Los niveles de endeudamiento provienen de varios escenarios. Uno de ellos podría derivar de hábitos familiares genéticos que observábamos de cerca cuando más jóvenes y que pasaron a formar parte del ADN de nuestras vidas.

Es sabido que nuestros ingresos son limitados o finitos, pero en contrapartida nuestras necesidades exceden dichos límites lo que nos llevan a endeudarnos recurriendo a un préstamo personal en alguna entidad financiera o bien abultando el límite de nuestra tarjeta de crédito.

Aspectos sensibles que los debemos controlar apuntando solamente a lo que sea realmente necesario, evitando realizar las compras compulsivas o superfluas que pongan en aprietos a nuestro presupuesto familiar.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

A veces entramos en “un círculo vicioso” que nos conducen a pensar en seguir asumiendo deudas, incluso más allá de nuestra capacidad real de repago en vez de ver alguna otra alternativa que nos puedan generar caminos más viables y con mejores retornos a través de autofinanciarnos con recursos genuinos.

¿Cuántas veces nos endeudamos sin necesidad, simplemente porque vemos que personas de nuestro entorno tienen tal o cual objeto , nos gustó y también nosotros los hacemos en forma totalmente compulsiva sin que en contrapartida exista ningún tipo de decisión racional de por medio?

Se dan casos en que terminamos de alguna manera “alquilando” un ingreso para pagar por nuestro propio techo, dado que contamos con ingresos mensuales derivados de nuestros salarios pero se trata de una decisión pensada previamente,sopesando la relación costo-beneficio de lo que podría significar pagar una cuota mensual por nuestra propia vivienda, antes que vivir eternamente en una casa alquilada para lo cual el hecho de que tengamos un ingreso relativamente estable constituye un factor determinante.

A causa de esta pandemia sanitaria que lo venimos soportando desde hace más de 15 meses, cuantas cientos de empresas se han visto obligados a “bajar sus persianas”, dejando por el camino a mucha gente desempleada, algunos ya en forma definitiva y otros en “standby” con cese temporal aguardando que la compañía en las que prestan servicios vuelva a reactivar sus actividades.

Son coyunturas que se dan y reversibles en la medida en que nuestra actividad económica a nivel país vaya de nuevo recuperando su estabilidad en forma gradual, pues se debieron a factores incontrolables y que también afectaron a otros países de la región incluso en mayor magnitud que nosotros (Ej. Argentina).

Si los ingresos que percibimos mes a mes nos muestran la consistencia necesaria, y nos damos cuenta de que estamos haciendo una buena inversión con la compra de la casa, se justifica adquirir o hacer construir el inmueble que uno desea, con lo cual todo se convertiría en una inversión y no en un gasto desbaratando las premisas de personas quienes creen que sería mejor seguir viviendo en una casa alquilada.

Una de las falencias más visibles del que muchos seguimos adoleciendo es la falta de una razonable educación financiera, lo cual se constituye muchas veces en uno de los factores determinantes que hacen que nuestros niveles de gastos excedan a nuestros ingresos que no nos permiten honrar regularmente nuestras obligaciones con terceros y entramos dentro del círculo vicioso de la morosidad y sus consecuencias indeseables.

Alejandro Dolina decía: “La ignorancia es mucho más rápida que la inteligencia. La inteligencia se detiene cada rato a examinar; la ignorancia pasa sobre los accidentes del terreno que son las naciones a gran velocidad, y jamás hay nada que le llame la atención. Así llega rápidamente a cualquier parte, especialmente a las conclusiones”.

Déjanos tus comentarios en Voiz