Beijing, China | AFP

No había hablado a nadie de su reciente viaje a Wuhan, ciudad donde brotó el nuevo coronavirus, pero eso no impidió que la policía llamara a su puerta en plena noche para controlar si tenía fiebre. China está usando todas las tecnologías a su alcance e informaciones personales para intentar contener la epidemia.

El episodio fue descrito en un artículo publicado en internet por las autoridades de Nankin, capital de la provincia de Jiangsu. El hombre había viajado a Wuhan y luego se había impuesto a sí mismo una cuarentena por precaución, sin hablar con nadie. Pero los dirigentes lo identificaron buscando bases de datos de viajeros.

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Para contener el nuevo coronavirus, que ya infectó a más de 40.000 personas, China utiliza un arsenal que le es familiar: el análisis de datos a gran escala y el despliegue de todas las tecnologías de inteligencia artificial.

Las aplicaciones en línea permiten a viajeros chinos comprobar si han tomado el mismo vuelo o avión que una persona sospechosa de estar infectada o enferma, haciendo uso de listas publicadas por la prensa estatal. En Pekín, un jefe de barrio encargado de un complejo residencial con 2.400 apartamentos explicó que datos de vuelos y trenes permitían vigilar movimientos recientes de cada residente.

“Utilicen los datos para vigilar, identificar casos prioritarios y prever eficazmente la evolución de la epidemia en tiempo real”, ordenó el martes la Comisión Nacional de Salud a los gobiernos locales. “Es necesario reforzar el intercambio de información entre la seguridad pública, los transportes y las demás administraciones”, advirtió.

FIEBRE TECNOLÓGICA

El objetivo es, ante todo, identificar a las personas que sufren de fiebre, síntoma habitual de la contaminación por coronavirus. En todas partes, los guardias de barrio o de edificios controlan a los visitantes con un termómetro.

Los servicios de transporte público, por su parte, ponen a prueba sistemas avanzados para detectar en la multitud a los pasajeros con una temperatura anormal, utilizando cámaras térmicas y programas informáticos “inteligentes”.

En Pekín, un sistema desarrollado por el gigante chino de Internet Baidu controla a los pasajeros de la estación de tren Qinghe mediante tecnologías de reconocimiento facial y sensores infrarrojos, fotografiando automáticamente cada rostro.


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