EL PODER DE LA CONCIENCIA

Antes la vida era fácil. Por ejemplo, solo había varones y mujeres; sin embargo, hoy las nuevas teorías nos quieren convencer de que existen más de 30 distintos géneros.

En cuanto al trabajo también era sencillo, puesto que existían tres tipos de personas. Estaban las que gustaban de trabajar y lo hacían con ahínco y al llegar la noche dormían plácidamente; cansadas, pero satisfechas de ganarse el pan dignamente.

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En segundo lugar estaban las que no querían trabajar, las avivadas, las que vivían a costilla de los demás que, para algunos, también era una decisión personal válida. No trabajar, obtener dinero de vez en cuando sin un salario fijo, apostando a lo que el generoso día pudiera proveer.

Ahora, la sabiduría por entonces aconsejaba que por ningún motivo había que pertenecer al tercer modelo de persona, aquella que molestaba al que quería trabajar. Nada más. Simple.

Pero en estos tiempos todo es complicado. Los sanos consejos de antaño se rindieron ante la tecnología, las nuevas filosofías y a otros modos de ver la vida, y para entender esto tenemos tres ejemplos que encontramos en apenas esta última semana. Aquí van:

Escenario 1: Hace unos días en Facebook publicaban las furiosas respuestas que la gente le daba a un delincuente que había sido sorprendido robando. Pasa que este individuo no se arrepentía de su acción, y más, con total convencimiento de que tenía derecho a delinquir explicaba que lo había hecho “por necesidad”. Ojo, no se justificaba, sino que explicaba.

O sea, él intentaba convencer a los que lo habían atrapado infraganti de que no estaba mal lo que había hecho –ni merecía castigo– porque “su necesidad” justificaba su conducta.

No sé si lo habrá dicho por miedo a la pena que le aplicaría la Justicia o porque realmente estaba convencido de lo que pregonaba. Y aunque a muchos les pueda parecer un buen actor, existen otras personas cuyo rechazo al trabajo deja a este amigo (de lo ajeno) como un novato, como en el caso del escenario 2. Pero antes de pasar al siguiente nivel, agregamos una de las respuestas que recibió nuestro descarriado personaje: “¿Robás por necesidad? ¿Y vos creés que yo trabajo por gusto?”, le replicaron.

Escenario 2: Si pensamos que el descaro del anterior protagonista es superlativo, esperen a conocer a la usuaria @asadodefasouwu, una joven tiktokera que alzó un video que rápidamente sobrepasó los 5 millones de reproducciones (con insultos incluidos en los comentarios).

Con voz llorosa y quejidos lastimeros, la chica de cabello color rosado hacía un llamado “a la solidaridad”, explicando que no haría este pedido si no fuera realmente urgente. “Necesito que alguien me mantenga porque no me gusta trabajar. Yo siento que nací para otra cosa. No sé (esto), necesita una solución, es muy difícil todo esto”, relataba la desvergonzada influencer.

La lluvia de respuestas inundó la publicación. Unos le decían que esperaban que fuera una broma porque de otro modo sería insultante, otros se quejaban de cuánto debían esforzarse en crear cuentas para promocionar su trabajo, mientras que ella se dedicaba a mendigar por las redes.

Pero lo más impactante fue que la muchacha consiguió varias propuestas... ¡para ser mantenida!

Y si creemos que estas historias son de terror, es porque todavía no llegamos al último nivel, lo más vil que se pueda imaginar.

Escenario 3: Cuentan que unos malvados padres obligan a trabajar a sus desdichados hijos. Sí, estos innombrables progenitores se valen de su influencia para hacer que sus inocentes vástagos pasen cada mes por la tesorería de la Dinatran y que con dinero del Estado cobren entre 9 y 11 millones de guaraníes sin hacer nada productivo.

A estos padres desnaturalizados no les importa que sus descendientes carezcan de formación universitaria con tal de ser empleados públicos y ni si producen algo en contraprestación por el salario recibido.

Tampoco les quita el sueño que esta aberración ética sea divulgada porque las contrataciones se realizan en forma “legal”, “por urgencia”. ¿Qué más da, si pronto dejarán de ser gobierno? Entonces, la premisa es “recaudar” todo lo que se pueda lo antes posible, puesto que se viene el invierno.

Antes la vida era sencilla, al ladrón se le llamaba ladrón. Hoy al ladrón también se le llama presidente.

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