San Pablo, Brasil. AFP.

Manchas de petróleo de origen desconocido se esparcen desde hace casi 2 meses a lo largo de más de 2.000 km del litoral noreste de Brasil, sin que nadie sepa cómo detener el flujo ni cuáles serán sus impactos ecológicos, sanitarios y económicos.

“Es desolador, desesperante, especialmente cuando uno conoce el área y sabe que el impacto será enorme. Es muy duro no poder proteger los manglares y los estuarios”, dice a la AFP la oceanógrafa Mariana Thevenin. La científica comenzó a ver las manchas a mediados de octubre en Salvador (estado de Bahía) y fundó con amigos el grupo “Guardianes de la costa”, que ha movilizado a centenas de personas para limpiar los balnearios.

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Miles de voluntarios han tenido la misma iniciativa, muchos con sus propias manos. En Carneiros, considerada una de las playas más hermosas de Brasil, Lula Terra, actor y propietario de una posada, encontró petróleo hace una semana. “Vi la playa y comencé a llorar”, cuenta. La Marina informó que ya se han recogido más de mil toneladas de crudo.

Imágenes de personas colectando petróleo en la arena o el mar, desbordadas por las olas, han circulado en las redes brasileñas, aunque sin causar el mismo impacto que incendios en la Amazonía semanas atrás. Pero la gravedad de la situación no es menor, opinan especialistas. “Es una situación muy crítica”, dice Anna Carolina Lobo, gerente del programa marino del Fondo Mundial para la Naturaleza-Brasil.

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