El papa Francisco beatificó al joven italiano Carlo Acutis, un genio en informática que en vida hacía catecismo virtual y llegó a crear redes cibernéticas para unir a más de 10 mil parroquias. Falleció en el año 2006, a los 15 años, a causa de una leucemia. Lo sorprendente es que su cuerpo aún permanece intacto en el lugar donde yace.
“Es cierto que el mundo digital puede exponerte al riesgo de retraimiento, aislamiento o placer vacío. Pero no olviden que hay jóvenes que también son creativos, y a veces brillantes, en este ambiente”, indicó el papa argentino, poniendo de ejemplo a Carlo Acutis. Además, lo describió como un chico brillante, creativo y que hacía reír a sus compañeros de clase y profesores.
Acutis es el primer beato nacido en el mundo digital que utilizó las herramientas de este para dar un mensaje positivo a todos sus seguidores. "Supo utilizar las nuevas técnicas de comunicación para transmitir el Evangelio, comunicar valores y belleza”, comentó la máxima autoridad de la Iglesia católica.
El milagro que se le atribuye es la salvación de un niño brasileño que tenía una anomalía congénita en el páncreas (lo tenía dividio en dos) y sólo una cirugía podía sanarlo. La familia pidió la intercesión del joven que había sido declarado “venerable” el 5 de julio de 2018.
“La cirugía nunca se realizó porque el niño se recuperó después de una oración especial celebrada por un sacerdote en presencia de una reliquia de Carlos: un trozo de su pijama. La Congregación para las Causas de los Santos reconoció esta curación como el milagro necesario para la beatificación de Acutis”, informó BBC Mundo en su web.
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Cardenal pide “el fin inmediato” del secuestro de Óscar Denis en carta a su familia
Mediante una carta remitida a las hijas del exvicepresidente de la República, Óscar Denis, el cardenal Adalberto Martínez Flores, instó a las autoridades nacionales a redoblar esfuerzos y disponer de todos los recursos necesarios para lograr el retorno del político liberal y de los otros secuestrados por el grupo criminal autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
“Hacemos un llamado a las autoridades nacionales a redoblar los esfuerzos, a disponer de todos los recursos necesarios y a mantener firme el compromiso de esclarecer los hechos y lograr el retorno de los desaparecidos. Al mismo tiempo, apelamos al sentido humanitario de quienes mantienen en cautiverio a personas inocentes: que escuchen la voz de la conciencia, que abran su corazón a la compasión y a la misericordia, y que colaboren indicando su situación”, indica la carta escrita por el representante de la Iglesia católica.
Asimismo, Martínez Flores sostiene: “Como nación, recordamos que la Constitución Nacional nos exige preservar la vida y la dignidad de las personas. Este mandato fundamental compromete a todos: autoridades, instituciones y ciudadanía. A quienes retienen a otros contra su voluntad, les exigimos el fin inmediato de esa violencia y la diligencia para garantizar la liberación y la protección de las víctimas“.
Óscar Denis fue secuestrado por la tarde del jueves 9 de setiembre del 2020 cuando se encontraba en un camino interno de su estancia Tranquerita, ubicada en la zona de Yby Yaú, en el departamento de Concepción. El plagio del político, ya retirado en ese entonces, fue a sus 74 años.
“A las comunidades y a las autoridades, pedimos trabajar con transparencia y decisión para esclarecer los hechos, aplicar la justicia y promover la reinserción con dignidad. Nadie debe ser reducido ni negado en su humanidad: toda persona es imagen de Dios y merece esperanza, dignidad y oportunidades para vivir plenamente", manifiesta otra parte de la carta.
El cardenal también destacó el coraje, la persistencia y la valentía de la familia Denis, así como de las demás familias que siguen buscando a sus seres queridos desaparecidos. “Pedimos a quienes tienen en cautiverio a seres humanos inocentes se dejen mover por la compasión y la misericordia, liberándolos, o al menos ofreciendo señales claras que permitan saber dónde se encuentran o, si han muerto, el lugar donde reposan sus restos”, mencionó el religioso.
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El adolescente Carlo Acutis, declarado oficialmente el primer santo milenial
Decenas de miles de personas se congregaron el domingo en el Vaticano para celebrar la canonización de Carlos Acutis, un adolescente italiano fallecido en 2006 conocido como el “influencer de Dios”, el primer milenial en ser declarado santo. Durante la misa solemne, que empezó a las 10:00 (8:00 GMT) en la plaza de San Pedro del Vaticano, el papa León XIV declaró oficialmente santo a Acutis, muerto a los 15 años y conocido como el “ciberapóstol”, ya que dedicó gran parte de su vida a difundir la fe católica en internet.
En la ceremonia, el pontífice también canonizó a otro italiano fallecido muy joven, el estudiante Pier Giorgio Frassati (1901-1925), apasionado del alpinismo, conocido por su compromiso social y espiritual. Bajo un sol radiante y un importante dispositivo de seguridad, una multitud de fieles, muchos de ellos jóvenes, llevando banderas de su país o imágenes con la efigie de Acutis, se reunieron en la plaza.
“¡Me alegra ver a tantos jóvenes!” dijo el papa León XIV, pocos minutos antes del inicio de la ceremonia. La canonización de Acutis, fallecido de leucemia en 2006, debía realizarse el 27 de abril, pero se aplazó por la muerte del papa Francisco. Acutis era muy talentoso en informática y creó una exposición digital sobre los milagros eucarísticos.
“Carlo Acutis fue un ejemplo para mí, porque supo combinar su vida cotidiana —la escuela, el fútbol y su pasión por la informática— con una fe inquebrantable”, dijo a la AFP Filippo Bellaviti, de 17 años, originario de Vignate, cerca de Milán. Nacido en Londres en 1991 en el seno de una familia italiana acomodada y poco practicante, Acutis creció en Milán y mostró desde muy temprana edad mucho fervor religioso.
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Fue beatificado en 2020 y el Vaticano le atribuye dos milagros que lo calificaron para ser canonizado: la curación de un niño brasileño con una rara malformación del páncreas y la de una estudiante costarricense gravemente herida en un accidente. En ambos casos, sus familias habían invocado al adolescente para que intercediera.
En Asís, donde la tumba de Acutis atrae cada año a cientos de miles de peregrinos y curiosos, la diócesis instaló pantallas gigantes para seguir la ceremonia. “Yo sé que muchos vendrán, muchos lo verán por televisión (...). Y estoy segura que Carlo les agradece”, declaró su madre, Antonia Salzano en un video publicado el sábado por la diócesis de Asís. Con cerca de un millón de visitantes en 2024, esa diócesis registra el alza continua de la asistencia al Santuario del Despojo donde el cuerpo del adolescente de rostro rollizo y pelo negro azabache reposa en jeans, deportivas Nike y prendas de jogging.
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“Proceso” muy rápido
Como es tradicional, una gran imagen del joven, vestido con un polo rojo y mochila en la espalda, fue desplegada en la fachada de la vaticana basílica de San Pedro, una imagen distinta a la de los santos tradicionales. La canonización, que sigue a la beatificación, es el resultado de un proceso largo y meticuloso y solo puede ser aprobada por el papa.
Requiere tres condiciones: haber fallecido hace al menos cinco años, una existencia cristiana ejemplar y haber realizado al menos dos milagros, uno de ellos después de la beatificación. Esta decisión es objeto de un “proceso”, una investigación instruida en el Vaticano por el Dicasterio para las Causas de los Santos, en la que especialistas como médicos y teólogos se encargan de evaluar si hubo milagros, que por lo general son curaciones sin una explicación científica.
El proceso de canonización del joven Carlo Acutis fue muy rápido, algo poco habitual. En cambio, Pier Giorgio Frassati, canonizado también este domingo, murió hace ya 100 años. Frassati nació en Turín en el seno de una familia burguesa y rompió con la trayectoria de su padre, senador y fundador del diario La Stampa, para ponerse al servicio de los pobres y enfermos de su ciudad.
Este estudiante de ingeniería, deportista, miembro de la Acción Católica, resumía su ideal con el lema “Verso l’alto” (“Siempre hacia lo más alto”). Fallecido a los 24 años a causa de la poliomielitis, fue erigido por la Iglesia católica como modelo de caridad.
Más de 30 años después de su beatificación por Juan Pablo II en 1990, el Vaticano reconoció un segundo milagro a finales de 2024: la inexplicable curación de un joven estadounidense en coma. Esta ceremonia de canonización, la primera para el papa León XIV desde su elección en mayo, tuvo lugar en pleno Jubileo, el “Año Santo” de la Iglesia católica, para el que ya han acudido a Roma más de 24 millones de personas, según el Vaticano.
Fuente: AFP.
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El “influencer de Dios”, Carlo Acutis será canonizado este domingo
El papa León XIV canonizará este domingo al primer santo milenial, el italiano Carlo Acutis, el “influencer de Dios” que dedicó gran parte de su corta vida a difundir la fe católica en internet. Durante la celebración, a partir de las 10:00 (8:00 GMT) en la plaza de San Pedro, el jefe de la Iglesia católica también canonizará a otro italiano fallecido muy joven, el estudiante Pier Giorgio Frassati (1901-1925), un apasionado del alpinismo, conocido por su compromiso social y espiritual.
La canonización de Acutis, fallecido de leucemia en 2006 a los 15 años, debía llevarse a cabo el 27 de abril, pero tuvo que ser pospuesta debido a la muerte del papa Francisco. Acutis era muy talentoso en informática y creó una exposición digital sobre los milagros eucarísticos, lo que le valió el apodo de “influencer de Dios” o “ciberapóstol”.
Acutis, nacido en Londres en 1991 en el seno de una familia italiana acomodada y poco practicante, creció en Milán y mostró desde muy temprana edad mucho fervor religioso. Fue beatificado en 2020 y el Vaticano le atribuye dos milagros que lo califican para ser canonizado: la curación de un niño brasileño con una rara malformación del páncreas y la de una estudiante costarricense gravemente herida en un accidente.
En ambos casos, sus familias habían invocado al adolescente para que intercediera. En Asís, donde la tumba de Carlo Acutis atrae cada año a cientos de miles de peregrinos y curiosos, la diócesis instaló pantallas gigantes para seguir la ceremonia y fletó un tren especial que transportará a más de 800 personas a Roma.
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“Verso l’alto”
La canonización, que sigue a la beatificación, es el resultado de un proceso largo y meticuloso y solo puede ser aprobada por el papa. Requiere tres condiciones: haber fallecido hace al menos cinco años, haber llevado una vida cristiana ejemplar y haber realizado al menos dos milagros, uno de ellos después de la beatificación.
Esta decisión es objeto de un “proceso”, una investigación instruida en el Vaticano por el Dicasterio para las Causas de los Santos, en la que especialistas como médicos y teólogos se encargan de evaluar si hubo milagros, que en generación son curaciones sin una explicación científica.
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El proceso de canonización del joven Carlo Acutis fue extremadamente rápido, algo poco habitual. En cambio, Pier Giorgio Frassati, que será canonizado junto a él el domingo, murió hace ya 100 años. Nació en Turín en el seno de una familia burguesa y rompió con la trayectoria de su padre, senador y fundador del diario La Stampa, para ponerse al servicio de los pobres y enfermos de su ciudad. Este estudiante de ingeniería, deportista, apasionado de la montaña y miembro de la Acción Católica, resumía su ideal en el lema “Verso l’alto”, siempre hacia lo más alto. Fallecido a los 24 años a causa de la poliomielitis, fue erigido por la Iglesia católica como modelo de caridad.
Más de 30 años después de su beatificación por Juan Pablo II en 1990, el Vaticano reconoció un segundo milagro a finales de 2024: la inexplicable curación de un joven estadounidense en coma. Esta ceremonia de canonización, la primera para el papa León XIV desde su elección en mayo, tiene lugar en pleno Jubileo, el “Año Santo” de la Iglesia católica, para el que ya han acudido a Roma más de 24 millones de personas, según el Vaticano.
Fuente: AFP.
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Paraguay conmemora su tercer año con un cardenal paraguayo
Por: Sara Valenzuela
El mes de agosto se despide con un gran cúmulo de emociones para el cardenal paraguayo Adalberto Martínez, quien hace solo ocho días conmemoraba el aniversario 40 de su ordenación sacerdotal y el pasado miércoles 27 se cumplían 3 años de haber sido nombrado cardenal por el papa Francisco.
Adalberto Martínez Flores se convirtió no solo en el primer cardenal paraguayo nacido en suelo guaraní, sino que a su vez fue la imagen viva del compromiso de la Iglesia con nuestro país y su gente, que consideró este nombramiento un regalo a su fe y un mensaje de esperanza.
Tras convertirse en el primer purpurado paraguayo, Martínez ha vivido estos tres últimos años con el gran peso y honor de representar al Paraguay y a su pueblo católico ante la Santa Sede en Roma, asistiendo a eventos clave y siendo parte incluso de la elección del actual Papa, un hecho en el que Paraguay jamás había tenido un representante. En conversación exclusiva con La Nación/Nación Media, nos da detalles sobre sus desafíos y su rol en la iglesia paraguaya.
¿Cómo se sintió al saber que se convertiría en el primer cardenal paraguayo?
Me sorprendió. Pero siempre he procurado mantenerme abierto a la voluntad de Dios, que se manifiesta a través de la Iglesia. En este caso, el Papa Francisco se fijó en este servidor para regalar al Paraguay su primer cardenal. Sabemos que la creación de cardenales es una decisión muy personal del Santo Padre.
¿Qué significó este nombramiento para usted?
Significó una responsabilidad mayor a la que ya tenía como arzobispo metropolitano de Asunción. El Paraguay es una única Provincia Eclesiástica, cuyo centro es el Arzobispado de Asunción. Esta es una jurisdicción de alta demanda pastoral, que requiere cercanía, discernimiento y fortaleza. Y si a ello se suma el servicio de cardenal, el compromiso se hace aún más grande. Sin embargo, como dice el Señor: “mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 11,30). Es la gracia de Cristo la que aligera este peso y sostiene nuestra misión.
Tras tres años de su nombramiento, ¿cómo gestiona este cargo?
Han sido tres años muy intensos, tanto en el ámbito eclesial como en el plano nacional. Acabo de cumplir 40 años de ordenación sacerdotal y próximamente 28 años de consagración episcopal. He ejercido el ministerio episcopal en diversas diócesis del país: como auxiliar de Asunción, primer obispo de San Lorenzo, obispo de San Pedro, de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, obispo de Villarrica y, finalmente, arzobispo de Asunción.
En este camino, el servicio del ministerio episcopal —vivido siempre en comunión con los obispos eméritos, con los pastores de otras diócesis y con el pueblo de Dios— ha buscado promover la cultura del encuentro: derribar muros y construir puentes, con la esperanza de que “todos sean uno, en el Señor” (Jn 17,21).
Como cardenal, esa misión se amplifica. En el Paraguay se confía en este servicio como un aporte concreto para ayudar a sanar divisiones y fomentar el diálogo, buscando consensos que conduzcan al bien común.
Las tareas pastorales propias del arzobispo son exigentes, pero se alivian gracias al compromiso de los obispos eméritos, de los otros obispos de nuestras jurisdicciones, del clero arquidiocesano, de los religiosos y religiosas, de los laicos organizados en movimientos, y también de personas de buena voluntad —incluso no católicos— que nos ayudan a impulsar la vida de la Iglesia y a cumplir su misión esencial: la evangelización de nuestro pueblo.
¿Cuáles cree que son los principales desafíos desde su actual puesto en la Iglesia católica paraguaya?
La tarea fundamental del obispo es la evangelización. En nuestra Carta Pastoral del 5 de marzo pasado, “Iglesia sinodal: peregrina de esperanza para la vida plena de nuestro pueblo, en Jesucristo”, expusimos los principales desafíos de la sociedad paraguaya y de la Iglesia en la Arquidiócesis de Asunción, así como las líneas de acción para los próximos años.
El Señor mismo nos recuerda: “Vine para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). La prioridad de la Iglesia es promover la dignidad de la persona humana y su vida plena en Cristo. Como afirma el Concilio Vaticano II: “el gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de los afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo” (Gaudium et Spes, 1).
Nuestro objetivo es emprender toda acción eclesial en torno a las tres dimensiones fundamentales de la evangelización: escuchar y anunciar la Palabra, celebrar la redención y servir en la promoción humana integral. La voluntad del Padre es que respondamos al clamor de los pobres, siguiendo a Jesús, y que enfrentemos el pecado estructural que daña a nuestro pueblo con la fuerza del Evangelio y con la conversión del corazón, para construir sobre las ruinas del odio y la violencia la civilización del amor.
¿Qué mensaje le gustaría dejarle al pueblo paraguayo?
El gran desafío es afrontar, desde la fe cristiana, una sociedad cada vez más golpeada por la violencia. Invito a todos a asumir la responsabilidad de “transformar las realidades y crear estructuras justas según los criterios del Evangelio” (DA 210).
Si bien nuestra misión se dirige en primer lugar a los bautizados, la construcción del bien común es tarea de todos, sin distinción de credo religioso o de filiación política. Hago una llamada a todas las personas de buena voluntad para emprender juntos una cruzada nacional por el saneamiento moral de nuestra nación. Es una tarea urgente e impostergable.
El Paraguay necesita signos de esperanza de quienes tenemos responsabilidades en la sociedad. La Iglesia no puede defraudar la confianza que el pueblo deposita en ella. La Doctrina Social de la Iglesia es un tesoro que ofrecemos a quienes ejercen liderazgo en el país, y también a cada ciudadano, como una herramienta para el bien común y el desarrollo integral de nuestro pueblo.
El Paraguay nos necesita a todos. Nadie debe quedar excluido de esta misión de recuperar los valores y virtudes que nos permitirán construir el país que soñamos y necesitamos.
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