- Por Felipe Goroso S.
- Felipe Goroso S.
Estando en la universidad me tocó un profesor que hasta ahora llevo en la memoria. Nuestras discusiones en clase e incluso en los recreos eran permanentes. De mi parte era un irrespetuoso y altanero cuestionamiento al pragmatismo que el mismo exponía. Lo criticaba desde lo ideal y el bajaba con honditazos de realidad cada uno de mis apuntes. Un buen día, asumo que ya cansado de mi idealismo tan desconectado de la realidad, me lanzó la siguiente frase: “Goroso, vos me decís lo que debe ser y yo te digo lo que es”. Esa fue la última vez que lo cuestioné.
En las últimas horas se ha visto una furibunda crítica de parte de los medios de comunicación, periodistas y pseudoanalistas sobre la presencia del presidente Peña en espacios de radio y televisión, luego de la cumbre que mantuvo con su par argentino Javier Milei.
Se le cuestiona básicamente el hecho de que el primer mandatario ejerza una representación fluida con medios y periodistas de la región. Así como en su momento se cuestionaba la frecuencia de los viajes, también se le apunta el peso que pueden tener quienes compartieron el mismo espacio periodístico. Peña entendió que hay que dar la batalla en todos los campos posibles, es que en política no hay espacios vacíos porque si no los llena uno, llega otro a llenarlos. Así funciona les guste o no.
Hay que decir que la presencia del presidente de la República en esos programas logra su objetivo. Marca la agenda, lo dicho tiene repercusión, se publica en todo el arco de medios de comunicación paraguayos y lo comentan periodistas y siempre están disponibles opinólogos que como su nombre lo dice, presentan como análisis lo que en realidad no pasa de ser opinión.
La ironía de la crítica, para no llamarla hipocresía, es que la hacen los mismos grupos de medios que con esta administración han cambiado lo que se conoce como línea editorial por líneas político-partidaria. El ecosistema de medios tiene un sector que no lo han mutado de órganos de propaganda, sino que directamente funcionan como partidos políticos de oposición. Son los mismos que se encargan de distorsionar lo que sea que Peña diga, cuando habla con ellos.
Por eso les incomoda tanto cada presencia del presidente en medios extranjeros, para estos grupos de medios y periodistas sería más cómodo y sobre todo más útil a los intereses corporativos que defienden, que Peña sea dependiente de ellos para hacer llegar su mensaje. Lo que al parecer se les olvida o al menos eso pretenden que la influencia y poder que tuvieron décadas atrás hoy es apenas un recuerdo con el cual pretenden seguir sacando ventajas.
Por esto es tan importante llamar a las cosas por su nombre y con claridad. Muchas veces en política las cosas no son como se ven, sino cómo se las llama. Se puede no estar de acuerdo con la realidad, pero eso no la cambia, sigue estando ahí. Una cosa es lo que debe ser y otra lo que efectivamente es. Una cosa es lo que es y otra lo que se critica. Si se comprende esto, las cosas se ven con mayor luminosidad. Se llama pragmatismo.
Se le cuestiona básicamente el hecho de que el primer mandatario ejerza una representación fluida con medios y periodistas de la región.
El ecosistema de medios tiene un sector que no lo han mutado de órganos de propaganda, sino que directamente funcionan como partidos políticos de oposición.