Diversas actividades se desarrollan hasta el viernes 9 de febrero, en el marco de la Semana de la Democracia, que comenzó el sábado pasado con varios atractivos que atrajeron a decenas de visitantes en históricos edificios. El 3 de febrero último se cumplieron 35 años de la gesta militar que puso fin al gobierno del general Alfredo Stroessner, tras 34 años de dictadura.
“Desde el Gobierno del Paraguay y a través de la Senatur, la Secretaría Nacional de Cultura y otras instituciones del Estado impulsamos la Semana de la Democracia con una serie de eventos para la puesta en valor de la democracia en Paraguay. Te invitamos a vivir estas interesantes actividades en familia”, expresó el presidente Santiago Peña en redes sociales.
Este jueves se presenta la muestra “Portadas de la democracia”, con una exhibición de periódicos del 2 y 3 de febrero de 1989 y de la promulgación de la Constitución Nacional de 1992, en el Archivo Nacional, sito en Mariscal Estigarribia esquina Iturbe, en Asunción, en el horario de 7:00 a 19:00. También se habilitarán visitas a la Casa de Independencia en horario de 8:00 a 17:00, en 14 de Mayo esquina Presidente de Franco.
En tanto, la muestra documental de las “Constituciones Nacionales del Paraguay” se presenta en el marco de la visita al Palacio de Gobierno (El Paraguayo Independiente entre Ayolas y O’Leary) denominada “Secretos del Palacio”, en el horario de 18:00 a 19:00; previo agendamiento en el enlace: www.asuncion.live.
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Democracia venezolana, al antojo de Nicolás Maduro
- Por Juan Carlos dos Santos
- juancarlos.dossantos@nacionmedia.com
Si ya para el 2018 cuando ganó su segunda elección, por cierto mucho más fraudulenta que la del 2013, Nicolás Maduro controlaba totalmente los poderes en Venezuela, incluido por supuesto al Consejo Nacional Electoral (CNE), para estas elecciones del próximo 28 de julio nadie en su sano juicio esperaría que fuera diferente.
Maduro logró mediante argucias y tecnicismos eliminar a su principal competidora, María Corina Machado, quien contaba, en algunas casos, hasta con el 95 por ciento de las preferencias del sufrido electorado venezolano, atrapado en una dictadura que utilizó a la democracia para permanecer por décadas y que nuevamente va a fingir un acto democrático para perpetuarse en el poder, asemejándose cada vez más al sistema cubano unipartidista que a una democracia como la que antes caracterizaba al país más rico y próspero de América Latina.
El boletín electoral para la jornada del 28 de julio fue presentado la semana pasada por el CNE. Aunque se concreten cambios, estos ya no se podrán apreciar en el boletín. El candidato principal, Nicolás Maduro, ocupa las principales ubicaciones en la papeleta apareciendo en trece lugares, y Edmundo González Urrutia, de 74 años, quien tomó el lugar dejado por la “sancionada” María Corina Machado como el principal candidato opositor, en tres lugares, mientras que en el resto de los lugares aparecen “opositores” que hacen el juego a Maduro. Esto no es del todo incorrecto porque cada lugar representa a un partido o movimiento que participa de las elecciones, pero es una de las tantas argucias que utilizan los chavistas, donde necesitan sin dudar obtener todo tipo de ventajas a sabiendas que en una situación normal, legal y legítima, ya no hubiera podido ganar desde el 2013, cuando venció a Henrique Capriles por solamente dos puntos porcentuales.
La tarjeta de votación es solo el reflejo de cómo la dictadura chavista utiliza a su antojo a todos los poderes, desde la manera de presentar a los candidatos como en la manera que fueron limpiando el camino para dejar a Maduro prácticamente sin oposición real.
En las anteriores elecciones de 2018, Henri Falcón se presentó como candidato opositor, dando un viso legal a aquellos comicios donde la oposición real estuvo ausente y llamó a no participar.
En esta ocasión, el chavismo ha conseguido más adeptos que se suman al perverso juego de ser opositores digitados y de esa manera legalizar aún más a estas elecciones. Quizás un fuerte control externo al CNE venezolano permita unas elecciones normales, algo que para la comunidad internacional parece cada vez más difícil de concretar.
Pero la dictadura de Maduro no da puntada sin hilo y todo está preparado para que el delfín que Hugo Chávez nombró antes de morir en La Habana a comienzos de 2013 concrete un tercer mandato presidencial que culminará recién en el 2030. Ahora bien, la pregunta que muchos se hacen es si, en un hipotético caso que los controles funcionen y los votos decidan por Edmundo González Urrutia, ¿estarán dispuestos Maduro y los chavistas a dejar el poder?
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Instan a la apertura legislativa para recuperar la confianza, defender la democracia y los DD. HH.
Catherine Juvinao, parlamentaria de Colombia, vicepresidenta por Sudamérica de la Red de Parlamento Abierto de ParlAmericas, se dirigió a sus colegas congresistas y autoridades e invitados presentes durante la inauguración de la 20. ª Asamblea Plenaria de ParlAmericas y el 8. ° Encuentro de la Red de Parlamento Abierto y expuso que la democracia y los derechos humanos están atravesando un periodo de crisis.
“No es una crisis latinoamericana ni del hemisferio, es una crisis global; lo dicen los intelectuales, los estudiosos, los académicos, los medios de comunicación, nosotros mismos, los políticos, pero, sobre todo, lo dicen los ciudadanos”, afirmó. Enfatizó que la democracia no fue capaz de resolver los tres grandes problemas que aquejan a la sociedad, “la pobreza, la violencia y la corrupción”.
Ante este hecho, analizó sobre qué camino seguir para recobrar la legitimidad de las instituciones, y por esa vía sacar a la democracia de la crisis en la que está. “Porque la democracia no es la única forma de gobierno, pero es la menos peor que tenemos hasta ahora”, subrayó.
Reveló que, de acuerdo con el último estudio del Barómetro de las Américas, existe una fuerte asociación entre la confianza en las instituciones, el apoyo a la democracia y una de las ramas del poder históricamente más deslegitimadas, los congresos y parlamentos.
Abrir puertas a la ciudadanía
Asimismo, Juvinao habló de cómo construir esa confianza cuando se abren las puertas de los congresos a la ciudadanía, cuando se generan canales de lo que ahora llaman “la cocreación legislativa”.
“Tenemos que acercar los congresos a los ciudadanos, entre otras cosas para saldar una tarea que también tenemos los parlamentos y que es una de las principales razones de las cuales estamos en crisis, que es la protección y la promoción de los derechos humanos”, aseguró.
Igualmente, manifestó que este último es algo del día a día, de todos los congresos, en materia de seguridad, en materia de acceso a servicios básicos y protección a los ciudadanos en este nuevo mundo digital.
Reiteró que son muchos los retos y en este encuentro compartirán sus experiencias, sus conocimientos y agendas legislativas con el propósito de regresar a cada uno de sus congresos, parlamentos y países, “con ideas, rutas y caminos claros para enfrentar esta crisis de la democracia y enfrentar la crisis de los derechos humanos”, puntualizó.
Finalmente, animó a los parlamentarios a continuar fortaleciendo estos espacios de diálogo y colaboración interparlamentaria para que, “juntos podamos contribuir de manera significativa a nuestras democracias y a nuestras comunidades desde el trabajo que cada uno y cada una de ustedes hacen desde sus parlamentos”, fueron sus palabras al concluir su discurso.
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Legisladores inauguraron la 20ª Asamblea Plenaria de ParlAmericas
El presidente del Congreso Nacional, senador Silvio Ovelar, encabezó la inauguración de la 20ª Asamblea Plenaria de ParlAmericas y el 8° Encuentro de la Red de Parlamento Abierto.
Lo acompañaron el titular de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre; la senadora Blanca Ovelar, presidenta del ParlAmericas; y Catherine Juvinao (Colombia), vicepresidenta por Sudamérica de la Red de Parlamento Abierto de ParlAmericas.
En sus palabras de bienvenida, el senador Silvio Ovelar se refirió a las expresiones o ideas de Michel Foucault, pensador del poder de finales del siglo XX, quien hablaba del coraje de decir la verdad.
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“La isegoria no es otra cosa que la libertad de expresión, pero decía Foucault que lo importante era la parresia: el coraje de decir la verdad, más aún en estos tiempos en donde las noticias falsas, los enjambres digitales y también las tapas de los medios nos obligan a replegarnos en nuestras convicciones”, apuntó.
Alentó a los congresistas a que sigan defendiendo la parresia, tal cual nos viene de la antigua Grecia. “El decir la verdad, independientemente a que nos equivoquemos, es decir lo que realmente sentimos y pensamos”, aseguró
Seguidamente añadió: “La democracia y la república funcionan en el disenso; podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, pero lo que nunca podemos clausurar es el debate y decir lo que uno piensa”.
Manifestó que como paraguayo tiene el privilegio de recibir a representantes de parlamentos de toda América. “Nos sentimos complacidos de ser el centro de unión de este importante evento en el que celebramos, debatimos y avanzamos hacia una región más unida”, indicó.
Recordó que hace ocho años, en esta misma plataforma, el Congreso Nacional de Paraguay presentó el primer plan de acción de Parlamento Abierto, marcando un hito importante para el fortalecimiento de las instituciones parlamentarias.
Invitó a los parlamentarios a participar activamente en las discusiones y a compartir sus perspectivas y experiencias. “Aun en la diversidad de criterios, podemos encontrar puntos en común a fin de encaminar a nuestras naciones hacia un horizonte más brillante”, concluyó el senador Ovelar.
Asistieron diputados nacionales, delegaciones parlamentarias de 35 naciones de América y el Caribe, representantes de las misiones diplomáticas acreditadas ante el Gobierno de Paraguay, representantes de organismos multilaterales y de organizaciones de la sociedad civil.
Construcción de pensamientos
A su turno, la senadora Blanca Ovelar, titular de esta instancia legislativa internacional, resaltó que este foro es un espacio clave para la construcción de pensamientos y compromisos compartidos. Como anfitriona, expresó su voluntad para el éxito del evento, resaltando la importancia del mismo.
“Este es un espacio clave para la construcción de pensamientos y de compromisos compartidos para nuestra América y el Caribe”, expresó la senadora dando la bienvenida a la Asamblea, bajo el lema “Construyendo alianzas para fortalecer la democracia y promover los derechos humanos”.
Igualmente, habló de la paulatina erosión del Estado de derecho, que es el principal discurso político de los estados democráticos. Seguidamente, resaltó la constante vulnerabilidad de los derechos humanos y el auge de tendencias autoritarias, que calificó como realidades inocultables.
En otro momento, remarcó que la desigualdad social, los abusos de poder, la corrupción a gran escala, los conflictos armados, las campañas masivas para la desinformación y propaganda computacional que generan división entre los pares, la desigualdad social y la discriminación son los principales problemas que no pueden ser negados en la actualidad.
Remarcó que en ParlAmericas, en la condición de representantes de los conciudadanos, deben hacer causa común en la defensa y promoción de la democracia, sus instituciones, logros y conquistas.
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Síndrome de Timisoara
- Por Felipe Goroso S.
El 16 de diciembre de 1989, miles de personas salieron a las calles de Timisoara, en Rumania, para protestar contra la dictadura de Nicholai Ceausescu. Unos días después de la masacre de Timisoara, Ceausescu pronunció un discurso en Bucarest ante cien mil personas, que acallaron al excéntrico tirano con gritos de “¡Timisoara!” y “¡Abajo los asesinos!” Ceausescu intentó escapar del país con mil millones de dólares, pero fue capturado y ejecutado.
Con la partida de Ceausescu, los periodistas occidentales estaban invitados a ver los horrores de su régimen. Ya el día del derrocamiento de Ceausescu, los habitantes de Timisoara estaban desenterrando fosas comunes. Hubo sesenta y cinco muertos y cerca de trescientos heridos el primer día de manifestaciones, el 17 de diciembre. El 22 de diciembre de 1989, se mostraron diecinueve cadáveres encontrados en una tumba poco profunda como víctimas de la dictadura. La agencia de noticias yugoslava Tanjug citó un número de muertos de 4.630, cifra recogida más tarde por otras agencias de noticias europeas, varias de ellas con cierto prestigio. Robert Maass tomó una infame fotografía de un hombre no identificado llorando sobre los cuerpos de una madre y un bebé. Aunque en aquel momento se suponía lo contrario, más tarde se supo que el hombre que lloraba y la mujer muerta no eran los padres del bebé muerto. Un mes después, resultó que los cadáveres eran de personas que murieron antes de que se produjera la protesta: la madre murió de cirrosis y el bebé de síndrome de muerte súbita del lactante.
Se había montado el espantoso escenario principalmente para los medios de comunicación. Las cadenas de noticias de todo el mundo repitieron imágenes sin editar (y obviamente, sin verificar ni corroborar) provenientes de la televisión rumana, lo que aumentó la desinformación. Para entonces, los periodistas de la AFP constataban en privado que la cifra de 70.000 muertos registrada en toda Rumanía era probablemente muy exagerada. Menos de un año después, se cuestionaba las imágenes transmitidas por los canales de todo el mundo. Al poco tiempo, se confirmó que los muertos mostrados habían sido desenterrados en un “cementerio de pobres” para darle verosimilitud a la “noticia”. Algunos huesos eran de animales y los cadáveres maquillados y puestos sobre el suelo para que los corresponsales los fotografiaran.
Siguió la controversia y Timisoara se convirtió en sinónimo de manipulación y sensacionalismo de los medios. Es una noticia falsa que ilustra claramente y obliga a algunas preguntas, muy oportunas, por cierto: ¿Pueden los periodistas escapar de los intentos de manipularlos? ¿Puede el público entregar su confianza a los intereses corporativos, comerciales de las líneas editoriales de grupos mediáticos que abiertamente asumen posiciones políticas repletas de saña y animadversión?
Hay mentiras tan gruesas que parecen ser verdad, sobre todo si van acompañadas de “documentos”. Las espeluznantes fotos de la carnicería de Timisoara recorrieron el mundo, en una época en la que no había redes sociales, ni preocupación por la “posverdad”, ni verificadores de hechos. Entonces todo entraba, y alguno diría que esa escuela del periodismo tiene sus adoradores en Paraguay hasta hoy y goza de muy buena salud.
En fin, en aquella época estaba muy claro dónde estaba la fuente de las mentiras, quién inventaba las “noticias” sin ninguna clase de escrúpulos. Una “noticia” así tapa otras realidades, como la corrupción del gobierno de Mario Abdo Benítez sobre la cual se sigue manteniendo un silencio tan cómplice como criminal.
Tras el descubrimiento del fraude de Timisoara, se la consideró como “el primer triunfo mundial de la sociedad del espectáculo”. Ignacio Ramonet habló de “medios necrófilos”, ávidos de crímenes, matanzas y toda clase de desgracias. “La falsa fosa común de Timisoara es probablemente el mayor engaño desde la invención de la televisión”, escribió el periodista. Ahora ya estamos acostumbrados a que nos engañen, pero entonces fue una sorpresa, sobre todo para los menos avispados en este tipo de montajes.
La mentira es una industria que genera beneficios, tantos más cuanto más gruesa es y más se adorna con términos apocalípticos, como “dictadura”, “atropello”, “copamiento” y otros. Por el contrario, la verdad ni se compra ni se vende.
La frenética obsesión por obtener y difundir informaciones no verificadas o directamente falsas se conoce como el síndrome de Timisoara. El permanente ánimo de espectacularización, dramatismo y morbo de la puesta en escena de la información pueden poner en entredicho el sacrosanto deber de proveer al público información veraz y fidedigna. Es en este punto que sobreviene la cuestión deontológica de los límites de la información: ¿es posible, en nombre del legítimo derecho a informar, decirlo todo y, lo que se dice, decirlo magnificándolo y sobre todo sin haberlo chequeado porque el ánimo de ensuciar es más fuerte que la obligación de publicar la verdad?
Tras el descubrimiento del fraude de Timisoara, se la consideró como “el primer triunfo mundial de la sociedad del espectáculo”.
La frenética obsesión por obtener y difundir informaciones no verificadas o directamente falsas se conoce como el síndrome de Timisoara.