• Por Josías Enciso Romero.

Me sentí como el personaje de Luis Landriscina. Aquel que en una desigual pelea callejera de dos contra uno empezó a cavilar: ¿Me meto o no me meto? Finalmente intervino para ufanarse luego ante sus amigos. “¡Qué paliza le dimos entre los tres!”. Esa misma duda de tres asaltos (boxísticamente hablando) tuve cuando al pobre de Efraín Alegre le apalearon sin contemplaciones por todos los costados. No le dejaron huesos sanos al jefe del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y aspirante presidencial por la Concertación Nacional opositora. Sé que ya pasaron varios días desde que el capitoste azul lanzó un tuit donde hacía un embozado paralelismo entre su propia figura y la de Luiz Inácio “Lula” da Silva, quien estaba asumiendo su tercer período como mandatario de la República Federativa del Brasil. Los dos anteriores comprendieron del 2003 al 2007 y del 2007 al 2011.

Como en aquellas recordadas apostillas de los periódicos “Sabías qué…”, Alegre empezó su tuit de similar manera: “¿Sabés que Lula fue candidato tres veces antes de ser elegido por primera vez como presidente en el 2002?” (asumió en enero del 2003). ¿Para qué luego? Se le tiraron encima como abejas sobre el ladrón del panal. Como perros de estancia en contra de un jagua okára. Le golpearon como a un felpudo para aventar el polvo. Y ácaros, si los hubiera. A cuatro manos. A ocho manos. Mi espíritu de caballero de la triste figura me impedía permanecer impasible. Así que me meto. Pero, en defensa de Alegre, injuriado y vilipendiado por todos aquellos que, cegados por el fanatismo, no pudieron leer con la explicitud que sus palabras fueron expuestas. Nada había dicho que no pudiera sostener con la certitud de los hechos. Y lo expresó con la convicción de los avezados lectores de su propio destino. Por eso me parecieron absolutamente injustas y fuera de lugar las duras críticas que recibió por hablar con la verdad.

Sigue el tuit: “Hoy, 20 años después, el que es evaluado como el mejor presidente de su país, que sacó a Brasil del mapa del hambre de la ONU, asume por 3ª vez la presidencia de Brasil, ahora con la misión de reconstruir, pacificar y enfrentar los retos de la desigualdad tan marcados (sic) en nuestro continente, empeorados (más sic) aún más por la pandemia y los malos gobiernos. Nos une el sueño de trabajar para traer al continente un nuevo tiempo de unión y justicia social”. Ahí mismo, nomás, le saltó por la yugular Camilo Soares, uno de los fundadores del Partido Movimiento al Socialismo (P-MAS): “Sí, sabemos…y también sabemos que vos no sos Lula, que no representás nada parecido a Lula, que tu proyecto es conservador y defiende los intereses de la oligarquía aspiracional, también sabemos que participaste del golpe contra el gobierno más parecido a lo que representa Lula”, en alusión a la destitución, vía juicio político, de Fernando Lugo el 22 de junio del 2012.

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Como kavichu pochy del 13 Tuyutí se abalanzaron sobre Efraín Alegre, quien disfruta siendo tapa permanente de nuestro diario, según sus íntimas confesiones. “¿Sabías que Laíno perdió todas las elecciones a las que se presentó? Esto va más contigo”; “el ejemplo más cercano que Ud. tiene es “Papucho”, el ‘Comandante en jefe’ Por otro lado. Ud. no es Lula, ni tiene su carisma”. Para los que nacieron después de 1989, es bueno aclarar que Domingo “Papucho” Laíno fue el taita inamovible del PLRA durante décadas. Y, naturalmente, candidato presidencial igualmente inamovible. La batalla electoral, en 1989, contra el general Andrés Rodríguez, quien había derrocado mediante un golpe de Estado al dictador Alfredo Stroessner, era una batalla perdida. Obviamente, sucumbió ante un 76,59% contra 20,98%. En 1993 acortó la diferencia con el ingeniero Juan Carlos Wasmosy (39,91% a 32,13%). El 23,14% de Guillermo Caballero Vargas, del Partido Encuentro Nacional (PEN), pudo significar el triunfo de la oposición. Se presentó por tercera y última vez en 1998, con Carlos Filizzola como vicepresidente. Le ganó Raúl Cubas Grau por 53,75% a 42,61%. Aquel 10 de mayo de 1998, Laíno se había declarado ganador y “Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación”. Rascada la curiosidad de quienes todavía son jóvenes, prosigamos.

Como en el chiste de Landriscina, ¡qué paliza le dieron Jorge Querey y Sixto Pereira! Utilizaron a Efraín como punching-ball. No podía, repito, tolerar tamaña injusticia. Así que ya estoy adentro para asumir defensas. Alegre jamás faltó a la verdad ni declaró cosas descabelladas. “Lula fue candidato tres veces antes de ser elegido”, tuiteó. Y es cierto: le fue mal en 1989, 1994 y 1998, casi casi en los mismos períodos que Laíno. Y Efraín, el aporreado Efraín, perdió en 2013 y 2018. Y ahora va por su tercera derrota. Entonces, ya podrá compararse con Lula. Ahí sabremos si tiene la tenacidad del líder metalúrgico o si va a tirar la toalla como “Papucho”. Es como para quitarte el sueño.

Como kavichu pochy del 13 Tuyutí se abalanzaron sobre Efraín Alegre, quien disfruta siendo tapa permanente de nuestro diario, según sus íntimas confesiones.

“Sí, sabemos… y también sabemos que vos no sos Lula, que no representás nada parecido a Lula, que tu proyecto es conservador y defiende los intereses de la oligarquía aspiracional…”.

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