El nuevo presidente del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi), Pablo Eduardo Santacruz, con el objetivo de reafirmar el trabajo de búsqueda de estrategias más eficaces para paliar la situación de abandono que sufren las comunidades indígenas en varios puntos del país se reunió en el Congreso con la diputada Rocío Vallejo.
En la reunión se llegó a la conclusión de que es sumamente necesaria la descentralización del Indi y la colaboración interinstitucional para que el trabajo y la respuesta a las necesidades de los pueblos originarios puedan ser mucho más rápidos, especialmente ante casos puntuales que se volvieron prácticamente transversales en los casos de los indígenas que viven en la capital y alrededores, que es la prostitución y drogadicción.
“Esto castiga a niños, niñas y jóvenes indígenas hoy en día; constituyéndose, lamentablemente, en una realidad fácilmente comprobable”, comentó el presidente del Indi durante la reunión, haciendo hincapié en el escaso número de funcionarios con los que cuenta la entidad en comparación con la alta demanda de ayuda que es necesaria para lidiar con los problemas más básicos de los pueblos originarios.
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“Estuvimos exponiendo nuestras preocupaciones, no solamente por lo que vemos en la ciudad, con el tema de la situación de los indígenas sobre la avenida Artigas, así como también la prostitución de niñas indígenas en zona de la Terminal y otras, es necesario articular más reuniones y seguir estudiando acciones a ser planteadas por el titular del Indi”, comentó la diputada Vallejo.
Tanto el nuevo titular del ente como la parlamentaria finalizaron la reunión con el compromiso de articular y coordinar más audiencias sobre posibles mecanismos de trabajo, además de planes interinstitucionales que puedan ser aplicados ante las situaciones más alarmantes discutidas en la reunión.
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Flechas contra tractores: guardia indígena vigila el bosque amazónico
- Masisea, Perú. AFP.
Cuando los indígenas irrumpieron con arcos y machetes, Daniel Braun y otros menonitas huyeron. Se escabulleron por entre cultivos de arroz antes de que su granero terminara en llamas en la devastada Amazonía peruana. En Masisea, una localidad limítrofe con Brasil a la que se llega después de horas de navegación por el río Ucayali o por caminos agrestes que destroza la lluvia, este grupo ultrarreligioso protestante no sólo enfrenta la ira de los nativos.
También aquí encara un proceso penal que puede llevar a la cárcel a decenas de sus miembros acusados de destruir el bosque en su expansión agrícola por Sudamérica. Una de las comunidades implicadas en el pleito es la de Caimito. A orillas de la laguna Imiría, en este caserío viven 780 shipibos-konibo en casas de madera con techos de zinc o de shapaja (palmera amazónica).
“Los menonitas están haciendo chacras dentro del territorio comunal (...) Siempre deforestan. Es un crimen ambiental lo que ellos hacen”, sostiene el dirigente shipibo Abner Ancón, de 54 años, en diálogo con AFP. En Caimito los llaman “las termitas del bosque”.
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“Falta de terreno”
Los menonitas -cuyo origen se remonta a la Europa del siglo XVI- han levantado cinco prósperas colonias desde su llegada a la Amazonía peruana hace casi una década. En 2016 salieron de Bolivia hacia Masisea, donde adquirieron grandes extensiones de tierra para la cría de ganado y el cultivo y comercio de arroz y soja.
La “falta de terreno” y la “izquierda radical” nos empujaron a migrar, resume David Klassen, de 45 años, uno de los jefes de la colonia, mientras alimenta los cerdos de su granja. Hoy conforman un enclave de 63 familias que viven a sus anchas en 3.200 hectáreas; en viviendas del mismo corte y color gris claro. Emplean tractores tanto para la faena diaria, como para transportarse.
Son autosuficientes, se oponen al mestizaje, no usan energía eléctrica y se surten de generadores a combustible. Apenas hablan español y entre ellos se comunican en alemán bajo una lengua germánica de sus ancestros. También conservan el atuendo tradicional: vestidos largos y velos las mujeres, y ellos, camisa a cuadros, tirantes y gorra o sombrero de ala ancha.
En América Latina los menonitas han formado poco más de 200 colonias agrícolas desde comienzos del siglo XX. Se han asentado en Argentina, Belice, Bolivia, Colombia, México y ahora Perú, según una investigación del académico belga Yann le Polain. En varios de estos países afrontan denuncias por deforestación.
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“Meten fuego”
En Perú, el pleito saltó a los campos. El 19 de julio de 2024, Daniel Braun estaba sentado a la entrada de un granero junto con otros hombres de la colonia, cuando irrumpieron los shipibos-konibo de Caimito. “Entraron con flechas, machetes (...) Y dicen: una o dos horas tienen para salir”, recuerda. “Metieron fuego”, agrega este menonita de 39 años, manos gruesas y sonrisa fácil. Finalmente, huyeron.
Todavía hoy se pueden ver techos de zinc oxidados tirados en la hierba y los esqueletos carbonizados de un galpón y un granero. El dirigente Ancón asegura que la guardia indígena sacó a los menonitas de su territorio “sin violencia”.
Jefes imputados
En 2024, la fiscalía ambiental imputó a 44 jefes de familia menonitas por la destrucción de 894 hectáreas de bosque primario, y pide entre ocho y diez años de cárcel para cada uno, según el auto de acusación. Ellos compraron legalmente tierras “ya deforestadas en la selva”, que están fuera del territorio indígena, alega su abogado Carlos Sifuentes.
Nos “gusta el campo” y no “queremos destruir todo”, remarca Klassen. Pero la defensa de los Shipibos-Konibo asegura que los extranjeros contratan a otros que quitan las malezas para luego entrar “con sus tractores a aplanar todo”, señala la abogada Linda Vigo.
El programa independiente de Monitoreo de la Amazonía Andina asegura que los menonitas han destruido al menos 8.660 hectáreas desde 2017. Apenas una mínima parte de los tres millones de hectáreas de bosque amazónico que perdió Perú en las últimas tres décadas, principalmente por incendios, deforestación y minería ilegal, según autoridades.
Contraste
Lejos de la colonia menonita, un oasis de prosperidad en la empobrecida Amazonía peruana, la comunidad de Caimito, de mayoría evangélica, sobrevive de la pesca y la agricultura. No cuentan con electricidad ni agua potable. Solo hay un comercio de víveres con paneles solares e internet. Su territorio abarca 4.824 hectáreas y poco menos de 600 fueron “invadidas” por los menonitas, calcula Ancón.
El modelo de producción agrícola de los menonitas riñe “con las expectativas ecologistas”. Pero lo cierto es que en Masisea compraron a colonos mestizos tierras que “ya estaban depredadas”, observa el experto en pueblos indígenas Pedro Favaron, de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Por lo pronto, en la colonia aguardan el que sería su primer juicio ambiental en América Latina.
Territorio amenazado
Apenas oyen el ruido de la motosierra, apuran el paso para sorprender a los que tumban la selva. La guardia ambiental indígena de Masisea, en Perú, es una pequeña fuerza con arcos y flechas y una tarea colosal: proteger de “invasores” el bosque amazónico. Comandados por un profesor de escuela de 54 años, una decena de shipibos-konibo con chalecos y gorras verdes rodean a un hombre que sierra un tronco caído. Una mujer con su sobrino lo observan.
La lluvia dio tregua y el calor es intenso. Abner Ancón, el jefe del grupo, ordena apagar la motosierra. “Estás en territorio caimito. Vas a tener problema con nosotros”, le espeta al aserrador, al que luego dejan ir con su herramienta. Ancón dirige la guardia indígena de Caimito, una comunidad de 780 nativos a orillas del lago Imiría, en la localidad de Masisea.
Lo que “conservamos no es solamente para nosotros, sino para toda la humanidad”, señala este hombre de mediana estatura que lleva una gorra con la inscripción CIA. Su territorio de casi 4.900 hectáreas, asegura, “está amenazado”. Primero irrumpieron los traficantes de madera, luego los cocaleros, que “envenenan” el agua con los químicos con los que procesan la planta de la que extraen la cocaína. Y más recientemente los menonitas con sus tractores.
A los tres los trata de “invasores” y “depredadores”. Hace dos años que los shipibos-konibo de Caimito cuentan con su propia fuerza de vigilancia. Según Ancón, debieron organizarse ante la desprotección del Estado. La guardia de Caimito fue la primera de 19 que han conformado los shipibos-konibo de 176 comunidades amazónicas.
La que dirige Ancón llegó a tener 80 miembros, pero hoy están activos 30, la gran mayoría hombres. El resto migró, algunos por trabajo. Antes de salir a patrullar en grupos se forman en el centro del caserío al grito de “guardia, guardia, fuerza, fuerza”. Llevan machetes y algunos arcos y flechas que, según Ancón, jamás han disparado en sus choques con los deforestadores. No cuentan con armas de fuego ni con radios para comunicarse. Tampoco tienen apoyo de autoridades.
Únicamente disponen de un vehículo y unas lanchas. “Enfrentamos a los pescadores que sacan en toneladas nuestro pescado”, sostiene Hermógenes Fernández, un shipibo-konibo de 59 años. En esos enfrentamientos, dicen los guardabosques, varias veces los han golpeado o amenazado con escopetas.
Cuando la guardia indígena “interviene” lo hace de manera pacífica y para pedir que desalojen su territorio, pero algunas veces han “quitado motosierras”, sostiene Ancón. En julio pasado el jefe de la guardia indígena recibió amenazas de muerte. Asegura que le llegó el recado de que ya habían contratado a tres sicarios. Sus propios guardias lo protegieron. Interpuso la denuncia, pero las autoridades no han identificado a los responsables. “Todavía me pregunto por qué el medio ambiente tiene enemigos”, reflexiona Ancón, quien teme por su vida.
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Envían 34.000 kilos de alimentos para las comunidades indígenas de Presidente Hayes e Itapúa
Desde la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) preparan el envío de 34 mil kilos de alimentos no perecederos para 686 familias de diferentes comunidades indígenas apostadas en los departamentos de Presidente Hayes e Itapúa, cumpliendo así con la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Estas asistencias humanitarias se vienen llevando a cabo desde hace varios meses con envíos de alimentos de cantidad similar para las comunidades indígenas más desprotegidas y aisladas, brindándoles así un respaldo alimenticio.
“Enviamos ayuda a siete comunidades indígenas, seis de las cuales se encuentran en la región occidental y una en la oriental. Son comunidades indígenas que han obtenido una sentencia favorable de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde el Estado paraguayo debe asistirles en diferentes ámbitos”, explicó el ministro de la SEN, Arsenio Zárate, en conversación con la 1020 AM.
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El mismo explicó que regularmente realizan el envío de los alimentos durante la primera semana de cada mes, momento en que los equipos se trasladan hasta las diferentes comunidades para que, tras previa aprobación de los líderes de cada comunidad sobre la calidad y cantidad de alimentos, se proceda a la entrega de los kits.
“Tratamos de hacer las entregas de la manera más transparente posible, demostrando que la calidad de los productos es buena, así también garantizamos que se encuentran satisfechos con los envíos realizados”, remarcó el ministro Zárate.
En el marco de la mencionada sentencia de asistencia a las comunidades indígenas, está establecida la construcción de caminos, la provisión de agua potable y el acceso a los servicios básicos, áreas donde el Estado paraguayo está trabajando de manera continua.
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Abandonan automóvil reportado como robado, que estaría siendo utilizado para perpetrar otros robos
Luego de que un conductor huyera de un control policial sobre la avenida Perón en la ciudad de Asunción, un equipo de efectivos policiales inició una persecución que culminó cuando hallaron el vehículo reportado como abandonado en un camino secundario de la zona.
El automóvil marca Toyota, modelo Vitz, color blanco, fue registrado y en su interior se hallaron varios objetos que serían utilizados para perpetrar robos a vehículos. Al cotejar los datos del vehículo, los intervinientes se percataron de que transitaba con una chapa que no le correspondía y que, además, había sido reportado como robado en la jurisdicción de la Comisaría 22ª de Asunción.
De inmediaciones de donde fuera abandonado el automóvil se logró recuperar imágenes de circuito cerrado, donde se puede observar como un solitario hombre desciende del automóvil y se da rápidamente a la fuga a pie. Una de las principales hipótesis de los investigadores es que el vehículo habría estado siendo utilizado por el malviviente para perpetrar el robo a otros rodados.
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“Ya contamos con la identidad de la persona que sería propietaria del automóvil, y a su vez, durante la inspección del interior del rodado encontramos la chapa que sí le corresponde. Por otro lado, la chapa que portaba en el momento de la huida y el hallazgo le pertenecería a un automóvil de la marca Suzuki”, comentó el comisario Ever Barreto, en conversación con Canal Trece.
El mismo remarcó que todos los datos recabados, al igual que los indicios hallados, ya fueron presentados a los efectivos del Departamento de Investigaciones y de Automotores. Se cuenta con información de terceras personas sobre el avistamiento de este rodado mientras se perpetraba el robo a otros automóviles en la zona, por lo que se espera poder identificar también a quien estaría detrás de estos ilícitos.
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Atraer inversiones: Ande urge al Congreso expedirse sobre proyecto energético no hidráulico
El riesgo de que Paraguay enfrente una crisis energética dentro de unos pocos años, que nos transforme de exportadores en importadores de este sumo estratégico, hoy es una posibilidad asumida no solo por algunos expertos del sector eléctrico, sino también por gremios empresariales, medios de comunicación y autoridades del Gobierno.
Desde el Poder Ejecutivo aseguran que se están proyectando las iniciativas adecuadas para evitar que eso ocurra y que sigamos siendo un país con excedente de energía eléctrica.
“Bueno, por un lado celebro que este sea un tema de debate, que todos los sectores estén discutiendo sobre la necesidad de buscar nuevas fuentes de generación de energía eléctrica, porque definitivamente no podemos hablar del desarrollo de un país si es que se llega a una situación de crisis energética”, dijo el presidente de la Administración Nacional de Electricidad (Ande), Félix Sosa, en una entrevista con el programa “Fuego Cruzado” emitido por el canal GEN/Nación Media.
Las afirmaciones de Sosa surgieron tras el informe lanzado días atrás por el sector empresarial donde alerta sobre un déficit de energía para 2030 si no se amplía la matriz energética con al menos una planta termoeléctrica a gas natural.
“De hecho, anteriormente se pensaba que Itaipú y Yacyretá eran inagotables, entonces nunca se hablaba de esto. Por eso celebro que se ponga sobre la mesa esta situación, y lógicamente también celebro que la demanda de energía eléctrica en Paraguay haya aumentado mucho en los últimos tiempos”, dijo.
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El titular del ente acotó que “para tener una idea, a pesar de que son demandas temporales, el año pasado nosotros tuvimos un crecimiento de consumo de 18 % único a nivel global, es decir, no existió en ningún país del mundo que haya crecido 18 % en consumo de energía eléctrica en un año. Eso también dice muchas cosas. Por un lado, que nuestro sistema está preparado para poder soportar ese aumento de demanda, y por otro lado acelera, digamos, la necesidad de contar con nuevas fuentes de generación”.
Asimismo, Sosa recordó que la Ande es una de las pocas instituciones que cuenta con un plan maestro de obras, con una proyección a mediano y largo plazo. “En cuanto a las proyecciones, tenemos un horizonte de 20 años para la generación de energía, que va desde el año 2024 al 2043 y en transmisión y distribución, tenemos una proyección de 10 años que va desde el año 2024 a 2033, a los efectos de evitar que haya una crisis energética o eléctrica", comentó.
¿Cuáles son las opciones que se barajan y qué avances existen al respecto?, fue la consulta lanzada desde Fuego Cruzado, ante el riesgo de que Paraguay enfrente una crisis energética.
Sosa detalló que entre las opciones más factibles se encuentra la construcción de una planta de energía solar fotovoltaica de 140 megavatios en el Chaco. “En total tenemos cuatro opciones, pero la primera sería los paneles solares, que son bancos de baterías de potencia. Definitivamente desde la Ande consideramos que tenemos que empezar ahora con esta opción, que es una decisión soberana, depende solamente de nosotros”, refirió.
Señaló que para llevar adelante este proyecto en el ámbito internacional, su institución se encuentran trabajando conjuntamente con el Banco Mundial. Mientras que a nivel nacional, el trabajo es desarrollado con el Ministerio de Industria y Comercio así como el Viceministerio de Minas y Energía.
“Estamos terminando prácticamente el pliego de base y condiciones para que este año comencemos a licitar 140 megavatios de generación fotovoltaica, es decir, generación solar en el Chaco paraguayo, inclusive ya tenemos identificado el terreno en Loma Plata. Solamente está faltando que se concrete la modificación solicitada a la ley 6977, para que sea más viable la inversión privada“, puntualizó Sosa.
El pasado año el gobierno del mandatario Santiago Peña, remitió al Congreso Nacional el proyecto que plantea la modificación parcial de la Ley N° 6977/2023 “Que regula el fomento, generación, producción, desarrollo y la utilización de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovables no convencionales no hidráulicas”.
Mediante este planteamiento se apunta a ampliar los plazos de contratos y licencias hasta 30 años, para que el sector privado invierta en nuevas fuentes de generación. Actualmente, el límite es de 15 años.
“Es la primera vez que vamos a realizar este tipo de licitación. Existen muchos interesados, por tal motivo, en base a esas empresas internacionales interesadas, es que estamos solicitando esta modificación de la ley para que ellos puedan tener el tiempo necesario de recuperar su inversión y para que la tarifa resultante de la licitación sea más competitiva. Entonces, esta es una de las modificaciones que se está solicitando al Congreso Nacional, y yo estoy seguro que en estos días se va a tratar“, mencionó.