Malula, Siria. AFP
Encorvado sobre un libro, George Zaarur descifra con una lupa unos escritos en arameo. Es uno de los pocos especialistas sirios en el idioma de Jesús, que está empezando a desaparecer del uso diario en su pueblo: Malula. “El arameo está en peligro”, lamenta este profesor de 62 años. “Si sigue así, la lengua desaparecerá en cinco o diez años”, añade este hombre de cabello canoso y cara surcada de arrugas.
En la pequeña tienda en la que vende figuras religiosas, crucifijos y productos del hogar, guarda obras y enciclopedias en arameo. Se pasa los días estudiándolas y traduciendo este idioma semítico antiguo, del que hay rastro escrito del siglo X antes de Cristo.
Actualmente “el 80% de los habitantes de Malula no habla arameo y el 20% restante tiene más de 60 años”, comenta el experto.
Malula es un símbolo de la presencia cristiana en la región de Damasco. Está poblada por miles de habitantes en un flanco escarpado de las montañas rocosas de Qalamun, a unos 60 km al norte de la capital siria.
Antes era paso obligado de turistas y peregrinos, que disfrutaban escuchando hablar arameo en sus calles y visitando edificios religiosos. En el 2011 la guerra lo cambió todo.
Rebeldes y yihadistas vinculados a Al Qaeda se apoderaron de ella a finales del 2013. Secuestraron a 13 monjas (que liberaron al cabo de tres meses) y en abril del 2014 pasó bajo control de las fuerzas progubernamentales. Sus más de 6.000 habitantes se han ido durante la guerra y solo han vuelto 2.000. Los otros se han refugiado en Damasco y alrededores o han huido al extranjero.
En Turquía y en el norte de Irak se hablan dialectos del arameo, afirma el experto francés Jean-Baptiste Yon, según el cual “los habitantes de Mesopotamia, Siria, Judea y Palestina usaban” este idioma.