Varsovia, Polonia. AFP.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Wojciech Narebski y otros soldados de la 22ª compañía polaca de artillería tenían que transportar unas pesadas cajas de municiones. Afortunadamente, uno de ellos, el cabo Wojtek, era muy fuerte... pues era un oso pardo de Siria. “Cuando vio que nos costaba levantar las cajas, nos quiso ayudar. Se acercó a nosotros, agarró una caja y la llevó al camión”, cuenta a la AFP Narebski, de 93 años.
“Por supuesto, recibió su recompensa: miel y mermelada, sus dulces preferidos”, recuerda este veterano, que pasó dos años y medio con el amistoso plantígrado, que para él era “como un hermano”. Al oso Wojtek, de 1,80 m y 220 kilos, también le gustaba beber cerveza y fumar (o, más bien, comer) cigarrillos, darse duchas, hacer mimos a su amo y luchar de forma amistosa contra otros soldados. Cuando su adversario perdía, le lamía la cara a modo de disculpa.
Ahora, una película de animación recreará la increíble historia de este oso huérfano recogido en Irán por el ejército de Anders. Convertido en su mascota, acompañó a los soldados salidos de la URSS en su periplo a través de Irak, Siria, Palestina, Egipto, Italia y Escocia. Está previsto que la coproducción polaco-británica “A Bear Named Wojtek” (“Un oso llamado Wojtek”) llegue a las salas en el 2020, con motivo del 75º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. El productor británico Iain Harvey fue escéptico cuando el director de cine de animación escocés Iain Gardner le presentó el proyecto. “La verdad, al principio pensé que el tipo había bebido demasiado whisky”, recuerda el productor. Pero después comprendió que, “por una vez, es la realidad la que es mágica”.