Entusiastas y emocio­nados, jóvenes de dis­tintos países partici­pan de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, Por­tugal. La paraguaya Diana Mabel Báez habló de la expec­tativa que genera el encuen­tro de los jóvenes con el papa Francisco. Ciudadanos pro­cedentes de Latinoamérica y portugueses se congregaron masivamente con sus bande­ras para dar la bienvenida al vicario de Cristo. En el marco de su 42.º viaje internacional y el segundo en Portugal, el papa Francisco participa de la 37.ª Jornada Mundial de la Juventud con el millón de jóvenes participantes, según informó la agencia Vatican News.

A lo largo de los casi siete kiló­metros que separan la base aérea del palacio presidencial, numerosos jóvenes de todo el mundo y muchos habitantes de Lisboa esperaron durante horas el paso de la comitiva papal. En la plaza de la Rua del Belem tuvo lugar la ceremonia de bienvenida.

“La gente desde temprano estuvieron recibiendo al papa a pesar de que el evento comenzaba a las 5:00 de la tarde. A partir del mediodía, la gente ya empezó a movilizarse buscando un lugar donde pue­dan estar más cerca, varias personas se emocionaban y lloraban, por la emoción del momento”, relató a la 680 AM.

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Reflexionó sobre el mensaje transmitido por el pontífice a la juventud de todas las nacio­nalidades del mundo. “El men­saje del papa fue emotivo, dijo que el amor de Dios es represa, llega de sorpresa, nos llama por nuestro nombre, nos llama por cómo somos y nos llama porque somos amados, somos únicos y la belleza está ahí en eso. También pidió a los jóve­nes a comprometernos a ayu­dar a ver eso, porque somos amados por lo que somos, no por lo que quisiéramos que fuéramos”, dijo.

VÍA CRUCIS

La representante de la dele­gación paraguaya afirmó que ayer viernes algunos jóvenes se reunieron en forma privada con el papa Francisco. Y en la noche se celebró el vía crucis, que fue el evento central, en el marco de la visita de Su Santi­dad a tierras portuguesas.

Otra compatriota, Mirta Penayo, de 20 años, contó que es su primera experiencia en la JPJ. “Es una experiencia única en serio, no me salen las pala­bras para poder describir. Solo digo que hay que venir con el corazón preparado y con el corazón abierto para esta experiencia y dejarse llevar por Dios. Es una experiencia bastante linda” expresó.

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