El consejo episcopal permanente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) emitió un pronunciamiento con el cual insta a las autoridades paraguayas, representantes ante la 54ª Asamblea Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) a realizar las objeciones que, por derecho, se tiene como país miembro a ciertas resoluciones propuestas para ser aprobadas por algunos países, sobre la vida y la familia.
Esto, en el marco de la asamblea permanente de la OEA que se llevará a cabo los días 26 al 28 de junio próximo en Asunción, y tendrá como tema central: “Integración y seguridad para el desarrollo sostenible de la región”.
Desde la CEP se valora el trabajo que llevan adelante organizaciones como la OEA, que trabajan por la paz en la región, el entendimiento entre los pueblos, la institucionalidad democrática y el respeto a los Derechos Humanos en nuestro continente. Igualmente, considera que las condiciones adecuadas para el desarrollo de los pueblos se dan solo en profundo respeto a la libertad y la dignidad humana, en armonía con el cuidado de la casa común.
Por tanto, señalan que el marco constitucional del Paraguay protege la vida y la familia como valores fundamentales sobre los que se edifica la sociedad nacional. El consejo episcopal remarca que el derecho a la vida es inherente a la persona humana, siendo la familia el fundamento de la sociedad, citando los artículos 4 y 49 de la Constitución Nacional.
“En ese sentido, consideramos que ciertas resoluciones propuestas para ser aprobadas por algunos países, sobre la vida y la familia, no condicen con nuestra carta magna y pueden afectar a nuestra soberanía, por lo que instamos a nuestras autoridades representantes ante la OEA a realizar las objeciones que, por derecho, tenemos como país miembro”, expresa parte del documento.
Asimismo, la CEP recuerda que la Iglesia cree firmemente en el valor de la vida, desde su concepción hasta la muerte natural y en la familia, constituida sobre el matrimonio del hombre y la mujer; “por lo que exhortamos al respeto a estas convicciones de nuestro pueblo y que están garantizadas y protegidas por la Constitución Nacional”, continúa el comunicado.
Finalmente, expresan sus saludos y deseo de bienvenida a todas las delegaciones presentes para este evento de la OEA. “Alentamos a que las deliberaciones en nuestro país contribuyan al bien de nuestras naciones, a la protección y promoción de los sectores sociales más vulnerables y necesitados, al cuidado y la defensa del medio ambiente, y al combate eficaz contra el crimen organizado trasnacional, que debilita nuestra democracia y amenaza la estabilidad de la República”, concluye el documento.
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Compañía venezolana llega a Paraguay con espectáculo de títeres
La compañía venezolana Cuentos del Sombrero y el Viento arriba a Paraguay como parte de su gira regional para presentar “Los Amigos del Río”, un conmovedor espectáculo de títeres y narración dirigido a niños y niñas desde los 4 años, así como a toda la familia. La obra busca promover valores de paz y convivencia armónica.
La gira comenzó con una función comunitaria y gratuita en Areguá, el viernes 13 de junio en El Cántaro BioEscuela Popular, dirigida especialmente a escuelas de la zona. En Asunción, el público tendrá dos oportunidades para disfrutar de “Los Amigos del Río”, primero fue ayer en El Granel, y este domingo 15 de junio, a las 16:30, en Sala La Correa (General Díaz 1163 casi Don Bosco), con entradas a G. 35.000 (dos por G. 60.000; informes al 0981 845 472.
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El espectáculo tiene una duración aproximada de 40 minutos, y narra sobre Juan y Efrén, habitantes de pueblos separados por un río, se enfrentan a la desaparición de un puente y la tala de un bosque. La esperanza de una abuelita, que siembra un puñado de semillas, será clave para el renacer de la vida. Esta historia invita a reflexionar sobre la conexión y el cuidado del entorno, revelando su desenlace en el escenario a través de los títeres protagonistas.
Cuentos del Sombrero y el Viento es una compañía dedicada a la creación de espectáculos que combinan actuación, títeres y narración escénica. Su trabajo se enfoca en abordar temáticas que fomentan la paz y la convivencia armónica entre todos los seres vivos. Han presentado sus obras en diversos países como Venezuela, Argentina, España, Chile, República Dominicana, Colombia y México, marcando esta su primera visita a Paraguay.
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Vida, muerte, fantasía, ilusión, deseo… pulsiones y condición humana
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
“¿Fantasear o desear...?”. Ese era el dilema que, en frecuentes charlas de café, proponía un tan veterano como anónimo polemista que habitaba, cuando la tarde agonizaba, algunas de las selectas mesas en el mítico café La Paz, en la esquina de la avenida Corrientes 1593, cuando esa arteria cordial se cruza con la calle Rodríguez Peña, muy cerca del Obelisco, en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción.
Era los años 70, en el siglo pasado. Enfrente –justo en diagonal– intentaba competir el bar Ramos. En concurrentes habituales estaban cabeza a cabeza. Inolvidables, por cierto. Pero el caso es que, luego de encender la polémica con aquel interrogante, con impostado tono académico, intentaba, aquel sanatero, zamarrearnos.
¡Me parece verlo! Acomodaba prolijamente los dos o tres libros de Sigmund Freud o de Foucault que siempre llevaba con él y lentamente –como buscando las palabras más adecuadas– iba al punto. Fumaba tabaco inglés en una pipa muy gastada y sobre su prominente nariz montaba espejuelos redondos tonalizados verde oscuro.
“El tío Segismundo –ironizaba mientras revoleaba sus manos refiriéndose a Freud– cuando compartíamos algunos puros con amigos en el Café Frauenhuber, en la inolvidable Viena, nos explicaba con claridad, jóvenes amigos, palabra más, palabra menos, que solo fantasean las personas insatisfechas”.
PULSIÓN
Lo seguíamos en silencio. Algunas veces –como la ignorancia nos impedía responder y/o, mucho menos, poner alguno de sus dichos en duda, hacía una pausa que disfrutaba y, si la memoria no me falla, en aquel caso puntual remató: “Cada fantasía surge de una pulsión para cumplir con un deseo insatisfecho, muy deseado, que corrija la realidad”.
Nunca recuerdo su nombre. En verdad, no tengo claro si alguna vez lo supe. Pero sí, sus anécdotas con pretensiones académicas y que se definía como “un libre pensador, diletante”. ¡Nos maravillaba! Aunque –debo admitirlo– teníamos dudas que no confesábamos sobre su presunta sabiduría por aquello de que entre los ciegos un tuerto es rey.
“¡Déjese de joder, farfullante…!”, recuerdo que le dijo –indisimuladamente molesto y a voz en cuello– un reconocido profesional y estudioso freudiano, de quien exclusivamente consignaré sus letras iniciales (G.G.), que incontenible por lo que también escuchó abandonó su café en una mesa cercana y lo increpó sin miramientos.
Un pesado silencio cubrió todas y cada una de las mesas. El increpado no atinó a responder. Se retiró cabizbajo –con sus tres libros bajo el brazo– enmudecido y sin plantarle cara. El increpante nos miró, se disculpó “por interrumpir la conversación sin que nadie me llame” y fue al punto: “Simple y sencillo, muchachos. La fantasía tiene que ver con el imaginario. Con lo que creemos o sabemos que muy difícilmente suceda. Con aquello que suponemos imposible y que, de alcanzarlo, imaginamos sería placentero, pero sabemos que no podrá ser. Desear es converger la fantasía con la realidad más deseada en algún momento de tu vida. ¡No entender esa diferencia es grave… y, pretender explicar desde la ignorancia y la confusión, no lo puedo dejar pasar!”.
Renovó su disculpa y volvió a su mesa. “Como una escuela de todas las cosas...”, como nos enseñó Discépolo cuando escribió aquel tangazo que llamó “Cafetín de Buenos Aires”, así era el bar La Paz. Fantasías. Deseos. Ilusiones. Me atrevo a añadir que, como entonces, en estos tiempos de imágenes exacerbadas y exacerbantes que circulan y atropellan en los avasallantes ecosistemas digitales que facilitan las comunicaciones reticulares contemporáneas, aquellas –junto con la vida y la muerte– emergen como inevitables pulsiones incrustadas en el día a día de nuestros días.
OXÍMORON
Claramente, forman parte de la condición humana. Pese a que, con el correr de los tiempos y a la democratización de las monarquías (¿oxímoron?), con mucho menos frecuencia que algún tiempo atrás y, en aquel contexto, escuchar decir “vida de príncipes”, sorprende porque pareciera ser una expresión que cae en desuso.
Aun así, hay quienes insisten con ella cuando se procura producir sentido respecto de alguna persona que –a juicio de quien así se expresa– tiene allanado el acceso a poderosos y poderosas o cuando dispone de bienes materiales en abundancia o cuando no debe preocuparse por necesidades que –como tales– sí lo son para la mayoría de la humanidad.
En ese contexto, tampoco el futuro debiera ser preocupante para quienes tienen –siempre a la vista de las otredades– tránsitos principescos o, acaso, propios de las realezas. Hambre, desocupación, falta de salud, de educación. En aquel contexto, se suponen alejados de aquellos y aquellas minorías vistosas. Sentires y decires. Pareciera, incluso, que nada ni nadie está exento, alguna vez, de emitir esos juicios o ser depositario de ese tipo de expresiones.
Hasta la muerte –en ciertas ocasiones, por la forma en que se produce y a quien afecta– hace que no sean escasas las voces que se atreven a afirmar que Mengana o Fulano “murió como un príncipe”. En el siglo XIX y buena parte del XX era frecuente que así se significara la partida de este mundo cuando las y los finados eran considerados socialmente como “patricios” o “ricos”.
Curioso, por cierto. Y tanto lo era (y es) que vaya a saber a quién y en qué situación tuvo la lucidez para destacar que “al final de la partida, reyes y peones vuelven a la misma caja”. ¿Sabiduría popular? Tal vez.
LA BODA DEL SIGLO
Aún recuerdo cuando el 29 de julio de 1981 –la tele satelital cuando el mundo era mundial y para nada global– puso “en el aire” (vieja expresión de uso común en la radiotelefonía de entonces, hoy casi olvidada), desde la catedral de San Pablo, en Londres, la que fue llamada como la “boda real o del siglo” porque, aquel día, el príncipe Carlos (32) –hijo primogénito de Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), la reina Isabel II del Reino Unido y de la Commonwealth desde 1952 hasta su muerte– contrajo matrimonio con la joven aristócrata llamada Diana Spencer (20).
Cerca de 800 millones de televidentes lo vimos. “¡Parece un cuento de hadas...!”, escuché decir a dos mujeres que – como otros muchos, frente a una vidriera colmada de televisores– vimos pasar a Carlos, por entonces príncipe de Gales, y Diana recién casados, a bordo del 1902 State Landau, como se conoce al carruaje que, en aquel año, el rey Eduardo VII –tío del contrayente– ordenó construir para ceremonias relevantes.
En la Argentina, desde poco menos de tres años, teníamos tele en colores. La novia, tanto en el ingreso a San Pablo –luego de descender junto con John, su padre, VIII conde de Spencer, de un carruaje vidriado– como en el momento en que salió de esa catedral con su esposo convertida en “alteza real”, tuvo que detenerse varios minutos para que las “damas de honor” acomodaran la cola de su vestido “de casi ocho metros de largo”, relataba la transmisión oficial.
¡Hermoso para ver! Un año y 22 días después –el 21 de julio de 1982– se anunció el nacimiento del príncipe Guillermo, heredero de la corona británica. El 15 de setiembre de 1984 –setecientos ochenta y siete días después que su hermano mayor– nació el príncipe Enrique.
Sin embargo, y como sostiene el dicho popular, “no todo lo que reluce es oro”. El 28 de agosto de 1996 –cinco mil quinientos nueve días después de aquella boda principesca– Diana y Carlos se divorciaron. Con el paso del tiempo la fantasía pública trocó en públicos desatinos vinculares. La princesa descubrió y confirmó que el príncipe tenía como amante a Camilla Parker-Bowles, una amiga de la Casa Real. ¡Crisis!
MULTITUD
Carlos pasó –para muchas y muchos– a ser el “realmente odiado”. Diana, en el transcurso de 1995, decidió no ocultar la situación. Habló con la BBC, la tele pública en el Reino Unido. “¿Cree que Camilla Parker-Bowles fue el factor que desencadenó el fracaso de su matrimonio?”, preguntó el periodista Martín Bashir a “su alteza real”. La respuesta fue simple, breve y clara: “Bueno, éramos tres en mi matrimonio. Y eso es una multitud”. El 31 de agosto de 1997, Diana, Dodi Al-Fayed (1955-1997), multimillonario egipcio, y el chófer, Henri Paul, murieron en un accidente de tránsito ocurrido en el interior del túnel del Pont de l’Alma, en París.
Aquel príncipe, Charles Philip Arthur George (77), desde el 8 de setiembre de 2022, es Carlos III, rey del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones. Camilla Rosemary Shand, luego Parker-Bowles (78) –la tercera de aquel matrimonio principesco que “era multitud”, como lo sentenció Diana, “la princesa del pueblo”, como la categorizó para siempre el ex primer ministro Tony Blair, el 31 de agosto de 1997– es reina consorte.
Fantasías. Deseos. Ilusiones. Condición humana. Fantasías. Deseos. Ilusiones. “Cambia, todo cambia”, canta como nadie Mercedes Sosa. Los khasi –una minoría étnica originaria que habita en el estado de Meghalaya, noreste de la India desde antes de las invasiones dravídicas pobladoras del sur en ese mismo país– desconocen quiénes de sus antecesores y cuándo comenzaron a orientar las raíces de los árboles para construir con ellas “puentes vivientes”.
Lejos de aquellas selvas inigualables, recién se supo algo de los que se conocieron entonces también como “los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji)”, cuando era avanzado el siglo XIX. Los exploradores occidentales se asombraron con aquel descubrimiento. En La Sociedad Asiática, un histórico periódico que se publicaba en Calcuta en 1844, se consignó la información. Desde aquellos tiempos, es polo de atracción hasta nuestros días.
“AMOR RECÍPROCO”
Hacia allí, unas tres semanas atrás, partieron en luna de miel el príncipe Raj Raghuvanshi (21) y la princesa Sonam Raghuvanshi (24). Eran marido y mujer porque sus madres –en esa sociedad matrilineal– así lo acordaron. Ambos pertenecían a la misma clase social y casta. Aquel enclave natural que, además, con unos 12.000 milímetros de lluvias anuales es, según Guinness, el lugar más lluvioso de cada año, era perfecto para manifestarse amor recíproco sin interferencias. La actuación crucial de la mehndi, la celebración musical previa, la ceremonia principal, la fiesta posterior quedaron atrás.
Me explican –por Whatsapp, desde Nueva Delhi, tres diplomáticos chimenteros que me pidieron anonimato– que los fastos nupciales se extendieron por cuatro días. Las dos familias en estado de tranquilidad. Espiritual, social y económico. No faltó nada. Se observaron todos los rituales. Homa (la ofrenda al fuego) se concretó. El Panigrahena, los unió como nunca antes. Las siete vueltas al fuego –el Satapadi– hizo celebrar a muchas y muchos, sonreír a las y los más refinados y desear, ilusionarse... soñar, a otros y otras.
Samskara se instaló en la flamante pareja. Luego, silencio. Los días pasaban y... más silencio. Pero irrumpió la angustia. Primero en el que fue el pueblo de ambos, luego en la provincia, la región y, finalmente, en todo el país. “¿Dónde están?” “¿Qué se sabe?”. La falta de novedades fue parte de las informaciones de la agencia de noticias nacional. Se iniciaron las búsquedas. Los supuestos ganaron el espacio público. Las ideas conspiranoides de poderosos y poderosas ingresaron en los circuitos informativos.
Nadie respondía a las incesantes llamadas a los móviles de Raj y Sonam. La policía y los servicios de inteligencia de la India los monitoreaban inútilmente. También el de uno de los hermanos de la princesa. ¡Nada! Pero, cuando nadie lo esperaba, todo cambió. El domingo pasado aquella novia obediente de los acuerdos y mandatos familiares que se mostró alegre, ilusionada, ante los unos y los otros; que fue objeto de los comentarios de sus vecinos e incluso blanco preferente a la vista de aquellas y aquellos que por ser de clases inferiores o de castas poco respetables no debieran haberla mirado, trocaron interrogantes y angustia sociales.
DIMES Y DIRETES
Desde algunos anocheceres en las sacudidas calles de aquel país con 1.400 millones de habitantes, se sabía por trascendidos –que más tarde se confirmaron– que el cadáver de Raj fue encontrado y recuperado de las profundidades de un precipicio con abundante vegetación. Fue el momento de los dimes y diretes. Se conoció el escabroso detalle de que el cuerpo lo encontraron con el cráneo partido con dos golpes duros aplicados con algún objeto contundente y cortante.
¡Horror! Rescatistas e investigadores tuvieron la convicción de que fue asesinado. Así lo dejaron trascender. No murió como un príncipe. Pero las honras fúnebres sí lo fueron para despedir a su alteza real. Sonam, esposa por un breve tiempo –geolocalizada desde el momento en que se comunicó con uno de sus hermanos– supo por quienes la hallaron que era viuda.
Gritó. Se ahogó en llanto. Insistió con el deshilachado argumento de que fueron víctimas de secuestro. Pero no tenía una coartada que generara, por lo menos, una duda. También supo que Rai Kushwaha, un chófer a su servicio, estaba preso en otra celda. Fue apresado en su pueblo natal, Madhya Pradesh. Contrastaron sus respuestas. Eran amantes desde tiempo antes de que Sonam y Raj protagonizaran una boda principesca.
Como en el caso de Carlos y Diana –con Rai– también se constituyeron en multitud. El amante capturado también confesó. Señaló a los tres criminales que asesinaron al príncipe –sus cómplices– a los que convenció para que ejecutaran al joven esposo de la mujer que también amaba.
Los sicarios fueron apresados. Abrumados, admitieron. La exprincesa viuda dejó de ser víctima para ser victimaria. La justicia la acusa de ser quien incitó a su frustrado enamorado de la necesidad de asesinar a Raj. Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
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Cancillería habilita línea de comunicación para paraguayos que se encuentran en zona de conflicto
Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores habilitaron canales de comunicación para los paraguayos que se encuentran en zona de conflicto bélico en Israel, tras el contraataque de Irán. Irán respondió con misiles en el marco de la escalada de la región luego de que las fuerzas israelíes hayan realizado bombardeos en varios puntos militares iraníes.
“El Ministerio de Relaciones Exteriores informa que la Embajada del Paraguay en Israel ha tomado las medidas de seguridad para resguardar a los funcionarios y está en permanente contacto con los compatriotas residentes para asistirlos”, refiere el comunicado emitido por la Cancillería paraguaya.
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Para los contactos de connacionales que requieran de asistencia de la representación diplomática, fueron habilitados números telefónicos para comunicar la situación o el pedido de asistencia. “Para situaciones de emergencia se habilitaron las líneas: +972 50 354 2379 (Israel) +595 985 848 852 (Paraguay)”, señalan desde RR. EE.
En este momento, una delegación de intendentes paraguayos se encuentra en Israel a la espera de una alternativa para regresar a Paraguay. Se trata de los intendentes Felipe Salomón (San Lorenzo),Cinthia Cabañas (Paso Horqueta), Fernando Ramírez (Pilar), José Resquín (Independencia), y Claudio González, miembro de la Junta Municipal de Saltos del Guairá.
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¿Cómo es el papá que necesitan los adolescentes de hoy?
En la compleja etapa de la adolescencia, la figura paterna sigue siendo un pilar fundamental para el desarrollo de los jóvenes. En un mundo cada vez más convulsionado, el rol del papá en la familia es sustancial en la tarea de orientar, establecer límites y construir seguridad en los chicos.
- Por Gloria Ocampos-Prieto
- gloria.ocampos@nacionmedia.com
“Más allá de la idea tradicional, el papá de hoy en día necesita encarnar una serie de rasgos esenciales que permitan a los adolescentes navegar con éxito los desafíos de su crecimiento y de la sociedad actual”, dice el psicólogo Raúl Manuel Nieto, terapeuta familiar al hablar con La Nación del Finde sobre los rasgos del padre 2025.
Remarca que si bien la presencia de ambos padres es vital en la crianza de los niños y el desarrollo de los jóvenes, la función específica del padre adquiere una relevancia particular en la orientación, el establecimiento de límites y la construcción de la seguridad personal.
“La adolescencia es una etapa de grandes cambios y desafíos, donde los jóvenes buscan entenderse a sí mismos y su lugar en el mundo”, expresa y destaca que en una encuesta a adolescentes paraguayos sobre el tipo de papá que necesitan hoy, la nube de palabras resultante (imagen) muestra una combinación de características emocionales y de apoyo, reflejando las necesidades propias de esta etapa.
Las palabras más grandes y frecuentes (en ese orden decreciendo el tamaño) en la nube son: comprensivo, apoyo, presente, confianza, escucha, amigo, respeto, guía, cariñoso y tiempo.
“Un papá comprensivo es fundamental porque implica no solo escuchar, sino también intentar entender sus perspectivas, emociones y decisiones, incluso cuando difieren de las propias”, señala. “Esta comprensión genera un ambiente de confianza y apoyo, permitiendo que el adolescente se sienta validado y con la libertad de expresarse y buscar guía”, añade.
El especialista explica que las demás palabras, como “apoyo”, “presente”, “escucha” y “confianza”, si bien son cruciales, a menudo emanan de la base de la comprensión. “Un papá que comprende es inherentemente un papá que apoya, que escucha y que está presente de manera significativa”, apunta.
RASGOS CLAVE DEL PAPÁ 2025
El licenciado Nieto entiende que el papá de 2025 para un adolescente es aquel que combina afecto con autoridad, escucha con orientación, y apoyo con el fomento de la independencia. “Es una figura que está presente, que guía, que establece límites razonables y que, por encima de todo, contribuye a que su hijo o hija se sienta seguro y preparado para enfrentar el mundo”, subraya.
A continuación, el profesional desglosa los siete rasgos clave del papá que los adolescentes de hoy necesitan:
1- LA PRESENCIA ACTIVA Y DISPONIBILIDAD
“Los adolescentes necesitan un padre que esté presente no solo físicamente, sino emocionalmente. Esto significa dedicar tiempo de calidad, escuchar activamente sus inquietudes sin criticar y estar disponible para conversaciones significativas, incluso cuando parezcan reacios a iniciarlas. La disponibilidad no implica resolver todos sus problemas, sino estar ahí para apoyarlos en el proceso”, explica.
2- COMUNICACIÓN ABIERTA Y EMPÁTICA
Nieto aconseja fomentar un ambiente donde el adolescente se sienta seguro para expresar sus pensamientos y sentimientos. “El papá de 2025 debe practicar la empatía, tratando de entender la perspectiva de su hijo o hija, incluso si no la comparte. Esto implica hacer preguntas abiertas, validar sus emociones y evitar minimizarlas”, dice.
3- ESTABLECIMIENTO DE LÍMITES CLAROS Y COHERENTES
La adolescencia es una etapa de exploración, pero también de la necesidad de estructura y seguridad. El padre juega un rol fundamental en la definición de límites claros, justos y coherentes. “Estos límites no deben ser punitivos, sino estar diseñados para proteger al adolescente y enseñarle responsabilidad. La coherencia en la aplicación de las reglas es tan importante como las reglas mismas”, enfatiza Nieto.
4- FOMENTO DE LA AUTONOMÍA Y LA RESPONSABILIDAD
El psicólogo apunta que si bien los límites son importantes, también lo es la promoción gradual de la independencia. “El padre debe alentar al adolescente a tomar decisiones, asumir responsabilidades por sus acciones y aprender de sus errores. Esto implica darles espacio para explorar y crecer, incluso si eso significa permitirles cometer pequeños errores controlados”, resalta.
5- MODELO DE RESILIENCIA Y ADAPTABILIDAD
El mundo cambia rápidamente, y los adolescentes necesitan ver en sus padres un ejemplo de cómo enfrentar los desafíos y adaptarse a nuevas situaciones. “Un padre que demuestra resiliencia frente a la adversidad, que aprende de sus experiencias y que es capaz de ajustar sus planes, ofrece una lección valiosa para sus hijos”, expone.
6- GUÍA PARA LIDIAR CON LA SOCIEDAD
El padre cumple una función esencial en ayudar a los adolescentes a entender y navegar las complejidades del mundo exterior. Esto incluye conversaciones sobre valores, ética, relaciones sociales, el uso responsable de la tecnología y cómo discernir información. “El papá de 2025 debe ser un mentor que ofrece perspectivas y herramientas para interactuar de manera constructiva con la sociedad”, sostiene.
7- FUNDAMENTO DE SEGURIDAD PERSONAL
La figura paterna contribuye significativamente a la autoestima y la confianza del adolescente. “Un padre que valida los logros de su hijo, que lo apoya en sus intereses y que le transmite un sentido de valía incondicional, construye una base sólida de seguridad personal que lo acompañará durante toda su vida”, concluye el psicólogo a quien se lo puede contactar en raulnietopsi@gmail.com
Instagram: @raulnietopy; Facebook: @raulmanuel. nieto.1, y YouTube: @Raulmanuelnieto