La aparición de la soberana, de 95 años, envía otra señal tranquilizadora sobre su estado de salud, en un momento complicado para la monarquía británica. La reina Isabel II mantuvo el miércoles su primera audiencia en persona desde que hace ocho días se reunió con su heredero, el príncipe Carlos, quien posteriormente dio positivo al COVID-19, anunció el Palacio de Buckingham.

Su tercer hijo, el príncipe Andrés, alcanzó el martes un acuerdo financiero para poner fin a una denuncia en Estados Unidos por agresión sexual a menor y el miércoles Scotland Yard anunció haber abierto una investigación relacionada con la fundación del príncipe Carlos.

Isabel II recibió a mediodía al general de división Eldon Millar, encargado del enlace entre la reina y las fuerzas armadas, y a su predecesor, el contralmirante James Macleod, en el Castillo de Windsor, residencia de la monarca situada unos 40 kilómetros al oeste de Londres.

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Su servicio de prensa divulgó una foto de la reina sonriente, con un vestido estampado y llevando un bastón. El martes se había entrevistado por videoconferencia a los nuevos embajadores de España, José Pascual Marco Martínez, y Estonia, Viljar Lubi.

El príncipe de Gales, heredero al trono de 73 años, dio positivo por segunda vez al COVID-19 el pasado jueves, dos días después de reunirse con su madre en Windsor. Su esposa Camila dio positivo también poco después y la pareja ha estado en cuarentena desde entonces, según su servicio de prensa. Fuente reales dijeron entonces que Isabel II no tenía síntomas, pero no precisaron si se realizó una prueba de coronavirus.

Investigan fundación del príncipe

La policía de Londres anunció el miércoles que abrió una investigación sobre las presuntas donaciones a la fundación del príncipe Carlos, heredero al trono británico, supuestamente a cambio de títulos honoríficos. “Esta decisión es consecuencia del análisis de una carta de septiembre de 2021. Está relacionado con informaciones de prensa sobre supuestas ofertas de ayuda para garantizar honores y la ciudadanía (británica) para un ciudadano saudita”, explicó Scotland Yard en un comunicado precisando que nadie fue detenido.

Los investigadores se pusieron en contacto con “personas sospechosas de tener información relevante” y con la Fundación del Príncipe, que “proporcionó una serie de documentos”. Este escándalo, que salió a la luz el año pasado, había salpicado al heredero al trono.

Se sospecha que su antiguo ayudante de cámara, Michael Fawcett, utilizó sus influencias para ayudar al empresario saudita Mahfouz Marei Mubarak bin Mahfouz, generoso donante de organizaciones benéficas vinculadas a la monarquía británica, a obtener una condecoración.

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Según el diario Sunday Times, Mahfouz, de 51 años, fue nombrado Comandante del Imperio Británico por el príncipe Carlos en una ceremonia privada en el Palacio de Buckingham en noviembre de 2016, un evento que no fue publicado en la lista oficial de compromisos reales.

Recibir esta distinción sirvió para respaldar la solicitud de ciudadanía británica del saudita, según el periódico. Mahfouz, que niega haber cometido ninguna falta, habría aportado grandes sumas de dinero a proyectos de restauración. Fawcett dimitió en noviembre de 2021.

Por otra parte, la prensa reveló que la fundación del príncipe Carlos había aceptado cientos de miles de euros de un donante ruso, lo que llevó a una investigación por parte del organismo independiente que regula las organizaciones benéficas en Escocia. El presidente de la fundación, Douglas Connell, dimitió, pero negó haber cometido ninguna infracción.

Fuente: AFP.

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