Las lluvias sobre la región del este boliviano, donde ardieron durante semanas unas 3.800 hectáreas de bosques y pastizales, comenzaron a aplacar el fuego y las autoridades ya elaboran un plan de reforestación, informaron el martes funcionarios locales.

En la Chiquitanía y el Pantanal, las regiones más azotadas por los incendios que se exacerbaron desde el mes de agosto, las lluvias y la acción de aeronaves cisternas y brigadas de bomberos forestales han logrado extinguir casi por completo los focos ígneos.

Los fuegos comenzaron a ceder con las lluvias que caen desde la tarde del lunes. "Se tiene pronósticos de más lluvias en la Chiquitanía y estimamos que los incendios seguirán reduciéndose", dijo Enrique Bruno, director del Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COE) de la gobernación de Santa Cruz.

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“En este momento estamos con el dato al primero de octubre con 444 focos de calor, considerando que el 17 de agosto fue el punto más alto con 8.461 focos”, apuntó el general Williams Kaliman, comandante de las Fuerzas Armadas, y miembro de un COE nacional.

De continuar las lluvias hasta el domingo, como vaticinó el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), es posible que los incendios queden plenamente extinguidos.

Ante esa circunstancia, las Fuerzas Armadas han diseñado “un ‘Plan Paraíso’ que será la reforestación de las zonas afectadas por el fuego”, adelantó Kaliman.

Para la atención del siniestro y la recuperación del área, tenemos un “plan nacional de emergencia con un presupuesto de más de 220 millones de bolivianos”, lo que equivale a unos 31,6 millones de dólares, según Óscar Cabrera, viceministro de Defensa Civil.

Al momento, hay “4.462 familias (afectadas) en toda la Chiquitanía y son 10 municipios que tienen su declaratoria de emergencia, en algunos casos de desastre”, agregó Óscar Cabrera.

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