París, Francia AFP

Un hombre con las dos piernas paralizadas por un accidente logró caminar en Estados Unidos gracias al implante de un electrodo, reveló un artículo publicado en la revista Nature Medicine.

El joven, que se quedó parapléjico a raíz de un accidente de motonieve que dañó su médula espinal en la mitad de la espalda, no podía ni moverse ni sentir por debajo de la lesión.

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En el marco de este estudio que comenzó en EL 2016, tres años después del infortunio, los cirujanos de la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota) le instalaron un implante con un electrodo en el espacio peridural por debajo de la zona afectada de su columna vertebral. Este electrodo, unido a un estimulador implantado en la región abdominal, tenía una conexión inalámbrica con un mando externo.

El hombre, que hoy tiene 29 años, tuvo sesiones combinadas de estimulación eléctrica y ejercicios físicos durante 43 semanas. Al cabo de solo dos semanas, bajo estimulación eléctrica podía levantarse y dar unos pasos sostenido por un arnés.

Durante 113 sesiones de entrenamiento repartidas en un año, los científicos de la Clínica Mayo y de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ajustaron los ejercicios para ofrecer la mayor independencia al paciente.

De este modo, el joven parapléjico logró caminar sin harnés, apoyándose a un andador o aferrándose a unas barras sobre una cinta rodante.

En total, en un año, logró recorrer 102 metros, es decir el equivalente a la longitud de un campo de fútbol, precisa el estudio dirigido por los doctores Kristin Zhao y Kendall Lee.

Funciones perdidas

“Es la primera vez que se puede poner en práctica en un hombre con la parte inferior del cuerpo totalmente paralizada un proceso de desplazamiento en cinta rodante o con andador”, explicó a la AFP la doctora Zhao.

En anteriores experimentos, parapléjicos voluntarios habían sido capaces de mover las caderas, los tobillos o los dedos de los pies bajo estimulación eléctrica, pero no de andar. Este trabajo refuerza, con otros anteriores, la idea de que “algunas funciones que se creían definitivamente perdidas” podrían reactivarse gracias a las nuevas tecnologías.

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