De un 6,7% de crecimiento económico en el 2021, la región latinoamericana terminaría el presente año con un avance del 3,7%, y se proyecta para el 2023 un aumento del 1,3%. El contexto externo, con una recesión a las puertas que podría ser “larga, profunda y fea”, la recomendación es prudencia, responsabilidad y buen manejo de los recursos fiscales para cuidar a la población “vulnerable”. En nuestro caso el BCP nos presentó su escenario para el 2023 con una crecimiento del 4,5% y una inflación del 4,1%, dejando atrás el estancamiento del 0,2% y la alta inflación del 8,6% (llegó al 11,8%). El campo es el pilar fundamental del futuro movimiento económico. Pero son demasiado los factores internos y externos que pueden cambiar el curso económico. Seamos realistas. Veamos una visión: “En su informe anual Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, la Cepal del 15 de diciembre pasado, proyecta que el crecimiento regional del próximo año será una tercera parte de la tasa esperada para 2022. En un contexto de incertidumbres externas y restricciones internas, los países de América Latina y el Caribe crecerán un 3,7% en 2022, poco más de la mitad de la tasa del 6,7% registrada en 2021. Se estima que en 2023 se profundice la desaceleración del crecimiento económico y se alcance una tasa del 1,3%. De acuerdo con el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2022, dado a conocer  por el Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Manuel Salazar-Xirinachs, las respuestas de política monetaria adoptadas a nivel mundial en 2022, en un contexto de aumento en la inflación global, han provocado incrementos en la volatilidad financiera y en los niveles de aversión al riesgo y, por tanto, han inducido menores flujos de capital hacia economías emergentes, incluyendo las economías de la región. Pero la reducción que se espera en la inflación global para el 2023 tenderá a moderar los incrementos de las tasas de política monetaria de los principales bancos centrales”, añade el organismo.

Según el documento, luego del dinamismo mostrado en el primer semestre de 2022, la actividad económica de la región se ha desacelerado, reflejando, por una parte, el agotamiento del efecto rebote en la recuperación de 2021 y, por otra, los efectos de las políticas monetarias restrictivas, mayores limitaciones del gasto fiscal, menores niveles de consumo e inversión y el deterioro del contexto externo. El informe destaca que el proceso de recuperación de los mercados laborales que se ha experimentado en el primer semestre de 2022 no ha permitido eliminar las tradicionales brechas entre hombres y mujeres que exhiben indicadores como la tasa de participación laboral y la tasa de desocupación. Durante el 2022, se han observado tanto un aumento de la informalidad y como una caída en los salarios reales. En al ámbito fiscal, si bien se observa una reducción del déficit primario, los niveles de endeudamiento continúan siendo altos, por lo que cabe esperar que el espacio fiscal siga condicionando la trayectoria del gasto público. El riesgo de aumento de las tasas de interés, de depreciaciones de las monedas y el mayor riesgo soberano dificultarían el financiamiento de las operaciones de los gobiernos en 2023.

Por su parte, El Banco Central del Paraguay (BCP), en su presentación de Evaluación 2022 y Perspectivas 2023 el 14 de diciembre, anunció que la inflación durante el 2022 estaría cerrando en torno al 8,6% mientras que para el 2023 se proyecta una inflación del 4,1%. Por otro lado, se pronosticó un crecimiento del 0,2% del producto para el 2022 y un crecimiento del 4,5% para el 2023, tasa que se ubicaría entre las más elevadas de la región. El titular del BCP reafirmó que la resiliencia macroeconómica que caracteriza a Paraguay ha permitido una rápida recuperación de la actividad económica y agregó que los indicadores de corto plazo, a partir del tercer trimestre de este año, confirman este resultado. Al mismo tiempo señaló que el crecimiento económico proyectado para el 2023 estaría impulsado por el sector agrícola-ganadero y de las manufacturas agropecuarias vinculadas a estas actividades. Es decir, el campo volvería a convertirse en el “salvador”. Prendamos velas. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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