Reserva Mamirauá, Brasil. AFP.

Un ruido ronco des­pierta a los visitantes de la casa flotante, base y residencia de los cien­tíficos del Instituto Mami­rauá y de WWF-Brasil en la Reserva de Desarrollo Soste­nible Mamirauá, sobre el río Jarauá, a 500 km de Manaos, la capital del estado brasileño de Amazonas. Es época de aguas altas, que desbordan los lechos de los ríos y se derraman por la selva. Las aldeas están inun­dadas y el vecino más cercano es un yacaré llamado Domini­que, decidido a pasar el día en el fondo de la casa.

“¡Calma! Es solo la respira­ción de los delfines de río. Da miedo en medio de la noche, ¿verdad?”, pregunta al tiempo que explica André Coelho, un biólogo de Mato Grosso, a unos 2.000 km del lugar, que ya per­dió la cuenta de las veces que hizo el viaje.

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Al día siguiente, los científi­cos se dividen en dos embar­caciones que avanzan lenta­mente por un paisaje infinito de agua y árboles. Los que van en una de ellas observan aten­tamente la superficie; desde la otra, dos biólogos manejan un dron, el nuevo aliado de las investigaciones sobre los delfi­nes rosados (Inia geoffrensis). Un reportero de la AFP acom­pañó a fines de junio esta expe­dición, la última del proyecto EcoDrones, que monitorea las poblaciones de delfines de río. En la reserva, son de dos fami­lias: delfines rosados y tucuxi (Sotalia fluviatilis).

“Tenemos que entender sus comportamientos y hábitos para proponer políticas públi­cas de preservación”, dice Mar­celo Oliveira, conservacionista de WWF-Brasil. La expedi­ción busca comparar los datos obtenidos por la observación directa con los registros de los drones.

Los drones “son una herra­mienta que va a reducir los cos­tos y los plazos de las investiga­ciones”, asegura la oceanógrafa Miriam Marmontel, del Insti­tuto Mamirauá.

En esta expedición se experi­mentó una nueva tecnología, con cámaras térmicas que captan el calor para trabajar hasta bien entrada la noche. Con esos instrumentos “pode­mos observar a los animales en momentos en que hasta ahora resultaba imposible”, dice Marcelo Oliveira.

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