Por Felipe Goroso S.

Columnista

Twitter: @FelipeGoroso

Está instalada la visión de que el futuro es un momento que alguna vez llegará, que es una eventualidad que tardará en suceder, en concretarse. Sin embargo, algunos estudiosos del tema hablan de que el futuro está siempre presente, una temporalidad permanente. El futuro es hoy y ahora, es más, ya está pasando mientras lee esta columna.

Es lo que puede verse en la evolución que ha tenido el servicio de transporte público en Paraguay, específicamente en el Área Metropolitana. En el gobierno anterior, con Horacio Cartes, se inició este proceso; primero fue la renovación de las unidades con buses nuevos, luego vinieron los colectivos con aire acondicionado, algunos con señal de internet para que los pasajeros puedan entretenerse mientras viajan.

La modernización del transporte público es de los pocos procesos que se iniciaron en el gobierno anterior y no se detuvo en el actual. Ese hecho, que debería ser la normalidad, es una excepción a todo lo que se ha visto hasta ahora en materia de políticas de Estado. Luego de una infinidad de veces en la que fue postergada su implementación, desde el viernes entró en vigencia el billetaje electrónico en el servicio de transporte público. Ya parecía una cuestión de ciencia ficción de tantas postergaciones que sufrió, al punto que a la población le costó creer que finalmente llegaría ese momento. En ese punto se explican algunos aspectos a mejorar en su primera jornada de puesta en práctica.

El billetaje electrónico es el futuro y ya está pasando. Un sistema que permite a la ciudadanía poder saber el horario en el que llegará su colectivo, con esto se apunta a otorgar previsibilidad y seguridad. No se tendrá la necesidad de estar aguardando en la parada más tiempo de lo previsto, expuesto a la posibilidad de ser apretado por un malhechor. Así como la gente está aprendiendo a pagar con tarjeta de débito, giros o transferencias, o comprar su cerveza favorita a través de una web y que se la lleven a su casa, aprenderá a prever su presupuesto y cargarlo en una tarjeta que le permita llegar al trabajo o visitar a un familiar. ¿Hay cosas que optimizar? Seguro que sí, pero es inadmisible dudar que este es el paso que había que dar desde hace rato.

La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, se trata de conectar, de acercar a la gente, de comprender sus necesidades y proponer soluciones que le den la oportunidad de tener una vida mejor. Y en el fondo, de eso se trata realmente el billetaje electrónico. Sin duda alguna.

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