Los Ángeles, Estados Unidos. AFP.

Cercana, grande y "de sangre": un eclipse lunar total par­ticularmente raro por su tamaño ofreció este miérco­les un espectáculo celestial visto por miles de personas de punta a punta del planeta. A diferencia de los eclipses solares, las gafas de protec­ción no son necesarias para ver el fenómeno y los aman­tes de la astronomía pudieron disfrutarlo a ojo descubierto.

En California, miles de per­sonas observaron durante la noche la llamada "superluna azul de sangre", que desapa­reció, privada de rayos de sol, y volvió a emerger teñida de rojo. De ahí su nombre. Tam­bién se le llama "azul" no por el color, sino porque se trata de la segunda luna llena en un mes, un fenómeno que solo sucede en promedio cada dos años y medio.

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Algunas perso­nas esperaron más de cinco horas con la esperanza de encontrar un buen lugar en el observatorio Griffith de Los Ángeles, que abrió sus puertas a las 3:30 locales para recibir a unos 2.000 espectadores. El eclipse comenzó a las 3:45 locales (11:45 GMT), cuando una sombra negra comenzó a cubrir la Luna blanca. Una hora más tarde quedó com­pletamente tapada y después empezó a reaparecer con un tono cobrizo en su superficie.

La Luna se volvió de color rojizo cuando pasó a través de la sombra de la Tierra durante un eclipse lunar visto en India, ayer miércoles 31 de enero del 2018.

El espectáculo fue obser­vable en parte de América del Norte, Rusia, Asia y el océano Pacífico. En cambio, la mayor parte de Europa, América del Sur y África no pudieron seguirlo debido a la luz del Sol. En América del Norte, en Alaska o Hawái, el eclipse fue visible antes del alba. En Oriente Medio, Asia, Rusia Oriental, Australia y N. Zelanda, el eclipse ocurrió al salir la Luna.

En varias escuelas de Filipi­nas, donde están refugiadas algunas de las 90.000 per­sonas obligadas a abando­nar sus casas por la erupción del volcán Mayón, se vivie­ron en cambio momentos de mucha emoción. El eclipse lunar fue visto sobre el crá­ter que expulsaba lava, un doble espectáculo irrepeti­ble que creó una mezcla de sentimientos entre admira­ción y temor.

La NASA aprovechó este fenómeno para medir el efecto de la caída de la tem­peratura durante la hora y 16 minutos que duró el eclipse, a través de sus telescopios e instrumentos en la sonda espacial Reconnaissance Orbiter, que explora la Luna.

Millones de personas disfrutaron ayer del “eclipse total de la superluna azul”, un fenómeno visible principalmente desde Norteamérica, Asia y Oceanía. El próximo fenómeno similar está previsto el 31 de enero del 2037.

REGALO RARO: EL SATÉLITE SE TIÑÓ DE ROJO

El satélite de la Tierra se tiñó de rojo debido a un fenómeno lumi­noso: los rayos del sol que atraviesan la atmósfera se "difunden", excepto los rojos, que son desviados por la atmósfera iluminando la superficie lunar.

"El color rojo apareciendo durante el eclipse lunar es muy particular, es un regalo raro poder observar una luna de sangre", dijo Brian Rachford, profesor asociado de Física en la universidad estadounidense de Embry-Riddle Aeronautical. El eclipse fue especialmente esperado porque la Luna presentó "tres especificidades a la vez", confirmó el Observatorio de París en su página web: no es solo "azul" y "de sangre", también es "súper", porque el astro estuvo este miércoles muy cerca de la Tierra.

El eclipse ocurrió 27 horas después de que la Luna alcanzara su punto orbital más cercano a nuestro planeta, llamado perigeo. Por lo tanto, se vio un poco más grande que de costumbre (7%).

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