Rosignano Solvay, Italia | AFP
“Me gusta estar aquí aunque sea inquietante”, confiesa una pareja de ancianos bajo el sol deslumbrante de la playa blanca con aguas azules de Rosignano Solvay, en Toscana, una confesión que abre muchos interrogantes sobre los desechos que arroja una vecina planta química.
¿Mercurio? ¿Enfermedades? ¿Materiales pesados? ¿Caliza y yeso? Las preguntas rondan.
La encantadora playa blanca, de 4 km de extensión, sorprende por su color caribeño, poco común en Europa. Está localizada al noroeste de Italia, sobre el mar Tirreno, en una de las regiones más bellas de la península.
“La descubrí con Google Map, me explicaron que no es peligrosa. Que el color es por la planta de soda cercana y quise venir con toda la familia a conocerla”, cuenta el turista holandés Lieuya, quien pasa sus vacaciones de verano desde hace dos años en Italia. Con anteojos oscuros y expresión feliz los turistas caminan entre los granos de arena muy fina sin saber las razones por las que es tan blanca, completamente diferente a la de la vecina playa de Monte alla Rena.
“Cada vez que vengo me digo que si han autorizado hacer el baño las autoridades locales, regionales y nacionales, pues hay que creerles que las aguas son sanas”, confiesa la siciliana maestra Marina.
En efecto un cartel expuesto a la entrada de la playa certifica que el estado del agua es “excelente”, segura para nadar y bañarse, según ARPAT, la agencia regional para la protección del medio ambiente de Toscana.
A pocos metros, frente a un canal también de aguas azules, un cartel advierte que está prohibido bañarse. Un pedido que un grupo de niños desobedece divertido, dejándose llevar varios metros por la corriente.
Como todos los veranos desde hace décadas, el tramo llamado “Spiagge Bianche” (Playas Blancas), figura entre los atractivos de la zona, que desde hace más de un siglo depende económicamente y gira alrededor de la fábrica de Solvay, fundada por el industrial belga Ernest Solvay en 1912 y hoy en día una próspera multinacional en el sector químico, presente en 61 países y que emplea 24.500 personas.
LA “MAMMA” SOLVAY
“Solvay ha sido como una madre para esta zona de Toscana. La llamaban ‘la mamma’, la madre, tanto que la localidad lleva su nombre, además garantizaba el bienestar, fundó la escuela, una clínica, el teatro.