Washington, Estados Unidos | AFP

Cuando otros huyen despavoridos, ellos afrontan el peli­gro. Son la brigada antien­jambres, la primera y única defensa en Washington con­tra el aumento del número de abejas en la ciudad, atri­buido en parte a los apicul­tores urbanos.

Ecologistas están preocupa­dos por el futuro de las abe­jas, un insecto que poliniza el 70% de los 100 principales cultivos de consumo humano y cuya población está redu­ciéndose significativamente en todo el mundo.

Pero, debido al creciente movimiento de apicultores urbanos, Washington está lidiando con el problema opuesto.

“Un enjambre de abejas se parece realmente a un acon­tecimiento bíblico”, dice Del Voss, de 53 años, uno de los 100 apicultores afi­cionados de la capital esta­dounidense. “Puede ser realmente aterrador”. En 1947, había cerca de 6 millo­nes de colmenas de abejas en EEUU, pero 60 años des­pués el número había caído a 2,4 millones por culpa de los pesticidas, la destruc­ción de su hábitat y otras amenazas causadas por los humanos y por especies parásitas.

Los apicultores han lide­rado el combate por su pre­servación, pero el traslado de poblaciones de abejas desde el campo hasta las ciudades ha convertido los enjam­bres en un preocupante pro­blema urbano. Las colme­nas albergan hasta 70.000 abejas. Pero las comunida­des con buena salud pueden crecer demasiado, obligando a la mitad de sus ejemplares a formar un enjambre y salir en busca de un lugar donde construir otra colmena.

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