• Por Isabel Acosta Colmán, MD, PhD
  • Asesora de la APIMEDIC

Las enfermedades autoinmunes son enfermedades crónicas, sistémicas que pueden afectar a individuos de ambos sexos y de todas las edades. La causa exacta de estas enfermedades no se conoce completamente, por un lado existe una influencia genética que no podemos cambiar y por otro los factores ambientales y relacionados al estilo de vida y a la dieta que en cierta forma podemos controlar. Se sabe que una dieta poco saludable conduce a una microbiota intestinal en disbiosis o desequilibrio, que puede afectar a personas genéticamente predispuestas a desarrollar este tipo de enfermedades.

El intestino humano alberga diversos y abundantes microorganismos que nos benefician al ser reconocidos por el sistema inmune, preparándolo para la defensa contra los patógenos oportunistas. Este conjunto de billones de microorganismos se conoce como microbiota. En los últimos años existe un aumento de evidencia que sugiere que la microbiota del huésped y el sistema inmune interactúan para mantener la homeostasis tisular en individuos sanos y que la disbiosis intestinal, está asociada con enfermedades, como el cáncer y las de origen autoinmune.

Hoy en día gracias a las herramientas disponibles derivadas de la biología molecular, es posible estudiar con detalle la microbiota de un individuo. En las enfermedades autoinmunes existe un trastorno en el que el sistema inmune reconoce moléculas propias como extrañas, un proceso en el que los microorganismos pueden tener una influencia directa o indirecta.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Esta interacción entre el sistema inmune y la microbiota es un campo emergente de gran interés para grupos dedicados al tratamiento y seguimiento de pacientes con enfermedades autoinmunes, entre las que podemos citar a la enfermedad de Crohn, la celiaquía, la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico entre otras. Este tipo de enfermedades está siendo diagnosticado con mayor frecuencia debido entre otras causas a una disbiosis de la microbiota secundaria principalmente al cambio radical del estilo de vida, de la dieta y al uso indiscriminado de antibióticos en las últimas décadas.

Es común escuchar en los consultorios y en otros ambientes: “somos lo que comemos”, y en cierta forma en los últimos años los estudios de investigación están respaldando esto, sobre todo con la evidencia disponible de que las bacterias que habitan nuestro tracto intestinal crecen de manera diferente según la dieta del individuo.

Esto es muy importante, considerando que no podemos cambiar nuestra genética, pero sí podemos influir en nuestro estilo de vida y ayudar a prevenir diferentes tipos de enfermedades. Está recomendado por diversos grupos de investigación en el área que toda dieta debe ser rica en frutas, verduras y fibras, con un bajo consumo de grasas y azúcares. Este consejo podría darse a cualquier individuo, pero especialmente es importante para familiares y pacientes con enfermedades autoinmunes.

Déjanos tus comentarios en Voiz