Sentado en el sofá de la sala-comedor de su casa en J. A Saldívar, Clemente Zapata, de 68 años, un bombero retirado diagnosticado con cáncer de peritoneo, toma mate. Este es ahora su único vicio. A mediados de setiembre, ingresó al Hospital Nacional de Itauguá y allí permaneció 22 días, donde le amputaron las dos piernas, debido a unos trombos que sufrió, complicación de la enfermedad.

Su cuadro era tan complicado que ese mismo día que acudió al servicio de urgencias del Hospital Nacional de Itauguá, lo dejaron internado en el área de Modulares, donde permaneció por tres semanas. Tras la evaluación clínica, la decisión de los médicos era irreversible y drástica: la amputación. Era la única forma de salvar su vida, ya que debido a la gravedad de la situación, existía riesgo vital.

La cirugía de la pierna derecha fue practicada días después. Tras esto, se inició el proceso para intentar salvar a la otra pierna, la izquierda, pero no hubo caso. Ambos miembros inferiores fueron amputados y su vida cambió radicalmente. De ser quien ayudaba, ahora es él quien necesita ayuda.

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Tras su delicado estado de salud y luego de la amputación, la familia usó todos los ahorros que disponían. Las hijas pidieron créditos para poder salvar las situaciones diarias y salvar la vida de Clemente. Si bien estuvo internado en el Hospital Nacional de Itauguá, y muchos medicamentos lograban conseguirse en la farmacia, los gastos eran diarios, no solo para la compra de insumos, sino además para la logística en cuanto al cuidado.

En octubre del año pasado, los Bomberos Voluntarios de San Ignacio Misiones le dieron un reconocimiento, como uno de los fundadores del cuartel. Foto: Facebook de Bomberos Voluntarios de San Ignacio Mnes.

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Tras su salida del hospital, los gastos continúan, pues continúa requiriendo de medicamentos que debe comprar, así como también pañal para adultos y cremas dérmicas, debido a que por estar todo el tiempo acostado o sentado, su piel comienza a quedar sumamente sensible.

A fin de recaudar fondos que le permitan seguir con su tratamiento, la familia organiza una rifa solidaria con numerosos premios, producto de donaciones. El costo de la rifa es solo G. 5.000, una suma prácticamente simbólica, pero que sumado a lo que todos pueden aportar puede hacer la diferencia, ya que estará ayudando a mejorar su calidad de vida. “Tenemos 17 premios, todos donados”, nos comenta Mercedes, la esposa de Clemente. El sorteo será el 5 de noviembre.

Las personas interesadas en comprar la rifa pueden comunicarse al: 0972 253232, el número de Clemente, o al 0975 143357, con su esposa Mercedes. Para ellos todo suma, todo ayuda y es justamente por eso que prefirieron vender la rifa a solo G. 5.000, ya que es una suma que está al alcance de la mayoría.

Algunos de los premios que serán sorteados el próximo 5 de noviembre. El costo de la rifa es de solo G. 5.000. Foto: Gentileza

Una vida al servicio de la gente

En sus años de juventud, desde los 15 años, sirvió como bombero voluntario. “Es mi pasión”, comenta a La Nación/Nación Media, mientras está sentado en el sofá, que ahora es su cama. “Me inicié en el cuartel de Florencio Varela, en Argentina”, recuerda. Hace más de 30 años conoció a su esposa, Mercedes, y tras ella vino a Paraguay, donde trabajó para la creación de varios cuerpos de bomberos voluntarios.

Como bombero voluntario tiene más 50 años de servicio y ayudó no solo a sofocar incendios, sino además a salvar miles de vidas mediante la asistencia rápida e intervención oportuna en los llamados de auxilio: accidentes de tránsito, atragantamiento, heridos de poda, practicando RCP, etc. Hoy, él está postrado, completamente dependiente de otra persona y sin poder movilizarse por su cuenta, aunque tiene una silla de ruedas que consiguió gracias a la donación de una fundación, su vida cambió completamente.

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Hasta hace unos años, antes de que le detectaran el cáncer de peritoneo, que prácticamente lo dejó inhabilitado de seguir sirviendo, hace tres años, él seguía saliendo cuando surgía un servicio en los cuarteles a los que acudía a visitar o formar a los voluntarios. Recorrió Limpio, Fernando de la Mora, San Lorenzo, J. A Saldívar y Capiatá para formar a los combatientes. Sus años de experiencia y también su formación ayudaron a conocer mucho sobre cómo combatir al fuego y cómo brindar auxilio cuando surgen las emergencias.

Cuando fue la tragedia del Ycuá Bolaños, junto al equipo de los Bomberos de San Ignacio, departamento de Misiones, estuvo presente para trabajar y ayudar no solo a sofocar el fuego, sino además a rescatar víctimas de entre los escombros. “Apenas supimos, vinimos para ayudar. No podíamos quedarnos allá viendo lo que ocurría”, comentó.

Una de las últimas salidas a un servicio. Foto: Gentileza.




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