Esta semana se realizó con éxito el primer trasplante cardíaco infantil del 2022 en el Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu. El paciente de 9 años recibió un nuevo corazón y se encuentra en proceso de recuperación en la sala de cuidados intensivos del departamento de Cardiología. El niño se encontraba en lista de espera de trasplante del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT) desde agosto del 2021, con diagnóstico de miocardiopatía restrictiva en fase dilatada.
“El corazón trasplantado ya está latiendo con fuerza. La cirugía duró 3 horas y media”, mencionó el doctor Marcos Melgarejo, jefe de cirugía cardíaca del centro asistencial. El pequeño, cuyos datos se omiten, cumpliendo con el Art. 29 del Código de la Niñez y Adolescencia Ley N° 1680/01, estaba en su casa cuando recibió la noticia de que existía un donante compatible.
Llegó al hospital junto a su familia y el equipo de profesionales de la salud ya lo estaba esperando; mientras, otro grupo tomó vuelo hasta la ciudad de San Juan Bautista, departamento de Misiones, para realizar la ablación de los órganos del donante. En este sentido, emitieron un especial reconocimiento y agradecimiento a los familiares de la persona donante.
El ministro de Salud, Julio Borba, se encargó de las gestiones de trasporte aéreo para que el corazón llegue dentro del tiempo establecido por protocolo, mientras que las FFAA del Grupo Aerotáctico ofreció una avioneta y un helicóptero para este fin. Además estuvieron involucrados el SEME, trabajadores de los hospitales de San Juan Bautista, IPS Central, Clínicas e INAT.
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Esperando con los dos amigos invisibles
La imagen golpea. En la foto se ve la figura de un niño de 5 años en pijama. Se encuentra parado, de espaldas, mirando por la ventana. Su mentón apenas llega al marco, por eso con sus manos se aferra al frío metal para no caer.
Mira a lo lejos, que es un decir, puesto que solo puede apreciar la estructura de un edificio del lado izquierdo y en el centro, a unos 20 metros, una especie de casita con techo de tejas sucias. En medio de ambos se esconde más atrás –como un travieso compañero de juegos– un automóvil que mira de reojo hacia el niño con uno de sus faros traseros.
Unos tubitos de plástico como finas serpientes se cuelan de entre la ropa y desaparecen en una máquina a un metro de él. Esos tubitos callan, no dicen nada, prometieron mantenerse en silencio, pero basta descubrirlos semiescondidos para saber que hablan de un gran dolor. Ese es el mundo del niño, de la cama a la ventana.
Aunque cómoda, estar acostado mucho tiempo le cansa, entonces busca la libertad en esa abertura que le muestra algún pajarito revoloteando y el pequeño se pregunta qué se sentirá volar. Entonces su rostro deja de sonreír cuando recuerda que le contaron que los ángeles cuando se van al cielo también vuelan y él todavía no quiere ser un ángel. Antes, prefiere correr, jugar, chutar una pelota como lo deben estar haciendo sus compañeritos.
Las lágrimas se han secado, pero han regresado como lluvia de enero y se han vuelto a secar, así como la promesa de la primavera que trae sus flores y aromas. Pero allí, quieto, esperando el milagro está Milan, atado al Berlín Heart, el corazón mecánico que hoy hace 135 días le regala vida.
La tristeza lo abraza con su frío aliento. Ellos tres, la tristeza a la izquierda, la esperanza a la derecha y el niño en el centro como un Jesucristo crucificado al corazón artificial esperan la señal, el milagro del donante que pueda devolverle todo lo que perdió con esta enfermedad.
Milan no entiende, pero por momentos los médicos entran corriendo, presurosos, dicen que se descompensó y la enfermera entra con la aguja. Antes temblaba al ver la jeringa, ahora aprendió a mirar hacia otro lado, así duele menos cuando el metal se hunde en su carne tierna. Y su madre trata de que Milan no se dé cuenta de que está llorando. Pero él siente y esa mirada le da fuerzas para seguir. No está solo.
Milan no entiende, pero escucha los susurros. Dicen que Paraguay es uno de los países con el índice más bajo de donantes del mundo y nadie hace nada. No entiende.
En otros países se organizan campañas de concienciación, el Poder Legislativo debate leyes que promuevan la donación de órganos, pero aquí… aquí… aquí es aquí.
Milan no entiende cómo no se dan cuenta. Creen que ellos nunca van a necesitar de un donante, o sus hijos, o sus nietos. Creen que nunca les va a pasar hasta que pasa. Solo entonces quieren cambiar el destino, pero ni todo el dinero que tienen les sirve. La vida no se compra. Tan grandes y no se dan cuenta de qué es importante.
Recuerda ese cuento de la cigarra y de la hormiga, en el que la hormiga se preparó para los tiempos difíciles mientras la cigarra se la pasaba cantando y creyéndose famosa. Eso puede pasarles a ellos porque nunca movieron un dedo para prever la desgracia que representa necesitar un órgano para seguir con vida.
Milan no entiende. Le dicen que hay una ley que convierte a todos en donantes, pero los familiares niegan la oportunidad a los que la necesitan.
Y allí, parado en la ventana, oye el viento, a veces el Sol le hace cosquillas en la piel y otras, otras no puede ni pararse más y debe volver a la cama. Cada vez siente más cansancio y quiere dormir, olvidar que está allí y soñar cosas lindas.
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Un corazón para Milan: recuerdan que “donando están dando vida”
Milán es un niño de cinco años que padece miocardiopatía. Hace 83 días está conectado a un corazón artificial, esperando la aparición de un donante que le permita realizarse el trasplante de corazón, con lo que su expectativa de vida puede aumentar considerablemente. El niño está internado en el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu, ubicado en el barrio Reducto de San Lorenzo, donde permanece en la unidad de cuidados intensivos.
Andrea, la mamá del niño, comentó que hace dos años su hijo está en lista de espera para recibir un corazón. Aseguró que ahora, más que nunca, es urgente encontrar un corazón, debido a que Milan lleva más de 83 días conectado a un corazón artificial, un tiempo récord, incluso, más de lo que estuvo Anita Almirón, quien falleció en abril de 2013, a la edad de 6 años, esperando la donación de un corazón y en cuya memoria fue aprobada la ley de donación de órganos, que está vigente en el país.
Si bien se presentaron cuatro posibilidades, no fue posible ninguna debido a la negativa de los familiares de los posibles donantes. Aunque entiende que no es una situación fácil la que deben pasar los familiares de los pacientes que estuvieron con muerte cerebral, lamenta que no haya conciencia de la importancia de donar órganos para salvar vidas.
Lea también: Milan sigue esperando un donante: lleva 82 días conectado al corazón artificial
“Nosotros nos enteramos cuando ya pasó todo. Los médicos no nos quieren dar falsas esperanzas, nosotros nos enteramos, por otra parte. El pensamiento de la gente es lo que nos duele, que no entiende lo que estamos pasando”, dijo en entrevista con el canal Gen/Nación Media.
Agregó que, si bien ahora el niño está estable, por momentos aparecen dolores en el cuerpo y él no quiere saber nada, tiene miedo inclusive a las curaciones. Si bien no juzga a las familias que no quieren donar, porque las comprende, pidió mayor conciencia, pues al donar los órganos de sus seres queridos están ofreciendo la posibilidad de dar vida.
Uno de los mayores obstáculos a la hora de conseguir un donante no es solo la compatibilidad, sino sobre todo el peso, esto, debido a que Milan pesa solo 17 kilos, por lo que el donante no debe pesar más de 40 kilos. “Nos duele porque él está sufriendo mucho y nosotros sufrimos de él. Lo que nos duele es el pensamiento de la gente, que cree que llevará a su familiar vacío si dona sus órganos. Queremos que la gente sea consciente que, al donar, están dando vida, pueden salvar muchas vidas”, concluyó Andrea.
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Paciente que recibió nuevo corazón sale de alta
Hace casi 2 semanas un hombre que estaba en lista de espera para trasplante de corazón recibió el órgano y hoy sale de alta del Instituto Nacional de Cardiología, Dr. Juan Adolfo Cattoni, del Ministerio de Salud Pública. Este año ya se realizaron en este servicio 5 cirugías de trasplantes cardiacos.
El hombre, de 52 años, era portador de una miocardiopatía dilatada en fase terminal. El paciente estuvo 11 meses en lista de espera para un trasplante de corazón.
El día 23 de noviembre pasado se le realizó el trasplante de corazón en el Instituto Nacional de Cardiología. La cirugía duró aproximadamente 4 horas y fue exitosa.
Hoy, luego de casi 2 semanas, el paciente ha sido dado de alta en excelentes condiciones. Este es el trasplante cardiaco número 5 de este año y el número 20 que se realiza en el instituto.
El Instituto Nacional de Cardiología es el único centro que realiza este tipo de procedimientos en todo el sistema de salud pública.
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En Acosta Ñu realizaron dos trasplantes de huesos en niños
Febrero, último domingo de vacaciones, Ana estaba contenta por el inicio de las clases y aún con la energía de haber celebrado su décimo cumpleaños unos días antes, pero esa noche un dolor de rodilla intenso hizo que dejara la mochila cargada y el uniforme colgando del perchero. Se dirigió a Urgencias del Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu y, tras varios estudios, sus padres recibieron el diagnóstico de osteosarcoma, cáncer óseo. Mientras Ana iniciaba tratamiento en el Departamento de Oncohematología del mencionado hospital, Juan, de 6 años de edad, con el mismo diagnóstico, se encontraba en proceso de recuperación del primer trasplante de huesos realizado en el servicio. Meses más tarde, Ana fue la segunda (se utilizan nombres ficticios para resguardar la identidad de los niños). Los médicos realizaron cirugías de preservación de miembro. Un trasplante parcial de fémur con aloinjerto óseo, proveído por el Banco de Tejidos del Centro Nacional de Quemaduras y Cirugías Reconstructivas (Cenquer), más la fijación con placas y tornillos.
Los especialistas explican que la reconstrucción se puede realizar a través de un autoinjerto óseo (del mismo paciente) o aloinjerto óseo (desde el banco de huesos) y, en el caso de que ambas opciones no sean posibles, se realiza con una prótesis no convencional. Ana sostiene un peluche entre sus brazos mientras su madre habla sobre la importancia de donar órganos. Menciona que su hija pudo acceder a una cirugía que antes no era posible, pero eso cambió gracias a la donación de huesos y que el país pueda ofrecer un banco de tejidos. Comentó que ahora están en el proceso de controles y curaciones. Cuando el médico indique el momento esperan iniciar la etapa de movilización de pierna con el acompañamiento de fisioterapeutas.
En la habitación contigua estaba Juan. Llegó al hospital apoyado en sus muletas. Realiza el proceso de recuperación, es rápido. Tanto Ana como Juan llegaron al Acosta Ñu por dolores de rodillas. En ambos casos, sus padres refieren que se trataba de molestias ocasionales, y que después de una queja seguían corriendo y jugando, pero la inquietud de encontrar respuesta a lo que había detrás de esas molestias y tras varios estudios llegaron al diagnóstico.
SOBRE LA ENFERMEDAD
El osteosarcoma es un tumor óseo causado por la proliferación de células malignas. Es el cáncer de hueso más común en niños, constituye el 20 % de los tumores primarios del hueso.
Afecta mayormente a la franja etaria de 10 y 20 años, y en menor porcentaje a niños y niñas menores de cinco años, según comenta el Dr. Jorge Vera, traumatólogo infantil del hospital pediátrico, quien fue uno de los responsables, junto a profesionales anestesiólogos, instrumentadores y circulantes de quirófano, y con la colaboración del Dr. Humberto Galleano, de las primeras dos cirugías de esta índole en el Acosta Ñu.