Desde la Policía Nacional emitieron una serie de recomendaciones para que la ciudadanía tenga en cuenta a la hora de salir de sus viviendas, utilizar el cajero automático o antes de viajar. Esperan que en los próximos días se eviten casos de robo, estafa u otros hechos que puedan perjudicar a la población.
Entre las primeras recomendaciones instaron a las personas a evitar dar datos en las redes sociales, como el lugar donde van a viajar o publicar que están de viaje, porque este podría atraer a los delincuentes, que se encuentra monitoreando. “Deben evitar en lo posible publicar informaciones e imágenes en redes sociales, si vas a viajar en estos días festivos”, confirmaron.
Pidieron extremar los cuidados, en cuanto al manejo de dinero y que en el caso de que van a transportar fuertes sumas de dinero soliciten apoyo policial. “Acudir a cajeros donde haya custodia policial y evitar contar el dinero en el cajero automático, por sobre todo no digites tu clave en presencia de personas desconocidas”, apuntaron.
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Agregaron que es muy importante que no tengan escrito el número de pin por sus tarjetas y verificar que el cajero no cuente con dispositivos extraños. “Si vas a viajar, coordina la vigilancia de la vivienda con alguien de confianza que pueden ser familiares, vecinos o la Policía. No olvidarse de activar sistema de alarma”, confirmaron.
Así también, antes de salir de sus viviendas deben comprobar que las ventanas y puertas se encuentren bien cerradas. “Para evitar accidentes asegurarse de desconectar los electrodomésticos que no requieran estar enchufados. Si tienen mascotas, pedirle a un amigo o familiar que lo asista con agua y comida”, indicaron.
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Sin hechos de robos transcurrió el Rally del Paraguay
El comandante de la Policía Nacional, Carlos Benítez, confirmó que no se reportaron robos durante el operativo de seguridad en el Rally del Paraguay 2025, que movilizó a cinco mil agentes en el departamento de Itapúa.
“Fue un éxito, realmente este trabajo que había empezado hace tres meses activamos lo que tiene que ver con la cooperación internacional”, señaló al canal GEN y Universo 970 AM/Nación Media.
Explicó que se implementó un plan de operaciones con la cantidad de efectivos necesarios para garantizar el normal desarrollo del evento automovilístico internacional.
“Todo este trabajo tuvo que ver a nivel interno, policial; también tuvo una coordinación local de manera interinstitucional. Hay que reconocer el gran trabajo de los organizadores”, destacó.
En cuanto al trabajo policial, contó que de los 34.000 hombres y mujeres, cinco mil se encargaron de la cobertura durante el Rally Mundial, en tanto que el resto del personal quedó en alerta o acuartelamiento en sus respectivas unidades y comisarías.
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“No hemos tenido reportes de la zona de operaciones de casos que tengan que ver con robo, robo agravado, homicidio, hechos que hayan ocurrido en el epicentro no hemos tenido. Y es algo parecido al éxito que hemos tenido con el Panamericano Junior”, indicó.
El comisario Benítez agradeció y reconoció “la madurez cívica” tanto en Asunción como en Itapúa, al calificarla de “extraordinaria”.
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De recuerdos, viajes, brindis, amaneceres, aprendizajes y contar historias
Con cada viaje aprendí la relevancia de enhebrar microhistorias que –como primeras versiones de algunas historias– serán la historia que otros y otras habrán de contar.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista X: @RtrivasRivas
- Fotos Gentileza
La que pasó fue una semana de y con recuerdos. Algunos en soledad y otros, con amigos y amigas. Confieso que he viajado. Mucho. Más de lo que pude imaginar desde niño que –supongo– por desconocer que era posible llegar a todas partes, viajar no era imaginable. Pero, desde que comencé a hacerlo casi con exclusividad para ejercer el oficio de periodista o para estudiar, lo que de esos desplazamientos guardo y resguardo son sabores, imágenes, luces, sombras e interrogantes que –después de tantos años de tenerlos– me atrevo a pensar que carecen de respuestas.
¿A dónde van a parar las palabras no dichas, los deseos no expresados, los sueños perdidos, los corazones rotos, las personas que perdimos en el camino...?, me pregunté una y otra vez en una playa desierta donde solo escuché durante largas horas el ruido del mar.
Aquella misma noche, sin embargo, mirando fijamente el agua que mojaba mis pies, me animé a pensar que, aunque me gusta el mar, disfruto más del Río de la Plata que conocí de pequeño. Y supe entonces que lo extraño porque aquel río que conocí, que nos recibía, que nos dejaba entrar en él para bañarnos, divertirnos y hacernos felices, ya no es. El río que amo y no dejo de amar es aquello que nos dio y ya no nos puede dar porque enfermó.
AMANECERES
Viajar es parte importante de mi vida. Fascinante. Querer conocer historias, personas, personajes para preguntarles con frecuencia deviene en pulsión. Después de una de mis tantas ausencias, en una larga charla le confesé a Cristina, mi amadísima esposa y compañera, que también viajo porque disfruto de coleccionar soles nacientes. Las atesoro. Son momentos –instantes, acaso– muy particulares. Especiales, en los que el tiempo puede medirse a partir de los vertiginosos cambios de tonalidades con los que nos envuelve cada nuevo día.
En Buenos Aires al sol le cuesta ganar altura. Enormes edificios le quitan protagonismo y espacio. La gama de los grises, cuando el día comienza en algunos lugares de las tierras altas en Escocia, sin dudas, asombra. Ver cómo se asoma el sol desde las costas del Atlántico Sur, en Mar del Plata, encandila. Los amaneceres en torno del mar Muerto o en la mismísima fortaleza de Masada, en el desierto de Judea, en el sur de Israel, conmueven y contrastan con la palidez de los primeros cielos de cada jornada en Santiago de Chile o en Ciudad de México.
Pero no recuerdo ningún amanecer con los que tantas veces me embeleso como en mi querida Asunción cuando la bahía se enciende. No tengo memoria en Nueva York de amaneceres deslumbrantes. Como en Buenos Aires, allí triunfa el cemento y en las décadas más recientes le disputan el podio a Febo los cristales que reflejan sus rayos. En la China gigantesca también encontré amaneceres inolvidables. En el sur, especialmente. Y, en una ocasión, desde la Gran Muralla. El sol es atrapante. Y buscarlo es sustancial en la vida del viajante. Tanto para llegar a otro destino como… “a buen puerto”.
Cada lugar deviene en búsqueda y, por cierto, siempre existe aquello que el viajero habrá de buscar y, tal vez, podrá encontrar. Tuve un tiempo en que incansablemente procuré sentarme con amigos, amigas o, en soledad, para beber o transcurrir en aquellos lugares donde alguna vez lo hiciera Ernest Hemingway.
UNA PERSONALIDAD ATRAPANTE
Allá por el 1995 durante varias horas en el Aeropuerto Internacional del Galeão, en Río de Janeiro, dialogué con Martha Ellis Gellhorn (1908-1998), quien fuera la tercera esposa de Hemingway por cinco años desde 1940. Escritora y periodista, como corresponsal de guerra fue la única colega que acompañó a las tropas aliadas en Normandía y desde el campo de batalla reportó el Día D, el 6 de junio de 1944.
Una personalidad atrapante que en 1943 dejó a Ernest en la finca El Vigía, donde convivían, cerca de La Habana, Cuba, para ir a cubrir la Segunda Guerra Mundial desde Italia. Con el tiempo también trabajó en Vietnam y en Panamá, cuando la invasión norteamericana en 1989. ¿Y qué hace aquí, en Río? “Un reportaje sobre las favelas que publicaré en la revista ¿A qué bar cubano iba Hemingway? “Al Floridita”, respondió.
Poco menos de tres años después supe que murió a los 89. Tal vez, por suicidio, trascendió. No lo creo. En su honor, años más tarde, en un atardecer entré en El Floridita y ordené “un daiquiri como el que tomaba Hemingway”. Azúcar, limón, ron blanco Baccardi, hielo y cinco gotas de Marrasquino. Una delicia para endulzar las historias de siempre sobre una revolución que nunca termina. Tal vez, aquella noche, haya bebido de más. Me largué a caminar por el malecón. Recuerdos.
“Aquí, en Washington D. C., más exactamente en Capitol Hill, en WH (White House) y sus alrededores, el poder se siente. Se percibe. Se puede oler y hasta beber. El poder nos devora”, dijo durante un after office, en 1992, un líder parlamentario norteamericano que amablemente departía con un grupo de becarios argentinos entre los que me encontraba. Nunca olvido esas palabras. Valen allí y en todas partes. Duras, descarnadas, precisas.
Viajar también es conocer el poder. Recuerdos. Apenas ocho días atrás mi querido amigo-hermano Augusto dos Santos cumplió años. Con él en Asunción –unos 1.650 kilómetros al norte de Mar del Plata, en Argentina, uno de mis lugares en el mundo desde donde lo busqué para saludarlo– como desde largo tiempo nos comprometimos a un pronto encuentro para levantar una copa (o varias, en verdad) para celebrar tan relevante acontecimiento como, sin duda alguna, lo es su natalicio.
PRÁCTICA SOCIAL
La palabra brindis, afortunadamente, siempre nos acompaña. Es una de nuestras fraternas prácticas sociales que profundizamos donde nos encontremos. Siempre nos prometemos y comprometemos a brindar y en cada oportunidad en que nos reunimos, cumplimos. Nada nuevo. Aunque, si de brindar se trata, siempre es posible aprender algo de esa costumbre que nos llega desde lejos.
Recuerdo que fue en Buenos Aires, en un atardecer cualquiera, cuando en el piso 17 de un lujoso edificio ubicado en la esquina de las calles Florida y Paraguay, solo a un par de cuadras de distancia de la plaza San Martín, cuando lo supe. Allí, en torno de una vinoteca con cava propia bien provista departíamos sobre todo y casi nada. De pronto, la voz de una mujer huesuda, pelirroja, con un copón bien provisto en su mano derecha, que aseguró ser doctora en antropología, comentó que “hay evidencias ciertas que dan cuenta de que desde unos 170.000 años en Sudáfrica se practicaba el brindis”.
Irremediablemente ganó nuestra atención. Con impronta soberbia y aires académicos añadió que “más acá en el tiempo y con mucha más precisión, puedo decirles que el hábito de chocar las copas –por decirlo de alguna manera– como lo hacemos esta noche, podría haberse extendido en Europa en tiempos del Paleolítico Superior que se inició unos 40 mil años atrás, después de la última glaciación y la irrupción verificada del Homo Sapiens”.
Todo el lugar y la atención de quienes allí nos encontrábamos era ella y los conocimientos que contenía su palabra. Claramente observé que disfrutaba en plenitud de la situación que se creó entre ella y ese público exclusivo. Se la percibía feliz. Tan feliz que era posible imaginar que frente de nosotros alguien disfrutaba de algo muy parecido a la idea de los quince minutos de fama de los que hablara y anunciara Andy Warhol allá por los 70.
Pero ningún happy hours es para clases magistrales. ¿“Grazie mille por su aporte y conocimiento dottoressa”, dijo con solemnidad un italiano que aseguraba ser nórdico, se presentaba como “el conde don Giovanni” y que en cada anochecer que conseguía localizar e instalarse en una reunión entre amigos entregados a las libaciones fraternas, se sumaba sin invitación y luego de beber –casi siempre en abundancia– discretamente se retiraba… sin pagar. Prolijo y consuetudinario escapista aquel noble de alguna corte seguramente imaginaria y milagrosa. Brindo por su recuerdo y por aquel momento inolvidable.
EL TIEMPO EN LOS LABIOS
Hoy, unas pocas horas atrás, desde Barcelona, ese destino más que disfrutable y entre mis afectos al que en todo momento estoy dispuesto para regresar, quien de niño fuera Tito –para todos y todas en el Bajo Belgrano, nuestro pueblo natal en Buenos Aires y desde un cuarto de siglo se reconoce y lo reconocen en las playas mediterráneas como Angelillo– me contó cuál es el nuevo trago que consumen los ricos y famosos en el Paseo Marítimo barcelonés. “El temps als teus llavis, lo llama Yeray Monforte, su creador, y cuesta mil euros…”.
Lo interrumpí para dejar sentado que en nuestra próxima vez nada ni nadie habrá de tentarnos con esa bebida de autor que en la carta del barman que firma el propio Monforte la ofrecen como “time in your lips”, trago con el que de ninguna manera tenemos la posibilidad de calmar con ella nuestra sed de amistad fraterna. Pero, cuéntame, Angelillo, ¿con qué ingredientes lo prepara? “Toma nota: tequila Gran Patrón Burdeos, champán Louis Roederer Cristal Rosé 2014 y… oro de 25 quilates”.
Enmudecí. “Se sirve en Shôko Restaurante & Lounge, en la playa y es el cóctel más caro de España”, añadió. ¿Una nueva era de la opulencia en ciernes?, me pregunté en silencio. Tal vez, pero… habrá que ver e incluso redefinir opulencia en tiempos de los que respetables académicos y pensadores llaman “oligarquías tecnológicas”.
No es para nosotros, pensé, y creo que acierto aplicando el plural sin faltar a la verdad. Nos despedimos. No había mucho más para decir. Que el oro se puede ingerir de ninguna manera es novedoso, por cierto. Varias décadas atrás, en “La posada La Chimère”, en Buzios, el querido Gato Dumas (1938-2004) me comentó que el oro es antiinflamatorio y que en la India lo prescriben para mitigar los efectos de la artritis y el reuma.
Recuerdo que aquel grande de la gastronomía –y de la amistad– fue más allá para precisar que en ese país se consumen entre 12 y 14 toneladas de oro comestible cada año porque se trata de un ingrediente infaltable en todo tipo de celebraciones. Al parecer –palabra más, palabra menos– añadió que los egipcios en la antigüedad incluían el oro en la dieta alimenticia de nobles y sacerdotes. Igual que en aquella larga noche en Buzios que concluyó con cantos en la playa en torno de un fuego que declinó en la madrugada hasta apagarse minutos antes de clarear, incomprendo.
EL PODER
“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”, sentenció John Emerich Edward Dalberg-Acton (1834-1902), también conocido como lord Acton. Sospecho –y aunque admito que arriesgo al expresarlo– quiero creer que con esas palabras fue a fondo con sus pareceres críticos para con ricos y famosos (como los llamaríamos por estos días) al igual que con aquellas y aquellos que destilan vocación de poder para vivir en, de, desde y del poder alejados de toda posibilidad de servir sin ser servidos por serviles. Volví al presente. “La historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa”, sostiene Karl Marx (1818-1883) en “El 18 de Brumario de Luis Bonaparte”, una de sus obras.
En 2017, cuando por cuestiones académicas estuve por un tiempo –nunca suficiente– en China, mi querido amigo Shen An –periodista y académico relevante muy respetado en el Imperio del Centro– mientras caminábamos con un grupo de amigas y amigos por los bellos senderos que rodean al Monte Púrpura, en la periferia de la ciudad de Nanjing, provincia de Jiangsu, situada en el delta del río Yangtsé, me contó que allí estaba enterrado un emperador que varias veces –desde el más allá– se quejó porque no lo dejaban tranquilo en su sueño eterno.
Pasa que Nankin –como muchos chinos y chinas prefieren llamar a aquella ciudad bellísima– crece e inevitablemente es más ruidosa. Durante largo tiempo llamada Tianjing, la “capital del cielo”, se la señala además como “la ciudad de la educación, la ciencia, la cultura, el arte y el turismo”. Aquel fue un día extenuante. Realmente. Pero fue además un armonioso momento para conocer historias atrapantes.
Frente al mausoleo Ming Xiaoling, donde se encuentra enterrado el emperador Hongwu (Zhu Yuanzhang), fundador de la dinastía Ming, An pausadamente me hizo saber que allí también descansa el emperador Qin Shi Huang (259 – 210 aNE), que en el 221 aNE lideraba el muy pequeño Estado de Qin. Pese a esa situación territorial adversa, consiguió reunir a todos los reinos de entonces e inmediatamente se proclamó “Shi Huangdi”, categoría que tradujo como “primer emperador”.
“En esa condición, Qin unificó a China”, explicó Shen. Pero pese a aquel logro político tan importante, no se sentía completamente feliz porque el segundo objetivo personal que procuraba alcanzar era mucho –muchísimo– más complejo. El primer emperador de la China unificada, Qin Shi Huangdi –ya poderoso– deseaba la inmortalidad.
ELIXIRES
¡Insaciable! Alquimistas y sabios taoístas –idóneos epocales– reconocidos mixólogos recomendaron al Shi Huangdi la ingesta de mercurio que presentaron como un ingrediente que nunca debía faltar en sus bebidas. Para los seguidores de Lao Tse, el mercurio –“con vitalidad propia”– actuaba sobre el organismo como un restaurador del equilibrio para prolongar indefinidamente la vida.
Aunque cueste creerlo, desde entonces y hasta casi el fin de siglo XIX parcialmente esas creencias se mantuvieron. De hecho, los que se conocieron como “elixires de la inmortalidad” invariablemente contenían compuestos de mercurio, aunque con llamativa frecuencia a esas recetas magistrales se les añadía oro y/o jade, cuyas propiedades y efectos no eran demasiado claros, pero los segmentos sociales más altos los consumían ostensiblemente.
¡Increíble! Con Shen An reímos. Aunque inmediatamente, el viejo colega que alguna vez fue el corresponsal jefe al que reportaba desde Buenos Aires, en perfecto español con acento chino, concluyó con la historia del primer emperador chino. ““El histórico –impiadoso–expone que aquel sueño del fundador de la dinastía Qin de ser emperador de la China unificada fue mucho más sencillo de alcanzar que la inmortalidad que también pretendía y deseaba fervorosamente”, sentenció. Qin Shi Huang murió a los 49. Probablemente víctima de mercurialismo que se causó por consumir mercurio para su inmortalidad.
Así concibo mi forma de ser periodista. Aunque debe haber otras. Con cada viaje aprendí la relevancia de enhebrar microhistorias que –como primeras versiones de algunas historias– serán la historia que otros y otras habrán de contar. No somos la historia. Apenas somos memoria y convicción de que, aunque muchos y muchas no acepten responder, “cada pregunta tiene su respuesta”, como aprendimos de Mario Benedetti.
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Policía con todas sus letras: protege a animales y sirve a la comunidad
Por Karina Ríos
Cada 30 de agosto se conmemora el Día del Agente de Policía. Esta fecha fue instaurada con la intención de reconocer el trabajo que realizan para brindar protección a la sociedad paraguaya, además de celebrar a Santa Rosa de Lima, patrona de todos los policías.
En homenaje, relatamos la historia de servicio de Carlos Miguel Ruiz, quien desde hace 8 años presta servicio como efectivo de la Policía Nacional, carrera que eligió para ayudar y servir a aquellos que lo necesitan.
La labor de Carlos va más allá del servicio a la ciudadanía, cuando no está trabajando en las calles para resguardar la seguridad, está rescatando animales indefensos, abandonados a su suerte.
“Mi primer rescate fue hace tres años, un perrito que estaba en la lluvia, con una herida en el hocico”, expresó el oficial a La Nación/Nación Media.
Recordó que para su primer rescate no tenía dinero y que atendiendo a la gravedad de la herida del animal necesitaba asistencia urgente, por lo que lo llevó a la veterinaria de su perro. Allí, gracias a la comprensión de la doctora Dalia, pagó por la asistencia recién a fin de mes.
Primer rescate en adopción
El primer rescate de Carlos fue una experiencia única y fue el inicio de una cadena de ayuda para los animalitos más vulnerables. El perro tuvo una recuperación lenta, pero encontró un hermoso hogar, recordó.
“Lo entregué en adopción y luego ya vi otra perrita en la calle, no tenía un solo pelo, entonces la llamé Campanita. Ella está muy viejita ya y sigue conmigo hasta ahora. Así se fue dando un rescate tras otro, cuando eso solo con mi dinero y recursos”, indicó.
Ña Eugenia, “un ángel”
Carlos no pudo despegarse del amor de 10 perritos rescatados, pero no los podía tener a todos en su casa. Entonces, decidió que cinco se quedarían con él y los otros cinco serían adoptados por su mamá.
“Pasó el tiempo y ya me quedé sin lugar, fue ahí donde conocí a ña Eugenia, una mujer con un corazón noble, que me dio una parte de su terreno para construir un pequeño refugio”, manifestó a LN.
Refugio “Los Pikilines”
En Año Nuevo del 2022, cuando el agente rescató a Coco, un perrito que tenía las patas agusanadas y estaba muy enfermo, nació el refugio “Los Pikilines”, que es sostenido gracias a la ayuda de personas particulares, amigos y camaradas Carlos.
“De a poco más gente se va sumando, empresas donan alimentos y el año pasado funcionarios de empresas privadas nos hicieron una donación que permitió cerrar totalmente el refugio. Estoy muy agradecido con ña Eugenia, quien cuida, cocina y mima a todos los perritos del refugio”, refirió.
Agradeció al equipo de Azuvet y al doctor Tomás, quienes siempre están para los rescatados y a todas las personas que confían y apoyan este acto tan noble. “Sin ellos rehabilitar y salvar a tantos animalitos sería imposible. Muchas gracias y seamos más los buenos”, instó.
Policía hace 8 años
Carlos Miguel es policía hace ocho años. Es egresado de la Escuela de Educación Física de la Policía, lo que le permitió formar parte del Grupo Lince, donde es entrenador físico hace 2 años.
“El eslogan de la Policía es ‘proteger y servir’, por eso protejo y ayudo a los que no tienen voz, a los animales. Me siento muy feliz haciendo esta labor social voluntaria. Feliz de recibir tanto cariño y apoyo”, confirmó.
Agregó que como policía buscar hacer conocer la ley de protección animal, concienciando a la gente sobre la tenencia responsable y respeto a los animales. “La educación es el arma más poderosa que tenemos. No quiero obligar a amar a los animales, pero al menos respetarlos”, dijo en LN.
En camino a ser veterinario
El oficial Carlos ahora se está preparando para ser médico veterinario y al terminar su carrera sueña con tener una clínica en la que ayudará a los animales de forma gratuita, especialmente a los que fueron rescataros.
“Actualmente estoy en el segundo año y al terminar la carrera quiero tener una veterinaria autosustentable, para ayudar de manera gratuita a todos los que se pueda. Contar con una clínica móvil para recorrer los barrios y asentamientos más vulnerables para asistir de manera gratuita a los animalitos”, refirió.
Entre sus proyectos también está crear una fundación que permitirá recibir más apoyo de las empresas para aumentar los recursos y ayudar a más animales.
Adoptar con responsabilidad
“A toda la ciudadanía les invito a adoptar con responsabilidad, a cuidar de sus mascotas, a tratarlas con respeto y como los seres sintientes que son. Apoyen los refugios locales y a las personas que rescatan, ayuden y alimenten a los animalitos”, puntualizó.
Además, instó a denunciar los casos de maltrato animal, “ellos tienen su ley, hagamos respetarla y cumplirla”, refirió. Existe una Fiscalía especializada en maltrato animal donde pueden hacer sus denuncias.
“Expongamos en redes sociales los casos de maltrato. Luchemos todos juntos para erradicar el maltrato animal”, pidió.
Carlos comparte en redes sociales cada caso de los animales que son rescatados y las necesidades que tienen, así también, cuando están buscando hogar. Se puede hacer seguimiento de cada caso en Tiktok, Instragram y Facebook como @un_policia_que_rescata.
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Familiares de paraguayos tras naufragio piden ayuda monetaria para seguir con la búsqueda
La búsqueda de los paraguayos que desaparecieron tras naufragar en aguas del Océano Pacífico en Chile continuó este jueves, pero el protocolo solo se activa durante siete días y sus familiares están pidiendo ayuda monetaria para seguir con la localización, de forma privada. Hasta el momento uno solo de los tripulantes apareció y sigue hospitalizado.
Han pasado ocho días desde que el barco pesquero “Ana Belén” fuera golpeado por fuertes olas y volcó con los cuatro tripulantes de nacionalidad paraguaya. Días después apareció uno de los hombres, quien se encuentra hospitalizado, pero fuera de peligro y dio algunas coordenadas de dónde podrían estar los demás compatriotas.
Fue hallado Juan Andrés Rojas Casco, de 29 años y siguen con la búsqueda de Joel Bogado, Fernando y César González. Hasta el momento, las condiciones climáticas no han dejado que se avance mucho con los trabajos de localización.
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“Vamos a necesitar ayuda monetaria para seguir con la búsqueda de forma privada con personas especializadas. Tenemos fe de que hoy se pueda tener resultados positivos porque las condiciones climáticas hoy mejoraron”, agregó Noemí Bogado, familiar de unos de los desaparecidos, en la 1080 AM.
Agregó que hoy realizaron un pedido especial a las autoridades para que puedan extender el trabajo de rescate ya que el protocolo solo se activa por siete días y luego deberán costear los gastos. “Se cumplieron los siete días de búsqueda, pero el clima no ha dado tregua. Hoy pedimos que sigan y no paren hasta encontrarlos”, confirmó.
Manifestó que cuentan con el apoyo del Consulado de Paraguay en Chile, pero que necesitan ayuda monetaria por parte del Estado. “Juan Andrés dio varias versiones y se entiende porque está choqueado y lo encontraron con hipotermia, por eso necesitamos ayuda de los expertos”, puntualizó.
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