Según Handicap International, que cita cifras de las autoridades ucranianas, unas 13.000 personas ancianas o discapacitadas se instalaron en la región de Dnipró desde el inicio de la invasión rusa y más de medio millón pasaron por ahí. Foto: AFP.
Los ancianos, víctimas invisibles de la guerra en Ucrania
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por Joris FIORITI
“El 21 de marzo, salí de mi casa para fumar. Cayó un proyectil. Perdí mi brazo”. Vladimir Lignov, de 71 años, encarna el trágico destino de los ancianos ucranianos, víctimas invisibles de la guerra que asola su país.
El hombre, un antiguo conductor de tren, camina lentamente en el pasillo de un centro de acogida en Dnipró, una ciudad del centro de Ucrania que se convirtió en uno de los principales centros humanitarios del país.
La manga izquierda de su suéter gris está doblada a la altura de la axila. Le cuesta explicar lo que le ocurrió. No sabe de qué guerra es víctima, ni quién lanzó el proyectil en Avdiivka, un polo industrial de la región de Donetsk que Moscú ha convertido en una de sus prioridades.
“No entiendo lo que está pasando. En una semana necesito cambiar mi venda en el hospital de Myrnohrad [en plena zona de conflicto, donde fue amputado]. Pero me dicen que tengo que irme en tres días”, repite una vez tras otra.
“Tal vez sea mejor ir al cementerio. No quiero seguir viviendo”, suspira el lisiado, mientras pasa a su lado un anciano cojeando y ataviado de una gorra de rayas azules y rojas.
El sufrimiento físico y mental parece omnipresente entre los ancianos con los que se reunió la AFP en el albergue de Dnipró, una maternidad que volvió a abrir en marzo para acoger a desplazados internos de manera temporal.
“Olvidados”
Una furgoneta acaba de llegar del frente este. Los voluntarios tratan de sacar a los ancianos del vehículo para colocarlos en sillas de rueda, pero algunos de ellos gimen del dolor.
Otros parecen perdidos. Un hombre corre para agarrar unos cigarrillos apenas pisa el suelo. Justo después, recoge apresuradamente sus cosas, como si tuviera que marcharse deprisa, cuando acaba de llegar a un lugar seguro tras semanas de infierno.
“Lo más difícil son los que pasaron mucho tiempo en sótanos”, explica Olga Volkova, la directora del centro, donde han llegado 84 jubilados. “Muchos se quedaron completamente solos. Antes de la guerra, los ayudábamos, pero ahora fueron abandonados a su suerte”, agrega.
Los ancianos muchas veces “son olvidados, muy vulnerables”, durante los conflictos, confirma Federico Dessi, director para Ucrania de la ONG Handicap International, que ofrece equipos y ayuda financiera al centro de Dnipró.
Generalmente “aislados del resto de su familia” e “incapaces de usar un teléfono o de comunicar”, están particularmente “desamparados” por las incertidumbres de la guerra, subraya.
Aleksandra Vassiltchenko, una rusa de Ucrania de 80 años, tiene más suerte que la media. Su nieto vino a buscarla apenas llegó al hogar en Dnipró.
Un evidente consuelo para la mujer, después de pasar semanas “sola en [su] departamento de tres habitaciones” en Kramatorsk [este], donde un ataque ruso contra la estación de tren mató recientemente al menos a 57 personas.
La octogenaria, temiendo lo que podía pasar, había almacenado algo de comida. Pero “siempre me escondía en el cuarto de baño (...) Lloraba constantemente. Me encarcelaron en mi casa”, dijo, deseando “la muerte” de “Vladimir Vladimirovich” Putin “y sus hijos”.
“Tres guerras”
Según Handicap International, que cita cifras de las autoridades ucranianas, unas 13.000 personas ancianas o discapacitadas se instalaron en la región de Dnipró desde el inicio de la invasión rusa y más de medio millón pasaron por ahí.
La “casa de la misericordia”, un antiguo dispensario convertido en refugio para los necesitados, acoge desde entonces a los evacuados de Mariúpol, la ciudad asediado desde hace más de un mes por los rusos en el sur, pero también a los habitantes del este.
“Si se crean diez nuevos establecimientos como el nuestro, se llenarán enseguida”, dice Konstantin Gorchkov, que dirige el centro con su esposa Natalia.
Treinta nuevos residentes se sumaron al centenar que ya vivía allí. Una de ellas es Yulia Panfiorova, de 83 años, que llegó de Lisichansk, en la región de Lugansk, en el este.
Esta exprofesora de economía cuenta que tres misiles cayeron cerca de ella y rompieron sus ventanas.
“Es mi tercera guerra”, recuerda, haciendo referencia a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el conflicto que inició en 2014 en Donbás, de los cuales Lugansk y Donetsk son parte.
Trump da 50 días a Rusia para acabar la guerra en Ucrania
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Washington, Estados Unidos. AFP.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio 50 días a Rusia para poner fin a la guerra en Ucrania o exponerse a más sanciones y anunció el inminente envío de una gran cantidad de armas a Kiev a través de la OTAN.
El presidente ruso, Vladimir Putin, se niega a poner fin a la invasión iniciada en febrero de 2022. Su ofensiva se intensificó en las últimas semanas, coincidiendo con el estancamiento de las negociaciones impulsadas por Estados Unidos para frenar los combates en Ucrania.
Moscú rompe récords cada semana en número de drones lanzados, suministrados por una industria de defensa que opera a plena capacidad.
“Estamos muy, muy descontentos” con Rusia, declaró Trump a periodistas durante una reunión con el jefe de la OTAN, Mark Rutte, en la Casa Blanca.
“Vamos a aplicar aranceles muy duros si no llegamos a un acuerdo en 50 días, aranceles de aproximadamente el 100 %”, declaró Trump.
Añadió que se trataría de “aranceles secundarios” que afectarían a los socios comerciales de Rusia. El objetivo es asfixiar económicamente al país, sometido ya a sanciones occidentales duras.
Trump y Rutte revelaron los términos de un acuerdo en virtud del cual la alianza militar de la OTAN compraría armas a Estados Unidos, incluidas baterías antimisiles Patriot, y luego las suministraría a Ucrania para combatir la invasión rusa
Realizan la 26.ª Correcaminata de la UNAE en pro del hogar de ancianos de Encarnación
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Este sábado se vivió una jornada inolvidable en la Costanera San José en Encarnación, durante la 26.ª Correcaminata Solidaria “Correr con Esperanza”.
Más de 200 atletas se sumaron a la carrera principal de 5 km y cientos de familias participaron con entusiasmo del festival artístico, las comidas típicas y los juegos de San Juan.
Desde hace 26 años se realiza esta actividad solidaria. Foto: Rocío Gómez
Este proyecto educativo y comunitario, instalado hace 26 años junto al Instituto Superior de Educación Divina Esperanza, el Colegio Divina Esperanza y la UNAE, tiene como propósito unir deporte, vida sana y solidaridad en una misma causa.
Numerosas personas se unieron en esta nueva edición de la correcaminata, que en esta ocasión lleva el lema "Correr con Esperanza". Foto: Rocío Gómez
Según los organizadores, este año, el objetivo solidario se enfoca en mejorar el área de cocina del Hogar de Ancianos Santa María, con equipamientos semi-industriales y adecuaciones que beneficien a quienes preparan entre 60 y 70 platos diarios.
También apoyar al Hospital Regional de Encarnación, con la provisión de sábanas, batas y muebles, según los recursos que se logren reunir.
La actividad ofreció una festival artístico, además comidas típicas y los juegos de San Juan. Foto: Rocío Gómez
Faltan 89 segundos para la medianoche nuclear, marcan las agujas del Reloj del Apocalipsis, anunciaron los científicos más importantes del mundo el 25 de enero de 2025. ¡Deténganlas!
Es preciso detener la marcha del Reloj del Apocalipsis
Ricardo Rivas
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Ricardo Rivas
Periodista
X: @RtrivasRivas
Fotos: Gentileza
Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
La aldea global cambia. La tertulia invernal en esta tan fría noche en Mar del Plata –unos 1.450 kilómetros al sur de mi querida Asunción– posibilita que emerjan dudas, interrogantes, convicciones y, por qué no decirlo, preocupaciones. Amigos, amigas y debates cruzados. Mi vieja mecedora junto a los leños crepitantes y los copones cargados con un Gran Enemigo, cabernet franc de 2020, añaden calidez a ese “cónclave para pocos… y pocas”, como propuso alguien en tono de broma en “la previa”.
Las guerras ganan preponderancia en el espacio dialógico. El destrato violatorio de los derechos humanos de más de 125 millones de personas desplazadas, según los reportes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), agrega angustia.
“El propósito globalizador amplio que algunos estadistas a izquierda, derecha y centro impulsaron en décadas recientes parece decaer o, por lo menos, perder impulso”, lanza JJT, académico y catedrático. Lector con voluntad inquebrantable de conocimiento, agrega a ello su sorprendente memoria. Alguien coincide y asegura tener la misma percepción.
“Es así a partir del acceso al poder de nuevos líderes y lideresas que en algunos casos –por sus decires, sentires y acciones concretas– parecen dar señales de tener bajos coeficientes intelectuales para lo que se supone y demanda –justamente– a líderes y lideresas”, sentencia DEG, con años de formación en universidades asiáticas, europeas y en Oriente cercano.
Aquí, allá y acullá, conflictos en desarrollo. Terrorismos amenazantes y novedosas prácticas horrorosas. Armados con letales armas de diseño –incluso on demand– algunos gobiernos y corporaciones por debajo de la mesa privatizan las guerras e intervienen en ellas con mercenarios que asesinan a pedido del mejor postor.
SICARIATO A GRAN ESCALA
“¡El estadio superior del sicariato a gran escala!”, enfatiza AS, analista transnacional amateur. Con el pensamiento puesto en todos aquellos fuegos y nuestro propio fuego, entrecierro los ojos. Percibo que nuestros teléfonos inteligentes vibran.
“A los refugios. Suenan las alarmas”, reporta @bettapique –colega periodista galardonada y con larga trayectoria profesional en conflictos y guerras– desde su cuenta en X. “Israel e Irán intercambiaron disparos nuevamente (…) en su enfrentamiento más intenso de la historia, alimentando los temores de un conflicto prolongado que podría abarcar a Medio Oriente”, agrega la agencia francesa de noticias AFP.
Enmudecimos. Las y los integrantes de este grupo tenemos afectos y recuerdos valiosos en ese lugar del planeta. Tal vez, en silencio, propusimos un brindis por la paz que, también sin expresarlo en alta voz, lo aceptamos. Alguien levantó su copón. “¡Por la paz!”.
El ruego colectivo, sin embargo, no alcanza para dejar atrás los pensamientos. “El mejor camino para olvidar es no pensar”, le hizo decir alguna vez el viejo Ray Collins (92)
–tal vez el más grande escritor de historietas vivo en nuestra región después de la partida del admirado Robin Wood el 17 de octubre de 2021, en Encarnación– al teniente Zero Galván, del imaginario precinto 56 en NYC. “Pero, también, es el más largo”, remató aquel duro héroe latino (migrante) de ficción, aunque no tanto.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. Profesionalmente trashumé esos paisajes que millones –a través de milenios– llamamos Tierra Santa y algunos creemos que lo es.
Los grupos de poder que con el correr de los tiempos y la emergencia de conflictos múltiples se crearon para que líderes y lideresas resuelvan entre ellos y ellas los conflictos que se desploman sobre millones de inocentes devienen en púlpitos inadecuados, inútiles, para que los unos y las otras –tal vez– se escuchen entre ellos y ellas.
ALARIDOS
¿Quieren oírse? Los tremendos alaridos desgarradores de las y los desesperanzados no parecen conmoverlos. Millones huyen. Atrás quedan niñas y niños arrancados de sus familias para convertirlos en soldados. Los preparan para que sepan cómo ser eficientes para asesinar en masa.
Las y los adultos despojados de esos afectos entrañables, amenazados por lo que creen peor, se lanzan en busca de refugios incansablemente hasta que intuyen, perciben, sienten que –en verdad– van hacia lo peor. Miles sucumben cuando lo intentan.
Ningún lugar queda lejos para las y los desplazados forzados que, en cientos de casos, comprenden que escapar no siempre es llegar al lugar deseado. Al que creen más adecuado o al que, después de la huida, podría ser el nuevo y fértil campo de arraigo para sembrarlo de sueños. ¡Corramos, las balas pican cerca!
Sin embargo, algunas veces es tan aciago llegar que hasta aquel atrás peligroso que indujo la fuga parece perder sentido cuando –en cada playa a la que se arriba, luego de cada frontera que se cruza o muro que se sortea– se hace el recuento de quienes lo consiguieron entre las y los que partieron unidos en la desesperanzada esperanza.
Nunca fueron pocos ni pocas. Ni cuando las llamadas “invasiones bárbaras”, desde el siglo III de nuestra era, ni cuando finalizaba el siglo XIX y comenzaba el XX, en el “período de migraciones”. Sin embargo, por estos tiempos, los desplazados son muchos más. Quienes mueren en los intentos, también.
DESAPARECIDOS
En 2023, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) reportó que, desde 2014, “más de 28 mil personas han desparecido” cuando intentaban llegar desde África a Europa. Lampedusa, esa muy pequeña isla italiana, es uno de los tantos puntos de llegada. Se multiplican allí los campamentos solo asistidos por voluntarios de múltiples organizaciones no gubernamentales (ONG) y programas de organismos multilaterales cada día menos dotados de fondos asistenciales.
El Mediterráneo es la ruta inevitable y, a la vez, un riesgoso desafío. A tal punto que a ese bellísimo mar al que los mapas del Imperio romano señalaban y mencionaban como Mare Nostrum, el papa Francisco unos pocos meses atrás lo describió como “un enorme cementerio”. El simbólico averno también pueden ser las olas gigantescas.
¿Y cuando llegan? “Solo la idea, la sensación y la convicción de ser sobrevivientes nos hace sentir bien, afortunados… pero dura poco.
El recuerdo de las y los ausentes pesa, lastima, hiere. Nos persiguen sin descanso”, me dijo mientras miraba fijamente aquel piso arenoso un desplazado con el que pude conversar periodísticamente.
Por breves momentos, sus ojos se perdían en el estrecho de Gibraltar. Miedos. Fantasmas, pensé y la certeza de estar siempre bajo sospecha. Muy cerca está la tan lujosa como deslumbrante Tanger tachonada de residencias ostentosas de ricos y famosos. El jet set no se fija en gastos.
“Solo, voy con mi pena / Sola va mi condena / Correr es mi destino / Para burlar la ley…”. Manu Chao (francés, español, vasco y gallego), como en aquel tiempo, vuelve a sonar en mis oídos. Ayer, hoy y mañana. Espero que no. “Perdido en el corazón / De la grande Babylon / Me dicen El Clandestino / Por no llevar papel (…) Mi vida va prohibida / Dice la autoridad”.
“Me dicen el Clandestino, por no tener papel...”, canta Manu Chao. El drama de las y los migrantes
ARRAIGO Y DESARRAIGO
Algunas y algunos lo consiguen. Pero… arraigo y desarraigo suelen ser asignaturas pendientes, para siempre. “No soy de aquí, ni soy de allá, / no tengo edad, ni porvenir / y ser feliz, es mi color de identidad…”, canta desde 1970 el querido Facundo Cabral (1937-2011), siempre en mi corazón, que un frío sábado 9 de julio se fue desde Guatemala luego de cantar junto con miles en, de, desde, por y para la paz.
Una tormenta de violencia se abatió sobre él a las 5:20 de aquel día. El 8 de abril de 2016 la Justicia condenó a medio siglo de cárcel a quienes lo asesinaron. El narco Alejandro Jiménez, el Palidejo, y sus cómplices lo hicieron. Nunca nadie explicó, sin embargo, qué pasó. Mucho menos… por qué sucedió. ¿Por qué a él?, pregunté alguna vez en Guatemala a un magistrado. “¿Por qué no a él?”, fue su respuesta.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. La construcción de muros supera ampliamente al tendido de puentes. Asilamientos. Nacionalismos. Terrorismos. Crimen organizado transnacional de alta complejidad.
Algunas expresiones se repiten una y otra vez. Datos, hechos y supuestos se cruzan y entrecruzan. Incertidumbre y dolor. Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
“No soy de aquí, no soy de allá, no tengo edad, ni porvenir y ser feliz, es mi color de identidad...”, confiesa Facundo Cabral en 1970. Otra forma de ser migrante
EL RELOJ DEL APOCALIPSIS
Cuando finalizaba enero, el Reloj del Apocalipsis –así llamada esa herramienta científica creada por los más relevantes expertos nucleares en 1947– marcó que, en el año que recién se iniciaba, este 2025, faltan 89 segundos para la medianoche nuclear. Horroriza –más que nunca por estos días– ingresar en https://thebulletin.org/ doomsday-clock/. JJT lo hizo desde su celu. “Adelantamos el Reloj del Juicio Final (así también llamado) de 90 (en el inicio de 2024) a 89 segundos para la medianoche”.
¿Es posible? Los sucesores de Albert Einstein y Roberto Oppenheimer nucleados dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial –cuando Hiroshima y Nagasaki ya estaban incineradas– en el ámbito de la Universidad de Chicago son claros en el uso de la palabra. Son concientes de la gravedad del anuncio que realizan. Eligen puntillosamente cada vocablo para consignar que las agujas del Reloj del Apocalipsis precisan que – este 2025– es “lo más cerca que jamás hemos estado de la catástrofe” nuclear.
“El mundo ya está peligrosamente cerca del precipicio, un movimiento de incluso un solo segundo debe tomarse como una indicación de peligro extremo y una advertencia inequívoca de que cada segundo de retraso en revertir el curso aumenta la probabilidad de un desastre global”, puntualizan después.
Como una suerte de crónica del futuro que –como toda proyección histórica hacia atrás o hacia adelante se formula desde el presente, con lo que se sabe y se tiene hoy para medir y analizar– los analistas sostienen que “en cuanto al riesgo nuclear, la guerra en Ucrania, que ya lleva tres años, se cierne sobre el mundo”.
Agrega el breve texto que “el conflicto podría descontrolarse en cualquier momento debido a una decisión precipitada, un accidente o un error de cálculo”. Pero no se queda allí. “El conflicto en Oriente Medio amenaza con descontrolarse y convertirse en una guerra más amplia sin previo aviso”.
ARSENALES
Escalofriante. Revela luego que “los países poseedores de armas nucleares están aumentando el tamaño y la importancia de sus arsenales, invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en armas que pueden destruir la civilización”.
Lamentan y hacen público aquel día que “el proceso de control de armas nucleares se está desmoronando, y los contactos de alto nivel entre las potencias nucleares son totalmente insuficientes dado el peligro inminente”.
Con amargo asombro – tal vez tentados por la desazón– aseguran que “resulta alarmante que ya no sea inusual que países sin armas nucleares consideren desarrollar sus propios arsenales” y, aunque no señalan a país alguno en esa condición, aseguran que esos desarrollos “socavarían los esfuerzos de no proliferación (de armas de destrucción masiva) de larga data y aumentarían las posibilidades de que estalle una guerra nuclear”.
EL FIN DE LA CIVILIZACIÓN
El párrafo final –que JJT lee en alta voz– suena (y resuena) aún en mis oídos. “Continuar ciegamente por el camino actual es una forma de locura. Estados Unidos, China y Rusia tienen el poder colectivo de destruir la civilización. Estos tres países tienen la responsabilidad primordial de salvar al mundo del abismo, y pueden hacerlo si sus líderes inician conversaciones serias y de buena fe sobre las amenazas globales aquí descritas. A pesar de sus profundos desacuerdos, deberían dar ese primer paso sin demora. El mundo depende de una acción inmediata”.
Siento que las agujas de ese Reloj del Juicio Final no se aceleran ni acelerarán por quienes ejercen el derecho humano “a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”; o “a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”, como lo consignan los artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1945.
No y solo no. El abismo está delante de un puñado de poderosas y poderosos. Solo ellas y ellos tienen la potestad de dar o no dar ese último paso al frente para detener el reloj o acelerarlo para siempre. ¿Qué es lo que no se entiende?
Venezuela encabeza la lista de refugiados, reporta ACNUR
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Ginebra, Suiza. AFP.
El número de desplazados a la fuerza en todo el mundo bajó ligeramente desde su máximo histórico, pero sigue siendo “insosteniblemente alto”, con Venezuela encabezando la lista mundial de refugiados y personas necesitadas de protección internacional, alertó la ONU. El número de desplazados por la guerra, la violencia y la persecución alcanzó la cifra récord de 123,2 millones a finales de 2024, pero se redujo a 122,1 millones a finales de abril de este año.
En su informe anual, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, destaca que esta ligera baja se debió a que casi dos millones de sirios pudieron regresar a sus hogares tras el derrocamiento en diciembre del presidente Bashar al Asad y más de una década de guerra. Este factor en Siria, unido a una caída del número de refugiados afganos, convierte a Venezuela en el país con mayor número sumado de refugiados y personas necesitadas de protección internacional, con 370.200 y 5,9 millones respectivamente a fines de 2024 según ACNUR. El dato es un 2 % superior al de 2023.
La mayoría de estos venezolanos se encuentran en América Latina, empezando por Colombia (que con 2,8 millones de personas es el tercer país del mundo con mayor población refugiada), siguiendo por Perú (1,1 millones), Brasil (605.700), Chile (523.800) y Ecuador (441.600). En Estados Unidos la mayoría de las solicitudes de refugio fueron de venezolanos (116.700).
El gobierno del presidente Nicolás Maduro rechazó el reporte que aseguró contiene “cifras manipuladas” y “confirma la degradación total de esta agencia de la ONU”. “Sus informes se han convertido en instrumentos de propaganda para justificar agresiones, captar fondo y atacar a naciones soberanas como Venezuela”, indicó la cancillería en un comunicado.
“El número de desplazados triplica actualmente la cifra de 2011, y demuestra una crisis global profunda” en torno a “la protección de los civiles”, alertó Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), una destacada organización humanitaria presente en unos 40 países.
Egeland aprovechó para alertar de la situación de los refugiados en todo el mundo, haciendo una alusión velada a Estados Unidos y la restrictiva política migratoria del presidente Donald Trump, que ha desatado protestas en California y otros puntos del país.
“Estamos viendo a muchos países volverse hacia sí mismos y recortar drásticamente la financiación humanitaria (...) Hay gobiernos gastando dinero en armas, que debería emplearse con los refugiados y en proteger a los más vulnerables”, expuso Egeland.
ACNUR advirtió que la evolución de los grandes conflictos en todo el mundo determinará si la cifra global vuelve a aumentar. Según la agencia, el número de personas desplazadas a la fuerza es “insosteniblemente alto”, sobre todo en una época en la que está desapareciendo la financiación humanitaria.
“Vivimos un periodo de gran volatilidad en las relaciones internacionales, en el que la guerra moderna está creando un paisaje frágil y desgarrador marcado por un agudo sufrimiento humano”, afirma Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
“Debemos redoblar nuestros esfuerzos para buscar la paz y encontrar soluciones duraderas para los refugiados y otras personas obligadas a huir de sus hogares”, añade, en un contexto en el que la financiación se reduce drásticamente, y no sólo por la retirada de la ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos.
ACNUR destacó que los venezolanos fueron la segunda nacionalidad en formular más solicitudes de asilo el año pasado, 268.100. Los colombianos fueron la cuarta nacionalidad más numerosa en hacerlo (149.500), dentro de una lista encabezada por sudaneses (441.400). Estados Unidos recibió en el primer semestre del año 2024 (últimas cifras disponibles) un total de 729.100 solicitudes de asilo. La mayor parte vinieron de países de América Latina y el Caribe, principalmente venezolanos (116.700), colombianos (79.300), mexicanos (54.000) y haitianos (46.600).
Las principales causas de los desplazamientos forzados siguen siendo los grandes conflictos: Sudán, Birmania, Ucrania... ACNUR actualizó las cifras de refugiados ucranianos en Europa, que eran más de 5 millones a finales de 2024. El mayor número se encuentra en Alemania: 1,2 millones, un 10 % más. Según ACNUR, de aquí a finales de 2025, serán hasta 1,5 millones de sirios procedentes del extranjero y dos millones de desplazados internos los que podrían haber vuelto a sus casas.
A fines de 2024, había 6 millones de refugiados sirios en el mundo, y 5,8 millones de afganos. Sumando los desplazados internos, Sudán tiene la mayor crisis del mundo en este momento, por la guerra civil que causa estragos desde abril de 2023. El país africano tenía un total de 14,3 millones de desplazados forzados, la gran mayoría de ellos dentro de su territorio, y algo más de dos millones en países vecinos.