En el marco de la celebración de la fiesta patronal de San Charbel, este domingo se llevaron a cabo varias actividades de las cuales participaron los devotos de manera multitudinaria. La organización de esta fiesta anual estuvo a cargo de la Misión Libanesa Maronita del Paraguay y la Parroquia San Charbel.
La actividad con la que se iniciaba esta jornada tan especial fue una procesión vehicular con la imagen de San Charbel durante la cual se visitó a las capillas aledañas. Este momento fue acompañado por los Heraldos del Evangelio, quienes amenizaron este momento de oración con cantos clásicos.
Posteriormente, cerca del mediodía, fue celebrada una misa de sanación, la cual fue presidida por el cardenal Adalberto Martínez, arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis de la Santísima Asunción. Así también acompañó monseñor Vincenzo Turturro, nuncio apostólico del Paraguay.
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Durante la misma se entronaron las reliquias de la Beata María Felicia de Jesús Sacramentado y se bendijo el aceite curativo de San Charbel. Finalizado este momento, de oración y regocijo, se procedió a la revelación de una placa conmemorativa al santo y su impacto en la vida de los fieles.
Las celebraciones en torno a San Charbel se iniciaron previamente con un triduo de misas en donde se rezaba el rosario y los fieles compartían la eucaristía. Este proceso de preparación para la fiesta patronal fue acompañado por las capillas Inmaculada Madre de Cristo, San Roque González, Medalla Milagrosa, San Cayetano, Virgen del Rosario, San Miguel, San Eugenio de Mazerod, San Francisco de Asís y la capilla Caacupemí.
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Motivos de oración
- Emilio Agüero Esgaib
- Pastor
La oración es un tiempo desperdiciado, si no se entiende su propósito. Nuestros motivos de oración deben de estar conformes a la voluntad de Dios, que es su Palabra (1 Juan 5.14-14). Tenemos que entender claramente el cómo orar y por qué orar. Si no entendemos esto, no habrá motivaciones para seguir orando.
Básicamente, el orar debe ser con una motivación y un deseo por comunión con Dios (Salmo 42.1-2). La sensación de estar separados de Dios nos lleva a clamar por su presencia: Deseo su presencia, me siento solo sin ella; anhelo su comunión y eso me mueve a orar (Salmo 63.1-8).
Habíamos dicho que el Padre Nuestro es el ejemplo de oración más famoso del cristianismo. Jesús no nos lo dio para ser repetido de manera mecánica o como un mantra. Limitarlo a eso es quitarle toda la inmensa carga de enseñanza y riquezas que tiene en sí mismo.
Al orar debemos desear ver la gloria de Dios; remover el estorbo del pecado de nuestra vida (Romanos 3.23).
Vemos en el Salmo 32.1-7 que David, literalmente, se enfermó a causa de la culpa. Su cuerpo soltó bilis, su sangre se contaminó, su boca se secó, bajaron sus defensas corporales a causa de la angustia del pecado oculto, tuvo enfermedades de índole sicosomática y clamó. Demos preguntarnos: ¿Nos afecta así el pecado?, ¿así nos sentimos cuando fallamos a Dios?
El mal se disfraza de muchas cosas, es sutil y complejo. La Biblia dice que Satanás tiene capacidad aun de disfrazarse de ángel de luz. Tenemos que pedir a Dios en todas las cosas discernimiento para vencer el mal. Salomón pidió a Dios discernimiento (1 de Reyes 3.9). Hay cosas que se disciernen espiritualmente (1 de Corintios 2.14). El discernimiento es un don que Dios da.
Debemos orar para que Dios nos dé conocimiento de Él y deseo de conocer más a Dios y que los demás le conozcan (Efesios 1.16-18).
Debemos de orar por el deseo de dar gracias por las bendiciones pasadas (Salmo 44.1-3). Si realmente estamos agradecidos a Dios por sus bendiciones pasadas, esto nos motivará a orar.
Un deseo por aliviar el temor y la preocupación (Filipenses 4.6-7). Un anhelo por la salvación de los perdidos (Romanos 10.1; 1 Timoteo 2.1). Esto habla de la compasión y el amor cristiano.
Realicemos un examen espiritual: Si no quiero orar es porque está afectado mi deseo, y eso debe de ser analizado. Ver si estamos en la fe. Ver por qué estamos enfermos espiritualmente. Mirar qué terreno ya ganó Satanás en tu corazón y empezar a recuperar lo perdido.
Tomá decisiones. Solo vos podés hacerlo. Clamá a Dios que ponga en vos el querer y el hacer. Acercate a Dios para que él se acerque a ti. Mientras más buscas de Dios, más necesidad vas a tener cada vez de orar y buscar su presencia. Orá por los problemas de tu vida y de las aflicciones que te rodean. Alabá a Dios en todo tiempo para entrar en las profundidades del Espíritu.
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Prevén misa y procesiones en honor a la Virgen Nuestra Señora de la Asunción
Hoy, 15 de agosto, se conmemora el 487º aniversario de la fundación de la ciudad de Asunción y la ciudadanía está lista para participar de la fiesta patronal en honor a la virgen. Para las próximas horas se tendrán misas y dos procesiones en el marco de la fiesta patronal de Nuestra Señora de la Asunción.
Para la jornada de hoy, las actividades arrancarán a las 8:00, con la procesión de la imagen de Nuestra Señora de la Asunción desde la Armada Nacional en Sajonia y luego desde el Puerto Montevideo, sobre la calle Montevideo, Río Blanco y Avenida Costanera hasta la Catedral.
Se tiene previsto llegar con la imagen de la Virgen a las 9:00 e iniciar la santa misa de la Solemnidad de la Virgen María, que será precedida por el cardenal Adalberto Martínez, arzobispo metropolitano. Para las 11:00 está marcado el traslado de la imagen hasta su Oratorio.
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“Este es un día de gran gozo para nuestra arquidiócesis y para todo el Paraguay que tiene a María, bajo el misterio de su gloriosa Asunción, como madre, reina y patrona. Bajo su manto maternal nos acogemos y a su santa intercesión confiamos las intenciones de la santa Iglesia, de nuestras familias y de todo nuestro país”, recordaron desde el Arzobispado.
También, a las 11:00 se realizará la procesión de la Asociación de Jinetes del Paraguay con la imagen peregrina de Nuestra Señora de la Asunción desde la Catedral hasta el Seminario Metropolitano e inicio de la Fiesta Patronal hape.
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Asimismo, a las 07:30 se procedió al izamiento del Pabellón Patrio y entonación del Himno Nacional en el Palacio de Gobierno y a las 8:00 arrancó el Desfile militar y policial en la Avenida Costanera “José Asunción Flores”.
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Novenario y programa en honor a la Virgen de la Asunción arrancará el 6 de agosto
El próximo 15 de agosto se conmemora el 487º aniversario de la fundación de la ciudad de Asunción y el 6 de agosto arrancará el novenario en honor a la virgen y tendrá su final con la fiesta patronal. Durante nueve días se tendrán misas, se rezará el rosario y se prevén dos procesiones.
El miércoles 6, iniciarán las actividades religiosas en honor a Nuestra Señora de la Asunción, santa patrona de la ciudad capital. Para las 18:00, se tiene prevista una procesión con la imagen de la Virgen hasta la Catedral, el punto de partida será en Oratorio ubicado en el centro de capital del país.
Durante nueve días, se realizarán misas a las 19:00 en la Catedral de la ciudad, pero previa a esta ceremonia se rezará el santo rosario (18:20), a la que está invitada toda la ciudadanía.
En el último día, el 14 de agosto, se realizará la vigilia de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María y recordarán el día del Seminarista Arquidiocesano. Ese día el rosario se rezará a las 17:45. A las 18:15 será el solemne canto de las I Vísperas de la Asunción de la Virgen María y desde las 23:00 iniciará la serenata.
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Evento central
Para el 15 de agosto, se tienen previstas las procesiones con la imagen de Nuestra Señora de la Asunción desde la Armada Nacional en Sajonia y luego desde el Puerto Montevideo, sobre la calle Montevideo, Río Blanco y Avenida Costanera hasta la Catedral.
Para las 9:00 iniciarán con la santa misa de la Solemnidad de la Virgen María, que será precedida por el cardenal Adalberto Martínez, arzobispo metropolitano. Ya para las 11:00 está marcado el traslado de la imagen hasta su Oratorio.
Así también, para las 11:00 se realizará la procesión de la Asociación de Jinetes del Paraguay con la imagen peregrina de Nuestra Señora de la Asunción desde la Catedral hasta el Seminario Metropolitano e inicio de la Fiesta Patronal hape.
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XVII Domingo del Tiempo Ordinario (C)
- Hno. Mariosvaldo Florentino
- Capuchino
Uno de los discípulos pidió a Jesús que les enseñara a orar. Y Él les enseñó el Padre Nuestro y después les hizo un discurso sobre la importancia de la oración.
El Padre Nuestro es, sin dudas, la mejor oración que tenemos pues nos fue entregado por el propio Dios que se hizo carne. A veces me asusto cuando algunas personas, aunque con muy buena intención, atribuyen poderes casi mágicos a otras oraciones y colocan en un segundo plano la oración del Padre Nuestro. No digo que no tengamos bellísimas oraciones, muchas de ellas hechas por santos, y que nos ayudan a rezar mejor, pero ninguna se puede comparar con aquella que nos dio Jesús.
Nos decía santa Teresa De Ávila, que quien quisiera hacer una hora de buena oración, bastaría hacer en este tiempo un Padre Nuestro, meditando en sus palabras, y esto sería suficiente. Seguramente esta es una mujer que aprendió a rezar con Jesús.
El Padre Nuestro es una oración completa. Allí damos gloria a Dios, no porque Él tenga necesidad de nuestras alabanzas, sino porque para nosotros es fundamental reconocer su gloria a fin que podamos descubrir quiénes somos y hacia dónde debemos ir. En el Padre Nuestro nos abrimos a la acción de Dios y expresamos nuestra confianza en su gracia.
Decir “hágase tu voluntad” es muy comprometedor, pero es el único camino para nuestra real felicidad. Dentro de esto “hágase”, le presentamos nuestras necesidades: el pan cotidiano, el perdón, la protección. Pero después de darnos esta maravillosa oración, Jesús insiste mucho sobre la importancia de orar.
El tema central de su discurso es la perseverancia. Nuestra oración debe ser perseverante. La debemos hacer con insistencia. No basta decir: ya le pedí una vez, ahora solo me resta esperar. Es en la constancia de la oración que reside su eficacia.
El ejemplo que nos da Jesús del hombre que en la madrugada insiste con el vecino hasta que se le atienda, si no por amistad, al menos para no ser más molestado, es muy claro. También nosotros debemos pedir y pedir, llamar y llamar hasta que el Señor nos escuche.
Con todo, es importante tener claro que existen tres clases de cosas que podemos pedir a Dios:
a) cosas que colaboran para nuestra salvación, para nuestro crecimiento como personas.
b) cosas que son indiferentes para la vida en Dios, pero que nos ayudarán a ser más felices en ciertas situaciones.
c) y otras cosas que, aunque no nos demos cuenta, nos harán daño o al menos colocará en peligro nuestra salvación.
En cuanto a las primeras, podremos decir que Dios es el primer interesado en nuestra salvación. Este es el regalo que Él más nos quiere dar, y no negará a nadie que lo pida.
En cuanto a las segundas, dependerán de nuestra insistencia, de las motivaciones que tengamos. Del cómo las pedimos. Del cuánto realmente son importantes para nosotros. (Como un padre de familia siente placer en regalar a su hijo, en alguna oportunidad especial, alguna cosa, que sabe que lo desea mucho porque siempre lo pide, aunque no sea esencial para su vida, así también Dios hace con nosotros).
Mas, si nosotros le pedimos una cosa que no nos hará bien, o nos puede hacer daño, es natural que Él no nos conceda, aunque pasemos toda la vida insistiendo. Dios es nuestro padre y por sobre todo nos quiere defender y proteger. Así como a un niño pequeñito que pide a sus padres un cuchillo afilado, ellos por cierto le negarán, aunque él pida entre lágrimas, también a nosotros, porque nos ama, Dios algunas veces no nos atiende.
Pero no nos olvidemos, orar no es solo hacer listas de pedidos. Es también agradecer, reconocer los beneficios, conocer todo lo que ya hizo Dios y alabarlo. Y por, sobre todo, oración es diálogo, no es monólogo. Debemos estar también dispuestos a escuchar a Dios, a contemplarlo, a dejarse tocar por Él.
La oración debe volverse en nuestra vida “respiración de amor”.
El Señor te bendiga y te guarde.
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.