenta una oportunidad que no debemos desaprovechar. Que todos los sectores deben apoyar y apuntalar el proceso para que un nuevo perfil de dirigentes, mucho más preparados, nos lleven por el camino del desarrollo sostenible.
En estos días ha habido señales de que aún pesa mucho el compromiso partidario, lo cual para algunos entra en el plano de la obviedad porque existen los “cargos de confianza”. Pero que esto no burle nuestra inteligencia, pongamos nuestra experiencia y sentido crítico justamente para reclamar ante compromisos incumplidos, frutos de discursos artificiales. Esto nos corresponde a nosotros, lo demás podemos preguntárselo al chat gpt.