La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) identificó más de 400 casos de una subvariente de ómicron en Gran Bretaña en los primeros diez días de enero. Si bien las subvarientes ya aparecieron anteriormente con delta y gamma, los científicos europeos vigilan esta última versión del COVID-19 debido a la rápida propagación de esta variante.

La autoridad subrayó que “todavía hay incertidumbre en torno a la importancia de los cambios en el genoma viral”, lo que requiere vigilancia ya que, paralelamente, los casos de los últimos días mostraron un fuerte aumento de la incidencia de la BA.2, especialmente en la India y en Dinamarca.

“Lo que nos ha sorprendido es la rapidez con la que esta subvariante, que ha estado circulando en gran medida en Asia, se ha impuesto en Dinamarca”, declaró a la AFP el epidemiólogo francés Antoine Flahault.

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La BA.2 aún no ha sido designada como variante preocupante, pero Flahault afirma que los países deben estar atentos a la última evolución mientras los científicos intensifican la vigilancia.

El ministro de Sanidad francés, Olivier Veran, dijo que BA.2 no parecía que fuera a suponer un cambio de juego, ya que las variantes aparecen en escena “con bastante regularidad”. Veran aseveró: “Lo que sabemos por ahora es que (BA.2) se corresponde más o menos con las características que conocemos de Ómicron”.

La variante, que fue identificada por primera vez en África austral a finales de noviembre de 2021, se ha propagado de forma fulgurante en todo el mundo. Algunos piensan que ómicron y su elevado nivel de transmisión puede reemplazar a las variantes más peligrosas y transformar la pandemia en una enfermedad endémica fácil de combatir.

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