Beijing, China | AFP

La calidad del aire en China mejoró sensiblemente en el 2018, en la estela del año anterior, anunció este lunes el ministerio chino de Medio Ambiente, que lo atribuyó a una campaña gubernamental contra la polución y la desaceleración económica.

Las ciudades chinas están a menudo envueltas en una niebla grisácea y tóxica, el lado oscuro del crecimiento desenfrenado del país, que sin embargo permitió a millones de personas salir de la pobreza.

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El milagro económico de las últimas décadas se basó en gran parte en una importante producción de acero, carbón y cemento, tres sectores sumamente contaminantes.

Pero en el 2018 el nivel promedio de partículas de 2,5 micrómetros de diámetro (PM 2,5) –muy peligrosas porque penetran en pulmones– en 338 ciudades estudiadas se estableció en 39 microgramos por metro cúbico, esto supone una reducción interanual del 9,3%.

La concentración de esas partículas nocivas ya se redujo en el 2017, pero en menor proporción (-6,5%). El gobierno prosigue su lucha contra la contaminación, aunque el país enfrente una desaceleración económica, porque no es cuestión “de sacrificar el medioambiente por el crecimiento”, dijo Li Ganjie, ministro de Medio Ambiente.

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