El exdirigente deportivo Juan Ángel Napout regresó este viernes a Paraguay luego de estar por más de siete años en prisión en Estados Unidos y, aparte de su familia que lo acompañó de manera constante en su proceso de liberación, una multitud lo recibió durante su arribo en el aeropuerto Silvio Pettirossi. Remarcando que su familia constituye un factor clave para él, en su llegada recordó que solo tenía un nieto y ahora será recibido por siete más, denotando que no necesita más amor que ese.
“Salgo con mucho amor, la familia fue fundamental en mi vida porque esto no fue fácil. Mamá tiene 91 años y le voy a volver a ver, cuando la última vez que pudo visitarme fue en 2019 y esa separación fue un dolor. Siete años de no estar en Paraguay, nunca pensé estar tanto tiempo afuera, este es el mejor país del mundo y a veces no nos damos cuenta, donde la familia es muy importante”, fueron sus primeras declaraciones durante su llegada, reiterando una y otra vez el rol clave de su familia para mantenerse de pie.
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Visiblemente emocionado, Napout apareció en la puerta de desembarque del aeropuerto exhibiendo una bandera albirroja, afirmando ante la prensa que, aparte de su familia, todo el apoyo recibido desde su país le otorgó las fuerzas necesarias para sobreponerse a una situación complicada en el país norteamericano. Resaltó el acompañamiento incondicional del consulado paraguayo en Miami.
“Lo más duro ni siquiera fue la cárcel, si no los 24 meses en arresto domiciliario. Todo fue muy duro, pero dentro de todo quiero agradecer a la prensa porque le dio cabida a mi hermana (Virginia Napout), cuando nos encontrábamos reclamando algo humanitario, de ahí fue que la Cámara de Senadores y Diputados finalmente se manifiestan y fue luego del apoyo recibido por la prensa”, resaltó el extitular de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
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Momentos difíciles
En sus primeras declaraciones a los medios, Napout mencionó algunas comidas típicas del país que finalmente volverá a saborear, haciendo referencia a que esa posibilidad de volver a sentir lo nuestro a través de algo tan simple como la comida constituye una alegría inigualable e indescriptible. “Soyo, mbeju, tortilla y no sé qué más preparó mi esposa”, comentó.
“Uno de los momentos más difíciles fue mi arresto en Zúrich; luego trabajé en la cocina de la prisión, para no pensar. Siempre estuvo mi país presente, mucha gente me escribió, incluso quienes no me conocían me mandaron cartas; la Albirroja es un sentimiento muy grande y, aparte, el fútbol me dio todo, unos amigos espectaculares, pero luego pasó lo que me pasó”, expresó, remarcando su tranquilidad, pese al retraso de su llegada, afirmando que un día más no hacía la diferencia a los más de 3.000 días que estuvo sin libertad.