Un hecho que se originó en Estados Unidos, al interior de una vivienda, trascendió a nivel mundial cuando uno de sus protagonistas conversó, de manera casual, con un médico y profesor de la Universidad George Mason, en Fairfax, en el estado de Virginia.

Se trata de John Hollis, un escritor estadounidense de 54 años, quien habló con el catedrático Lance Liotta sobre lo que había vivido. ¿Qué le reveló? Le contó que en abril del 2020 convivió con una persona que contrajo el virus y que enfermó gravemente. Ante ello, pensó que el sería el próximo, pero que esto no ocurrió.

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Narró que sintió mucho miedo durante dos semanas, esperando enfermarse, pero finalmente no lo hizo. Tras ello, pensó que había tenido mucha suerte de no padecerla.

Esto llamó la atención del profesor doctor y lo invitó a participar como voluntario en un estudio científico sobre el virus. Así se descubrió que Hollis sí contrajo el COVID-19, pero también que su cuerpo tenía superanticuerpos que le hacían permanentemente inmune a la enfermedad.

El virus entró al cuerpo de Hollis, pero no logró infectar sus células y hacerle enfermar. “Esta ha sido una de las experiencias más surrealistas de mi vida”, reconoció el hombre, según un material de la BBC.

Esperanza contra el COVID-19

Desde entonces, Hollis es una esperanza en la lucha contra el COVID-19, se le extrajo sangre y actualmente es estudiada para saber cómo ataca al virus. De acuerdo a las investigaciones, sus anticuerpos atacan varias partes del virus y lo eliminan rápidamente.

“Son tan potentes que Hollis es inmune incluso a las nuevas variantes del coronavirus”, dice Liotta a la BBC y explica que generalmente, cuando las personas entran en contacto con el virus por primera vez, los organismos tardan en producir anticuerpos específicos, lo que permite la propagación del virus. Esto no ocurre en el caso de Hollis.

Incluso, Liotta señala que se podría “diluir sus anticuerpos al uno por mil y seguirían matando el 99% del virus”, lo que podría ayudar a mejorar las vacunas contra la enfermedad. “Sé que no soy la única persona que tiene anticuerpos de este tipo, solo soy una de las pocas personas a quien se le han descubierto”, concluye Hollis.

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