El Premio Nacional Juvenil de Ciencias Pierre et Marie Curie cerró su etapa de postulación para la XVIII edición con más de 20 proyectos en las áreas en ciencias sociales, ciencias de la salud, ciencias naturales, ciencias química y electromecánica. Los postulantes son estudiantes de colegios del nivel medio de Asunción, Central, Canindeyú, Concepción, Itapúa, Ñeembucú y Amambay. Desde esta edición, las postulaciones se realizaron totalmente online, a través del Sistema de Postulación de Instrumento (SPI) del Conacyt. Con la aplicación de este nuevo mecanismo los estudiantes pudieron presentar sus trabajos sin salir de sus casas y pese a la situación de la pandemia se recibieron 23 trabajos.
MUESTRA
Este año el premio realizará su feria de manera virtual el 23 de octubre del 2020 y se presentarán los proyectos seleccionados, de entre los cuales se definirán a los ganadores del 1°, 2°, 3° y 4° puestos. El resultado oficial de los ganadores de esta edición se anunciará el 6 de noviembre.El jurado de la competencia estará compuesto por investigadores categorizados del Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (Pronii) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), así como por docentes y profesionales destacados en las áreas del concurso.
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Nacional dio otro gran golpe
En su estadio la Huerta, un confuso Libertad cayó por segunda vez. Cantó victoria Nacional ante el campeón del torneo Apertura, que llegó con obligaciones de buscar goles y llevarse su primera victoria en el torneo Clausura, en duelo que dio continuidad a la tercera fecha.
Pasó al revés, Nacional se impuso 1-0, suma siete puntos de nueve posibles, profundiza la crisis del Gumarelo, que no levanta cabeza y arrecian cuestionamientos hacia el equipo dirigido por el entrenador Sergio Aquino.
En el primer tiempo, lo más peligroso fue de Nacional mediante tiros de Fabián Franco, uno de tiro libre que pegó en el travesaño, otro remate suyo pasó cerca de la portería como preludio de lo que venía. El mismo Fabián Franco lanzó un largo centro y Richard Prieto definió en el segundo palo de atropellada para adelantar con su gol a Nacional.
En la etapa complementaria, Nacional siguió despierto, ganando rebotes, generando en busca del segundo gol y cuidando su zona defensiva. Las ganas no alcanzaron a Libertad, careció de claridad y los cambios no aportaron gran cosa.
Un remate de Diego Viera desviado por el arquero Santiago Rojas pudo ser el empate del Gumarelo. A poco del final, Hugo Adrián Benítez recibió una falta cerca del área del defensor albinegro Diego Viera, quien fue expulsado. En el cierre, Nacional administró el tiempo y trámite. Libertad fue mucho de lo mismo y no pudo cambiar el desenlace.
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Joven de la Chacarita se distingue a nivel internacional
Seleccionado entre casi 11.000 nominaciones y postulaciones de 148 países, hoy Fabrizio Daniel Peralta Fretes, estudiante de tecnologías digitales en el Colegio Estado de Israel en Asunción, Paraguay, se encuentra entre los 50 finalistas que podrían verse beneficiados con el premio de 100.000 dólares del programa Global Student Prize 2025.
La organización Chegg se asoció con la Fundación Varkey para lanzar en 2021 este premio hermano del Global Teacher Prize, nominado como Global Student Prize 2025, un premio anual de 100.000 dólares que se otorga a un estudiante excepcional que haya tenido un impacto significativo en el aprendizaje, la vida de sus compañeros y en la sociedad en general.
En su quinto año consecutivo, este premio se ha convertido en una plataforma poderosa para reconocer a estudiantes destacados que están transformando el mundo para mejor, abriéndoles también un abanico de oportunidades a partir de su participación.
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Fabrizio Daniel Peralta Fretes, oriundo de la Chacarita, se ha destacado por ejercer como un líder estudiantil y joven innovador, características que demostró desde muy pequeño, ya que solo con cuatro años se convirtió en el primer estudiante becado del Colegio Estado de Israel, una de las escuelas más prestigiosas del país.
Este joven estudiante se ha destacado por mantener un promedio académico perfecto y en 2024 recibió la distinción académica de la bandera nacional, que lo reconoce como el mejor estudiante de su promoción. Además, fue finalista tres veces en la Olimpíada Nacional de Matemáticas (Omapa), cofundador del equipo de robótica y subcampeón en una competencia nacional, además de ubicarse entre los cuatro mejores en un desafío de diseño de cargas útiles, organizado por la Agencia Espacial del Paraguay.
También cofundó el primer club de debate del colegio y habla seis idiomas en distintos niveles, incluidos español, inglés, portugués, guaraní, hebreo y japonés, entendiendo la importancia de conocer y manejar diversos idiomas.
Debido a estas condiciones académicas en el 2024, recibió una beca completa para participar en el programa Yale Young Global Scholars en la sesión de Innovaciones en Ciencia y Tecnología, donde se encontró con estudiantes de todo el mundo, y trabajó en un proyecto integrado de neurociencia con alumnos de China, Honduras y Estados Unidos.
Su dedicación y esfuerzo le han valido también ser beneficiario de varias becas para participar de programas internacionales, entre los que se destaca el Programa de Fondos de Oportunidad del Departamento de Estado de Estados Unidos, que brinda ayuda financiera y asesoramiento a jóvenes paraguayos destacados para postular a universidades de Estados Unidos.
Si bien cuenta con múltiples intereses y responsabilidades, Fabrizio decidió ayudar económicamente a su familia tras la crisis del covid-19, trabajando cuatro horas cada noche en un restaurante, sin dejar de liderar sus proyectos y mantener su excelencia académica.
“Actualmente me encuentro con muchas expectativas positivas, en general muy optimista, ya que al estar representando a mi país, Paraguay, en algo importante, he de decir que siento que muchos otros jóvenes y familias paraguayas me van a apoyar bastante”, indicó Fabrizio en conversación con La Nación/Nación Media.
Él mismo explicó que el procedimiento para que le sea otorgado continúa con una lista de 10 finalistas, la cual se anuncia en agosto, pero que espera ese momento con mucho entusiasmo, ya que espera llegar a la meta con el apoyo y esfuerzo que existe de por medio.
Líder positivo
A partir de su propia experiencia con el estrés y la ansiedad, Fabrizio fundó SPORTESAI, una organización sin fines de lucro que promueve la salud mental en el deporte y la vida diaria. Sus talleres ya han llegado a más de 300 jóvenes paraguayos, ofreciendo herramientas para la resiliencia y el bienestar emocional.
A través de KESHER, la sociedad de voluntariado de su escuela, lideró campañas en redes sociales, programas de tutoría académica y acciones de voluntariado cívico durante los últimos tres años, además de formar parte de la comisión directiva del Club Interact, en donde contribuye a proyectos de servicio liderados por jóvenes en todo el país.
El sueño del joven Fabrizio es estudiar ingeniería eléctrica en Estados Unidos y luego regresar a Paraguay para mejorar la infraestructura nacional y ampliar las oportunidades para jóvenes en comunidades vulnerables, convirtiéndose en un ejemplo de superación y dedicación para sus iguales.
En esta oportunidad, remarcó también su agradecimiento hacia su familia y su comunidad, ya que son su pilar fundamental para conseguir sus objetivos y seguir luchando por su excelencia, al igual que a su casa de estudios, el Colegio Estado de Israel.
“Además, quisiera agradecer a todas las personas que hicieron posible y accesible una educación para mí, ya que, en mi opinión, esa es una de las razones más importantes por las cuales yo puedo hoy decir que soy parte de los 50 mejores. En Paraguay hay mucho talento; es la falta de oportunidades y acceso a estas herramientas la que no deja que ese talento fluya”, finalizó Fabrizio.
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Clínica Placera: un libro que narra la experiencia de psicoanalizar al aire libre
El psiquiatra Agustín Barúa Caffarena hizo durante años la experiencia de conversar con pacientes en las plazas de Asunción. Volcó sus aprendizajes en “Clínica Placera, ¿nos sentamos acá?” que se presentó días atrás en la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría.
- Por Jorge Zárate
- Jorge.zarate@nacionmedia.com.py
“A mí me parece que la clínica placera aporta un permiso de explorar otras formas de trabajar en salud mental en el contexto asunceno”, entiende el autor. “En Asunción, que solemos ser tan reprimidos emocionalmente, usamos los bancos para llorar, para gritarnos y desgritarnos, para besarnos, para saber estar solos. Entonces, ahí apareció la posibilidad de usar el banco de plaza como un dispositivo de acompañamiento de salud mental”, cuenta de la génesis del inusual procedimiento.
El libro, que tuvo presentaciones en Argentina, Cuba y Paraguay, permite según la mirada del psiquiatra Agustín Barúa Caffarena “que se pueda probar nuevas cosas y se pueda dialogar con las necesidades contemporáneas. A veces creo que nos quedamos muy tiesos en el mundo profesional esperando que la gente se amolde a nosotros y no dialogando con las necesidades de nuestra sociedad. Me parece que es el gran aporte”, apunta.
Aquí su diálogo con Nacion Media:
–¿Qué sensaciones te provoca que la experiencia de la Clínica Placera llegue al libro?
–Son sensaciones complejas. Por un lado, es gratificante porque el libro a mí me satisface como producto estético, pero también como producto reflexivo y de memoria histórica. Me parece que también la tarea de estos 7 años de plaza fue bastante específica y tenía su soledad también dentro de su espacio público y colectivo.
También me da un poco de tristeza y eso lo dije cuando lo presenté en Camsat, que es una organización territorial del bañado Tacumbú, me dio tristeza y enojo.
–¿Por qué?
–Porque me recordó que yo no quería trabajar con las capas medias asuncenas inicialmente, yo quería trabajar con los sectores populares, en este caso bañadenses, ¿no? Pero el golpe de estado al gobierno de Fernando Lugo interrumpió ese proceso y al presentar el libro en el Bañado me recordó esa pérdida.
–Comenzaste en 2015 en bancos de plazas de Asunción. ¿Cuál fue el disparador de tu actividad?
–Y fue ese junio de 2012, cuando sucede el golpe, yo trabajaba desde la Universidad Nacional de Asunción y desde el Ministerio de Salud en los territorios bañadenses acompañando 15 equipos de Atención Primaria en Salud. Era mi jornada laboral plena de lunes a viernes, iba a los bañados todos los días y cuando sucedió el golpe, lo viví como un manotazo, un arrebato gigante, me impactó emocionalmente.
Me pasó que coincidió con una relación de pareja en Montevideo, donde fui y estuve 3 años haciendo diferentes cosas en un contexto de políticas públicas muy creativas: ahí sí se hicieron, por ejemplo, las leyes progresistas de identidad de género, de regularización de la marihuana y de despenalización del aborto. Y en ese contexto volví en 2015 y me dije: quiero seguir trabajando las cosas que creo…
–Te dio como un impulso esa vivencia…
–Y cuando volví, no pude entrar a mis nichos laborales habituales, habían cambiado muchas cosas así que subalquilé un consultorio. Era la primera vez que iba a hacer psiquiatría clínica privada y me morí de la angustia. Viví con mucha extrañeza las baldosas, la pared sin humedad, ese tapizado de sofá combinado con la cortina, el split. Yo venía de trabajar en los patios de las villas con chanchos, bebés, ropa secándose, goteando, en algo que llamamos Clinitaria hasta el 2012.
Me dije: “A mí me gusta conversar con la gente”, así que me vinieron a la mente los bancos de plaza que tienen una cuestión maravillosa que son espacios de intimidad pública.
–Sostenés que es posible tratar la salud mental fuera del manicomio. ¿Qué avances ves en torno a esta tendencia?
–El manicomio no es necesariamente un lugar, un “adentro”. Puede recrearse en los “afueras”, por una concepción manicomiana de la salud mental, tener una posición autoritaria, llenar de psicofármacos a la gente; ordenar internaciones compulsivas en el hospital psiquiátrico, querer imponerse a las otras profesiones, no dar como válido el saber de la gente.
Me parece importante discutir ese dentro y fuera, hay mucha manicomialidad fuera del hospital psiquiátrico. Creo que estamos muy retrasados con políticas públicas. La Ley de Salud Mental permitió avances todavía muy incipientes, creo que la mirada manicomial sigue siendo la dominante en el territorio, la salud mental se disocia de la salud y esta más aún de los derechos. Entonces si no tenemos esa politización de la salud mental, somos parte del problema, reducimos el problema a diagnósticos, psicofármacos, sin contexto, sin historia, sin derecho, sin cultura, sin territorio, sin diálogo, ¿no?
–¿Cómo ves la salud mental en el país?
–Si bien creo que hay mucha gente en el Estado que quiere hacer bien las cosas, hay una crisis institucional, los desfinanciamientos, los prebendarismos, los autoritarismos, los conservadurismos, las precarizaciones, los abandonos siguen siendo la tónica dominante en muchos campos de derechos constitucionales que no se concretan.
No hay salud mental sin salud, no hay salud sin derecho, y tenemos una crisis de derechos gigantesca en Paraguay. Nos entretenemos con los efectos, no con las causas, entonces vemos una reacción de una persona que mata a sus abuelos; el uso complicado de cocaína fumable de crack llamada chespi y su presencia en las calles; las conductas suicidas, etc. Si no tratamos las causas los efectos van a seguir.
Cuesta mucho avanzar en preguntas honestas, sobre todo en un país tan desigual y tan aterrorizador porque cuando uno comienza a preguntarse estas cosas necesariamente necesita valor. No podemos construir ese argumentar sin un cierto coraje para conversar las cosas que estamos evitando como sociedad.
SOBRE EL AUTOR
Agustín Barúa Caffarena (1971) es médico por la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Psiquiatra de Atención Primaria de Salud por el Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana y tiene una maestría en Antropología Social por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.
Terapeuta. Psicodramatista por GRUPA (Grupo Psicodrama Asunción). Certificado en Prácticas Colaborativas y Dialógicas por el Houston Galveston Institute y The Taos Institute.
Investigador en Salud Mental Comunitaria por la Universidad Nacional de Pilar.
Autor de los libros “Clinitaria: andando, de a chiquito, con la gente. Acompañamientos clínicos en salud mental desde sensibilidades comunitarias” (2011), “Ejedesencuadrá: del encierro hacia el vy’a. Transgresiones para una salud mental sin manicomios” (2020) y “¿Nos sentamos acá? Clínica placera” (2025)
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No se debe premiar por buenas calificaciones, pero sí elogiar el esfuerzo, afirma psicóloga
Esta semana, en todas las instituciones educativas del país estuvieron entregando las libretas de calificaciones, muchos chicos brillaron con sus notas perfectas y otros resaltaron por el esfuerzo de poder aprobar las materias. Profesionales afirman que no se debe premiar la buenas notas, pero no está por demás elogiar el esfuerzo.
Los estados de las redes sociales se coparon de fotos de los boletines de calificaciones, padres y madres compartieron sin dudar la excelencia de sus hijos, pero surgió la interrogante ¿Debería premiar la perfección en las notas?
Para la psicóloga Priscila Zacarías Sarubbi, es muy importante tener en cuenta que todos los chicos tienen diferentes formas de aprender y que cada uno es único. Ahora, con las entregas de calificaciones es muy importante validar lo que sienten los padres sin desmeritar el esfuerzo.
“Si hay algo que presumir seria mas bien las ganas, esmero y tenacidad de los chicos por seguir avanzando. Acompañando amorosamente el proceso, mostrando real interés en la manera que nuestros niños y niñas aprenden. Elogiando sus esfuerzo y logros”, resaltó en entrevista con La Nación/Nación Media.
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Necesidad de validación
La profesional aseguró que se debe resaltar que existe una necesidad de validación por parte de los padres que comparten las las notas de sus hijos, pero que no es motivo para desmeritar el esfuerzo que hizo ese niño excelente.
“Acá lo importante a resaltar es la necesidad de validación que sienten los padres que presumen las notas de sus hijos, sin desmeritar el esfuerzo y la dedicación de los alumnos y su calificación. Pero para los padres con un chico que tiene dificultades de aprendizaje una nota que no sea precisamente un 5 se siente como si lo fuera”, aclaró.
Un esfuerzo en equipo
Zacarias resaltó que cada calificación es fruto de un tremendo sacrificio de todo un equipo, ya sea mamá, papá y docentes. “Muchas veces puede un 3 tener sabor a un 5. Y no me malinterpreten no es fomentar bajas notas, sino persistir por mejorar paso a paso”.
Agregó que todos los chicos tienen diferentes maneras de aprender y cada uno es único en la forma de estudiar y esto lo respalda la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. “Solo uno y la familia sabe lo que vive día a día en el colegio y la casa”, refirió.
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No dar paso a la comparación
Priscila destacó que comparar las calificaciones afecta a los chicos en el autoestima e influye en cómo los alumnos pueden percibir su rendimiento, diciendo: “si saco un 5 soy el mejor”. Por otro lado, una etiqueta para el estudiante que no saca una nota excelente generando ansiedad escolar y sentimientos de inferioridad.
“Las notas no definen quienes somos. Lo importantes es aprender y llevarlo a la práctica. Tener en cuenta que esto también refuerza dos lados un autoestima basada en sacar excelentes notas y estudiar no por un interés genuino sino por recibir aprobación”, aclaró. .
Evitar reacciones impulsivas
“El impacto de los padres en la vida de sus hijos es altamente significativa”, dijo la profesional y aclaró que el aprendizaje también involucra el área emocional, por lo que es importante hacer un trabajo colaborativo entre la casa y la escuela para ayudar al estudiante.
“Por ello deben evitar reacciones impulsivas, generando un entorno seguro de amor y empatía. Hablando con los chicos para conocer en donde se encuentran las áreas a trabajar y reforzar. Buscando soluciones y estrategias para lograr los objetivos en la siguiente etapa”, manifestó.
Para reforzar la seguridad de los chicos se debe acompañar amorosamente el proceso, mostrando real interés en la manera que los niños y niñas aprenden, elogiando sus esfuerzo y logros. “Como padres debemos fijarnos metas realistas y perseverar en lograrlas. Creyendo siempre que con dedicación y esmero lo puedes hacer posible”, concluyó.
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