Lo que diferencia a las pesadillas de otros tipos de sueños es que son bastantes desagradables, sin embargo, pueden tener un propósito más allá de simplemente interrumpir el descanso reparador.
Las pesadillas son una manifestación de dolor emocional, trauma o estrés que el cerebro no tuvo la oportunidad de procesar adecuadamente, según el científico Jesse Lyon. Otros investigadores las describen como resultado de la integración de la memoria y los procesos de regulación del estado de ánimo en el cerebro.
Menciona que la fiebre, abstinencia de alcohol y ciertos medicamentos son también algunos factores que contribuyen a la frecuencia e intensidad. Durante la pandemia Covid-19 muchas personas experimentaron pesadillas apocalípticas, sobre esto Lyon explica que si bien los sueños son solo imágenes en la mente, una persona interactúa con ellas a través de sus emociones.
Es decir, que como el coronavirus estaba relacionado con la muerte, las personas en sus pesadillas experimentaban miedo, preocupación y tristeza. Existe un debate entre los investigadores sobre si las pesadillas son una función de adaptación emocional o simplemente representan una falla en la capacidad de procesamiento del cerebro.
Las pesadillas son una oportunidad
Para Lyon, como está comprobado que el estrés emocional y el trauma desencadenan pesadillas, considera que son una herramienta de diagnóstico importante. Y es que cuando sueñas tu cerebro está creando nuevas redes neuronales y profundizando las existentes para ayudar con la organización de la memoria y el procesamiento emocional, lo que se traduce en crecimiento y curación.
Sobre este punto, el científico confirma que existe una investigación que muestra que cuando usas los sueños y los conectas con tu vida de vigilia en terapia, son increíblemente transformador y positivo para la salud mental. Y agrega: “una vez que aprendemos a no tener miedo de nuestra mente, la curación no se queda atrás”.
En otras palabras, indica que las pesadillas frecuentes son un síntoma que, al igual que cualquier manifestación física de dolor, merece su atención. Así que, si has estado dando vueltas debido a algunos acontecimientos de tu vida es posible que te convenga analizar tus pesadillas no como una molestia, sino como una oportunidad para tu crecimiento emocional y de sanación interior.
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“No tengo una voz en mi cabeza”: un trastorno llamado anendofasia
- París, Francia. AFP.
¿Se puede vivir sin esa voz interior que nos ayuda a organizar las ideas? Algunas personas sufren anendofasia, un trastorno recientemente identificado por la ciencia que permite entender mejor cómo pensamos. “No tengo una voz en mi cabeza”, explica Mel May, una australiana de 30 años que vive en Nueva York y que descubrió que era una excepción después de leer un artículo sobre el tema.
Esta videasta tuvo que enfrentarse a la incredulidad de sus familiares hasta que los psicólogos confirmaron su trastorno. Es una de las pocas personas cuyo pensamiento no va acompañado por un monólogo interior. El fenómeno era conocido, pero no fue hasta el año pasado que un grupo de investigadores propusieron en la revista Psychological Science darle un nombre: anendofasia.
Este trastorno arroja luz sobre cómo formulamos nuestros pensamientos, algo particularmente difícil de estudiar porque no lo puede explicar un observador externo. “La gente no se da cuenta de las características de su experiencia interior”, dice a la AFP el profesor de psicología Russell Hurlburt de la Universidad de Nevada.
Hurlburt ha realizado varios estudios sobre los procesos del pensamiento, centrándose entre otros en el caso de Mel May. Uno de los experimentos consistía en pedir a los sujetos que leyeran “La Metamorfosis” de Franz Kafka. Luego les interrumpían de manera abrupta y aleatoria y les pedían describir lo que pasaba por su cabeza. En algunos casos, explicaban no tener las palabras del texto en sus cabezas sino solo imágenes, “su propio video” de la historia, según el profesor Hurlburt.
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“No estoy vacía”
Aunque el caso de Mel May es excepcional por su total ausencia de voz interior, los investigadores subrayan que el monólogo interior no siempre está presente. Hurlburt estima que solo entre el 20 y el 25 % de las veces pensamos en forma de monólogo interior, aunque admite que serían necesarios más estudios para confirmar esa cifra.
Cuando pensamos hay otros procesos en marcha, como las imágenes visuales, las emociones o el llamado pensamiento no simbólico. El estudio de la anendofasia ha puesto en entredicho algunas certezas. La investigadora francesa Hélène Loevenbruck, una especialista del monólogo interior, admite haber cambiado de opinión.
“Hasta hace poco, pensaba que todos teníamos una voz interior”, dice a la AFP. Las investigaciones de Loevenbruck apuntan a que este tipo de monólogo mental sirve de “simulación interna” y es esencial para poder luego traducir los pensamientos en palabras.
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Sin embargo, es difícil evaluar las consecuencias concretas de la ausencia de una voz interior o de otros fenómenos, como la afantasia, la ausencia de imágenes mentales. Según Daniel Gregory, un filósofo especializado en esta cuestión de la Universidad de Barcelona, la voz interior nos hace “vulnerables a los patrones de pensamiento negativos, a los pensamientos obsesivos”.
Pero también se puede utilizar “para animarse, para enviarse mensajes positivos a uno mismo”, apunta. Mel May sabe que no tener voz interior tiene “pros y contras” y reconoce que le cuesta evocar recuerdos del pasado. Pero sí está segura de una cosa: “No estoy vacía por dentro: sé y siento cosas”.
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Poner el foco hacia uno mismo en un mundo cada vez más desconectado
La desconexión es uno de los principales problemas de la población en un mundo cada vez más interconectado gracias a las nuevas tecnologías y, para ponerle remedio, la psicóloga Isabel Serrano-Rosa aboga por poner el foco en el interior para lograr ser la mejor versión de uno mismo y alcanzar el bienestar.
Así lo pone de manifiesto, en una entrevista a Europa Press, la psicóloga sanitaria, psicoterapeuta y coach a lo largo de las 189 páginas de su libro “Yo, mí, me, conmigo” (colección Kitaeru, Grupo Anaya) centrado en la búsqueda de la conexión en un mundo que se desconecta. Palabras como ‘narcisismo’, ‘autoestima’, ‘bienestar’, ‘felicidad’ o ‘persona vitamina’ cobran un significado propio bajo la óptica de Serrano-Rosa, que no duda en desmitificarlas y analizarlas para tratar de aportar su granito de arena a la fórmula de la felicidad.
En opinión de la especialista, el mundo actual está caracterizado por una “plaga narcisista” conformada por personas que consideran que el mundo gira en torno a ellas y “necesitan de otras personas que “validen ese sentido egocéntrico”. “No hay narcisista sin una persona a su lado que sea dependiente”, advierte la psicóloga, que alerta del aumento de la “empatía cognitiva”, aquella que “entiende muy bien al otro para que le suministre lo que necesita” y que conlleva una “utilización” de las personas y una “desconexión de las emociones”.
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“La tecnología favorece la empatía cognitiva”, indica Serrano-Rosa, que también alerta de que las redes sociales aportan información sin filtro y llevan a perder el espíritu crítico. Por ello, sin querer demonizarlas, sí aboga por regularlas para hallar un equilibrio. “Hay que encontrar el equilibrio en todo esto, sobre todo, porque eso nos ayudará a tener espacios de conexión y nos conectará para poder distinguir entre todo esto la verdad y crear relaciones reales”, sostiene para destacar que en este mundo “el yo social se convierte en un yo de confusión y no de consenso”.
En este punto, introduce el término de la autoestima que contrapone con el de ‘valor de ser o identidad’. Así, sostiene que mientras la autoestima, que tanto se cita en la actualidad, depende de factores externos y es susceptible de ser manipulada, la sociedad debe avanzar hacia el “valor de ser”, hacia “la identidad”, o lo que es igual, “la propia esencia”.
“La desconexión tiene mucho que ver con el hecho de que estamos demasiado conectados hacia afuera”, asegura la especialista, para quien es necesario generar una “propiocepción o inteligencia intrapsíquica” poniendo el “foco hacia uno mismo”. Para llevarlo a la práctica propone desarrollar el autoapego seguro o trabajar en el modelo SPA (seguridad, poder y autonomía), que permite “tener una conexión contigo mismo basada en el concepto de seguridad”.
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Lo mismo sucede con la felicidad y el bienestar. Según asevera, “el bienestar tiene mucho que ver con la relación con uno mismo” mientras que “la felicidad incluye un factor externo también”. Por ello, aboga por empezar por buscar el bienestar generando un espacio de seguridad desde el que generar confianza y una sensación de autonomía.
“Las personas con autoapego seguro, que serían las ‘personas vitamina’, manejan bien la inteligencia emocional, pero también la social y la intrasíquica”, asegura Serrano-Rosa, quien aboga por ser “una ‘persona vitamina ‘empezando por uno mismo, siendo el propio apego seguro” y sin dejarse ‘exprimir’ por los narcisistas. Junto al apego seguro, la psicóloga apunta a que la alegría es una emoción innata de “conexión con uno mismo” que ayuda a crecer.
Conectar durante la jornada
En un mundo marcado por “jornadas maratonianas” en las que muchas veces se funciona “en automático” guiados por la exigencia, Serrano-Rosa apuesta por alcanzar el equilibrio con métodos como el de las tres paradas y hacer uso de la respiración para conectar con uno mismo.
Respecto a la posibilidad de reducir la jornada laboral para tener más tiempo, considera que, si se pudieran modificar las jornadas, las personas ya lo habrían hecho; por lo que mientras tanto, aboga por empezar por uno mismo y dedicar tiempos a la desconexión mediante pausas de conexión. También apuesta por evitar la tecnología antes de dormir. “Estar en foco es la esencia del bienestar. Entonces, por la noche, antes de dormir, vuelve a ponerte a foco”, defiende.
La mejor versión
El objetivo de Serrano-Rosa es lograr la versión de uno mismo, y para ello, apuesta por desaprender para posteriormente, crecer entendiendo el crecimiento como la generación de mejores relaciones y emociones más positivas.
“Concentrarnos en tener relaciones positivas, que significa relaciones equilibradas entre dar y recibir, recíprocas. Luego, también la idea de ir un poco más allá, tener una sensación de que estamos en este mundo para algo más y que hay una sensación de misión, de algo que aportar”, sostiene la psicóloga, que asegura que “la mejor versión es una versión que trasciende”.
Fuente: Europa Press.
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Salud mental: línea de contención de crisis emocional se habilitará a finales de marzo
Desde el Ministerio de Salud se encuentran trabajando en ampliar y mejorar sus servicios asistenciales en materia de salud mental, atendiendo a que las necesidades de la ciudadanía en este ámbito han aumentado y es vital ejecutar diferentes niveles de asistencia.
En este sentido, desde el Directorio de Salud Mental se encuentran trabajando en la habilitación de la línea 155, donde profesionales del área de salud mental podrán ayudar a quienes llamen y estén en medio de una crisis emocional o consideren que necesitan asistencia en este campo por un deterioro en su calidad de vida a nivel emocional y psicológico.
“La línea 155 va a ser una herramienta más a disposición de la ciudadanía. Ya está en la última fase de desarrollo y se implementará a finales de marzo o en los primeros días de abril. Será una línea con operadores formados que podrán contener y ayudar a transitar ese momento o, de ser necesario, le podrá derivar a un centro asistencial”, comentó el doctor Aldo Castiglioni, médico psiquiatra en conversación con la 1020 AM.
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El especialista destacó que actualmente en la web del Ministerio de Salud se cuenta con los datos completos sobre el Directorio de Salud Mental, donde la población puede encontrar no solo información sobre cómo responder ante situaciones de conflicto y crisis emocional, sino inclusive pueden acceder a una lista de lugares donde pueden recibir asistencia y los horarios de atención.
“Es importante tener en cuenta que consultar con un profesional de la salud mental es algo inteligente. La verdad es que ir a buscar ayuda incrementa mis propios recursos para tener mayores niveles de bienestar y funcionar mejor. La gente tiene un concepto errado muchas veces sobre cómo es la asistencia emocional, por lo que es fundamental entender que existen diferentes métodos de tratamiento”, remarcó el doctor Castiglioni.
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Embarazo psicológico: cuando la mente engaña al cuerpo
En los últimos días, Paraguay ha sido testigo de varios casos de robos de bebés en hospitales, lo que ha generado una creciente preocupación en la sociedad. Estos incidentes han llevado a reflexionar sobre las motivaciones detrás de tales actos y han puesto en el foco condiciones psicológicas como el embarazo psicológico o pseudociesis.
El embarazo psicológico es una condición en la que una mujer presenta síntomas físicos y emocionales de embarazo sin estar realmente gestando. Según el psicólogo Renée Pereira, en una entrevista para 1020 AM, diversos factores en la vida de una mujer en edad reproductiva pueden provocar que el cerebro “engañe” al cuerpo, llevando a la simulación de un embarazo.
Este síndrome, también conocido como pseudociesis, se manifiesta con síntomas como ausencia de menstruación, náuseas, aumento del volumen abdominal, vómitos, incremento de peso, sensaciones de movimientos fetales, crecimiento del pecho, ansiedad, alteraciones del sueño y oscurecimiento de la piel. La mente tiene la capacidad de producir estos síntomas cuando la persona está convencida de que está embarazada.
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Las causas del embarazo psicológico son multifactoriales. Factores neuroendocrinos, fisiológicos, sociales y culturales pueden intervenir en esta afección. Por ejemplo, un fuerte deseo de ser madre no satisfecho, asociado o no a trastornos depresivos relacionados, puede desencadenar esta condición. Además, situaciones de estrés, ansiedad por lograr un embarazo, experiencias previas de aborto o incluso el miedo a quedar embarazada tras una relación sin protección pueden contribuir a la aparición de un embarazo imaginario. La mente puede crear todo un escenario y fingir un embarazo, demostrando su poder para engañar al propio cuerpo.
Es fundamental que las mujeres que experimentan estos síntomas busquen atención médica y psicológica. Un diagnóstico adecuado, que incluya evaluaciones físicas y psicológicas, es esencial para abordar esta condición. El tratamiento puede involucrar terapia psicológica para abordar las causas subyacentes y, en algunos casos, intervenciones médicas para manejar los síntomas físicos.
La comprensión y el apoyo del entorno cercano son cruciales para la recuperación. Es importante no minimizar ni juzgar la experiencia de quien atraviesa un embarazo psicológico, sino ofrecer empatía y acompañamiento durante el proceso de tratamiento.
En conclusión, el embarazo psicológico es una manifestación clara de cómo la mente puede influir en el cuerpo, generando síntomas físicos reales ante situaciones emocionales y psicológicas complejas. La atención integral y el apoyo son fundamentales para ayudar a las mujeres que enfrentan esta condición.