El siempre polémico diputado de Alto Paraná, Jorge Brítez, presentó un proyecto de ley para autorizar el uso de dióxido de cloro en el tratamiento y prevención contra el COVID-19. Este es un químico utilizado para el blanqueamiento de piscinas.

Se trata del proyecto “que autoriza la elaboración, comercialización, suministro y uso consentido de la Solución de Dióxido de Cloro (SDC), como prevención y tratamiento del coronavirus (COVID-19)”.

El legislador, que es conocido por sus campañas contra el uso del tapabocas, argumenta en su proyecto que la sustancia tiene un costo excesivamente bajo, pero con alta eficacia, según médicos y pacientes que lo han utilizado. Sin embargo, el mismo reconoce que la utilización de la solución del dióxido de cloro no cuenta con la aprobación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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“Rescato uno que se encuentra publicado desde finales de enero de 2021 en la prestigiosa revista Journal of Molecular and Genetic Medicine. Es un estudio elaborado por médicos investigadores muy reconocidos, denominado ‘Determinación de la eficacia del dióxido de cloro en el tratamiento de COVID 19’, cuya copia también presenté para conocimiento de los colegas”, dice parte del argumento del parlamentario.

Brítez insistió en que el principal motivo de su proyecto se da en torno al costo de este químico, que podría rondar entre cuatro o cinco dólares por persona, desde el inicio del tratamiento hasta la recuperación total del paciente, monto que incluye los componentes para su elaboración y su correspondiente suministro en hospitales públicos, privados y/o en tratamientos ambulatorios, según expresó.

“Resulta necesaria la aprobación de una legislación que autorice la elaboración, venta y uso del dióxido de cloro como método preventivo y/o curativo, tal como ya sucede a nivel regional, pues es ley en Bolivia y actualmente se encuentra en estudio para su aplicación en Perú”, señala en otro párrafo de su iniciativa.

Las advertencias

Mientras tanto, existen varias tesituras de profesionales que aseguran que este químico podría ser dañino para la salud del paciente. En enero de este año, el doctor Dante Zacarías, jefe de Toxicología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA y el Hospital de Clínicas, en entrevista para La Nación refutaba esta teoría y advertía que la gente estaba consumiendo un químico que es utilizado para el blanqueamiento de piscinas.

“Yo diría que las personas que la consumen están pasando a jugar la ruleta rusa para ver qué le puede ocurrir en la creencia de que el dióxido de cloro va a salvarle del COVID-19. Hasta ahora no existe ninguna publicación internacional y menos nacional que haga referencia al dióxido de cloro porque no se tienen resultados. La gente en forma empírica y de forma aventurera consume estas sustancias supuestamente milagrosas. Así la llaman, ‘sustancia mineral milagrosa’ (MMS)”, advertía a inicios de este año el profesional.

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En agosto del 2020, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ya advertía sobre el uso del dióxido de cloro y de sus derivados inhalables. La misma advertencia fue reiterada en enero de este año.

“La OPS no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral (intravenosa, intraarterial, intramuscular y subcutánea) en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia, y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”, refería la nota masiva de la OPS.

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