Por el Dr. Miguel Ángel Velázquez

Dr. Mime

¿Quién de nosotros no ha vivido la extraña (pero no menos común) sensación de que algo que le sucede o un momento que está viviendo ya lo hubo experimentado antes? Es lo que llamamos “déjà vu” (“ya visto” en francés) y aunque hay personas que piensan que se trata de un fenómeno paranormal, místico o de ciencia ficción, la realidad es que un déjà vu no es ni de cerca un hecho místico o paranormal, sino más bien algo que al menos dos tercios de la gente ha podido experimentar en su vida.

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Existen algunas posibilidades del porqué se produce este fenómeno. Por un lado, el conflicto que ocurre en nuestro cerebro durante un déjà vu encierra diferentes mecanismos, entre ellos uno cognitivo. No se conoce realmente de dónde se escapa este “falso recuerdo” que nos hace sentirnos familiar con algo que no hemos vivido, pero los investigadores teorizan que tiene algo que ver con la corteza rinal, la misma parte del cerebro que tiene un rol conocido por su participación en la formación de recuerdos a largo plazo, sin activar al hipocampo, esa parte del cerebro similar a un caballito de mar que es el que sirve para indicar cuáles recuerdos almacenar y cuáles no. Según la neurociencia, los déjà vu tienen lugar cuando las regiones frontales del cerebro están examinando nuestros recuerdos en busca de algún error en la memoria. El cerebro, al intentar resolver el conflicto entre la sensación de recordar algo y reconocer que aún no lo hemos experimentado, lo atribuye a una señal errónea de la memoria.

Otra teoría expone que este “flashback” quizá es producto de que la escena que vivamos en ese momento nos resulte muy parecida a otro momento que recordamos, aunque vagamente –no prestamos mucha atención probablemente– y por eso tenemos esa sensación de “haber vivido esto anteriormente”.

Por otro lado, una teoría con bastantes seguidores se basa en que el sistema visual del encéfalo está organizado en dos vías paralelas que procesan información complementaria a velocidades distintas. Una, la vía ventral, se encarga de identificar a las personas y objetos presentes en una escena; la otra, la vía dorsal, se ocupa de la información más estructural y dinámica. Normalmente, la información de ambas vías está perfectamente integrada en una única experiencia sensorial; el déjà vu podría ser causado por lapsos temporales en la coordinación de estas dos vías de forma que, conscientemente, podríamos pensar que estamos experimentando un suceso por segunda vez cuando en realidad nos está llegando de una fuente, la vía ventral, más lenta y ligeramente retrasada con respecto a la otra, la vía dorsal. O sea: vemos lo que vimos milésimas de segundo antes y ya almacenamos en nuestra memoria, por eso nos parece conocido.

Una teoría más y que vuelve a tener relación con la memoria es la que dice que la información que tomamos del exterior llega a nuestro sistema de memoria a largo plazo a través de un cuello de botella funcional denominado memoria a corto plazo. En raras ocasiones, esa información podría pasar simultáneamente a los dos tipos de memoria generando un retraso y la extraña sensación de que ya hemos experimentado el acontecimiento antes. En favor de esta hipótesis, los pacientes con alteraciones en estructuras implicadas en el procesamiento de memorias episódicas tienen mayor probabilidad de sufrir el fenómeno y su estimulación en el quirófano puede, de hecho, inducir un episodio de déjà vu.

El porqué existen los déjà vu no es algo casual, sino que probablemente tenga algún motivo biológico, como ser el de un posible sistema de defensa que nos ayudaría facilitando la resolución de problemas o evitando amenazas. Y su producción, independientemente de la causa exacta, implica peculiaridades en los sistemas de procesamiento, percepción y memoria que, definitivamente, nos tiene DE LA CABEZA. Buen fin de semana...!!!

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