Un local de encomiendas de la ciudad de Pilar, departamento de Ñeembucú, se incendió completamente durante la noche del martes y hasta el momento se desconocen las circunstancias del siniestro, pero aparentemente se habría iniciado a causa de fallas eléctricas.
El capitán de los bomberos voluntarios, Cristhian Torres, explicó este miércoles que el local comercial está ubicado frente mismo a la Terminal de Ómnibus de la ciudad de Pilar y afortunadamente solo hubo pérdidas materiales, pese al voraz incendio que consumió casi la totalidad del negocio.
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“Es un local comercial que está frente mismo a la terminal, no es dependiente de la terminal, y es un local transportador de encomiendas. Tiene un depósito no muy grande; cerca de las 19:15 del martes recibimos el pedido a través del sistema de la Policía Nacional”, señaló el bombero en comunicación con la radio 1020 AM.
Sostuvo que a causa del incendio, el local de encomiendas prácticamente quedó sin nada, solo un escritorio y algunos muebles que fueron dañados parcialmente, pero el resto de los objetos fue consumido por las llamas, que fueron controladas por los bomberos voluntarios.
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“El local ya estaba vacío a la hora de lo ocurrido, pero fue consumido por completo y para nosotros, los bomberos voluntarios, fue un incendio de gran magnitud. La propietaria llegó hasta el local una vez que le fue comunicada la situación. Hasta el momento no se conoce el motivo del incendio”, agregó.
El capitán de los bomberos voluntarios indicó también que afortunadamente el siniestro no dejó víctimas que lamentar, debido a que a la hora de lo ocurrido el establecimiento dedicado al rubro de las encomiendas ya se encontraba cerrado.
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El policía de la foto del Ycuá Bolaños: “Lo recuerdo como si hubiera sido ayer”
Ciudad del Este. Agencia Regional.
A 21 años de la tragedia del Ycua Bolaños, la imagen de un policía con un niño en brazos, a quien rescataba, trataba de auxiliar, sigue impactando como un eco de aquella dolorosa mañana. El uniformado, uno de los protagonistas de esta histórica foto, aún recuerda el hecho como si hubiera ocurrido ayer. Y es que en el incendio de ese supermercado fallecieron cerca de 400 personas.
La Nación/Nación Media habló con el comisario principal Juan Duarte Ferreira, quien es el policía que hizo una técnica de primeros auxilios para una ventilación artificial al niño que llevaba en sus brazos.
Hoy, el uniformado es padre de dos hijos, un hombre de 26 años y una niña de 7. Cumple funciones en la Comisaría 11 de Juan E. O´Leary como jefe policial y, en tal sentido, de nuevo se encuentra cuidando a niños en esta mañana del 1 de agosto, al hacer la cobertura de la Escuela Las Residentas, del citado municipio.
Periódicamente, desde su función en una aparente tranquila ciudad del interior del país, el comisario Duarte Ferreira lidia con víctimas de asaltos, robos, violencia familiar, desapariciones, homicidios, accidentados, en índices mucho menores que las zonas de gran movimiento, pero asegura que, especialmente, cada 1 de agosto, la memoria le hace volver a aquel primer domingo de agosto del 2004.
“Lo recuerdo como si hubiera ocurrido ayer, cada gesto, cada acto, cada situación que nos tocó aquella mañana y en siguientes jornadas; no se debe olvidar para que no vuelva a ocurrir”, expresó el comisario Duarte. Remarcó que fue “lamentable ver tantas muertes en época de paz”.
Asimismo, dijo que la imagen divulgada de su intervención en el hecho le valió que hasta un tiempo después, existieran personas que lo reconocían en el transporte público, y, por ejemplo, le agradecían por haber salvado a un familiar. Dijo que fue un policía en servicio, así como otros cientos de uniformados, bomberos voluntarios y un sin fin de personas que ayudaron.
Ayudar niños, parte de su oficio
El oficial recorrió varias unidades policiales a lo largo de estos 21 años hasta quedar en Alto Paraná. Después del siniestro, cumplió funciones en Accidentología Vial del Departamento de Criminología, donde le tocó intervenir en muchos accidentes.
“Estuve de nuevo en muchas situaciones terribles, especialmente cuando encontré a niños como víctimas de esas tragedias en rutas, pero sabemos que eso corresponde a nuestra función”, sostuvo el comisario Duarte.
El oficial de policía no fue solo el agente que ayudó en el incendio, sino familiar de una víctima y, en tal sentido, refiere que conoce muy bien la lucha encausada en busca de Justicia y reparación. Un sobrino de 20 años, Nelson Damián Duarte, trabajaba en el supermercado y fue una de las víctimas.
“Una larga lucha, juicios interminables, muchas familias sin asistencia, es lo que nos dejó también ese día tan triste; mucha fuerza a los que no fueron atendidos como corresponde”, dijo el policía.
¿A quién rescató?
Inicialmente, se creyó que el niño salvado por el policía y retratado en la emblemática foto del reportero Sebastián Cáceres, para el Diario Noticias (extinto), se trató de Enzo Bobadilla.
Sin embargo, cabe recordar que hasta hace unos años, Verónica Bécker, madre de una niña, aclaraba que fue su hija, Annete Nicole Gaus Bécker, de cuatro meses, la que está en la emblemática imagen y lamentó que se haya cometido ese error, tratándose de la identidad de una hija que perdió.
El policía Juan Duarte informó que mantuvo contactos con la familia del citado niño hasta que llegó a la edad de 7 u 8 años, aproximadamente. Luego, él se trasladó a otras zonas del país a cumplir funciones y dejó de tener vinculación con dicha familia, aunque había estado acompañando el crecimiento del niño.
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Ycuá Bolaños: una tragedia que se vive, se recuerda y se lucha por sanar
Cada 1 de agosto el pueblo paraguayo recuerda uno de los días más terribles y luctuosos de su historia: el incendio del supermercado Ycuá Bolaños. Aquel domingo soleado del 2004 se vio teñido por el fuego, las cenizas y las lágrimas de casi 400 paraguayos fallecidos. Han pasado 21 años, pero la herida sigue sangrando, sigue doliendo.
El sol quedó cubierto por el negro humo que cubrió la ciudad, que se volvió gris y doliente por el terrible suceso que marcó para siempre al barrio Trinidad, donde en cada cuadra había al menos una víctima.
Las llamas habrían iniciado cerca del mediodía en la cocina del patio de comidas del super, el cual, debido al día y el horario, estaba lleno de familias que estaban compartiendo en el lugar o iban a retirar el almuerzo para compartirlo en sus casas.
Los múltiples testimonios refieren que segundos después de escucharse una explosión, el sitio estaba rodeado de llamas, las cuales se extendieron de manera voraz, generando pánico, miedo y un descontrol entre todos los que estaban en el lugar y que, al intentar huir del sitio, se encontraron con los portones y las salidas de emergencias cerradas, quedando atrapados en el infierno que, tras 21 años, permanece en la memoria de todo un pueblo.
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La historia de cientos de sobrevivientes ha sido contada año tras año, con la esperanza de que aquella tragedia nunca sea olvidada. Rocío Melgarejo es una madre que casi pierde a su hija aquel domingo. Ese día la siguió por años, ya que su hija no solo sobrevivió milagrosamente, sino que debió luchar por recuperarse y sanar.
“Mi hija Luna tenía 4 añitos apenas, pero ella cada domingo iba a la iglesia con mi hermano Nelson y su novia María Luisa. Ese domingo no fue la excepción, pero al salir del encuentro fueron hasta el super para almorzar; ellos estaban en el estacionamiento cuando el fuego los atrapó”, relató Rocío a La Nación/Nación Media.
Continúo recordando que, en medio de la densa humareda y las llamas que tomaban el lugar, casi por un milagro un pastor amigo de la familia apareció para ayudar a su hermano a rescatar a la pequeña Luna y su cuñada María Luisa, quienes lograron salir de las llamas al igual que su hermano Nelson, pero con graves secuelas.
“Ese día yo no entendía lo que pasaba, porque a mi hermano lo derivaron a un hospital, a mi cuñada a otro y a Luna al IPS; ahí me dijeron que estaban y fui a buscarla, desesperada. Cuando llegó una de las doctoras, me mostró unos aritos, muy peculiares, cuadraditos; eran los de Luna”, comentó Rocío.
Destacó que en los minutos posteriores a la tragedia, y en medio de la búsqueda y el hallazgo de su hija, no podía dimensionar todo lo que había pasado, pero al llegar a ver a su hija, quedó completamente paralizada, ya que si bien no podía creer el estado en el que se encontraba, sabía que era su retoña.
“Yo entré a la habitación y vi a Luna, estaba en una camilla, y tenía toda la cara colorada, hinchada, con respiradores y soporte médico; no podía creer que era mi hija. Miré sus piecitos, me detuve a mirar sus pies y sabía que era ella, me convencí de que era ella. Ella sufrió un paro respiratorio, estaba muerta al momento en que la rescataron; después volvió a la vida, pero no se sabía cuánto tiempo estuvo sin respirar”, indicó Rocío.
Entre las explicaciones médicas sobre el estado de Luna, surgían posibilidades terribles, como el hecho de que su capacidad del habla y desarrollo se hayan visto comprometidas debido a la falta de oxígeno sufrida, eso sin contar las quemaduras que habían sufrido.
“Luna sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en un 20 % de su cuerpo, pero si bien esa cifra suena poco, ella era muy pequeña y esto hacía que la situación fuera muy grave según los médicos, y que la agravante era la zona de las quemaduras, ya que le afectaba la cara, parte de la cabeza, el cuello y las manos; además, pasamos por infecciones y otras dificultades”, explicó la madre de Luna.
Una vez fuera de terapia intensiva y con la capacidad de ser trasladada, la pequeña Luna inició su camino en una nueva vida, una vida donde debía aprender a lidiar con el dolor de las heridas, los tratamientos por quemaduras y los cuidados para la cicatrización.
La búsqueda de la recuperación total de Luna la llevó hasta Chile, hasta la Caoniquem, que es una corporación que se dedica a la rehabilitación de niños, niñas y adolescentes con quemaduras y otras cicatrices, donde por meses recibió atención médica especializada; debió quedar internada e inclusive permanecer en un albergue junto a su madre.
Rocío recuerda con resiliencia y fortaleza los procesos médicos a los que debió acompañar a Luna, incluyendo las cirugías de injerto y los procesos de confección de sus ropas compresivas que debía utilizar la pequeña para garantizar una rápida y buena recuperación.
“Ella usaba su máscara y ropas de compresión todo el tiempo, siempre; no se las sacaba porque se quería curar. Los primeros años de la escuela las usaba ahí y, si bien nunca me contó que haya pasado mal, sé como mamá y mujer que en algún momento se sentía incómoda por la forma en que nos miraban o hablaban, pero todo lo fuimos superando”, destacó Rocío.
Con una larga lucha, y algunas marcas tanto en la piel como en la memoria, hoy Luna tiene 25 años, trabaja, estudia y se destaca como una persona sumamente afín al arte, ya que baila, canta y pinta, logrando expresarse completamente a través de estas plataformas que la apasionan.
Hoy Rocío relata como un milagro que su hija y su hermano hayan sobrevivido, y recuerda con amor y cariño a su cuñada María Luisa, quien debido a la inhalación de humo y el paro que sufrió no logró sobrevivir. Hoy, a pesar de 21 años de perspectiva, Rocío nunca olvida aquel domingo que marcó la vida de su familia.
Esta madre es el fiel ejemplo de miles de familiares que perdieron a alguien aquel trágico 1 de agosto, pero que también lograron abrazar a un ser querido que fue arrebatado de las llamas aquella mañana, una madre que comprende que el milagro puede nacer en medio de una tragedia y que no existe nada que el tiempo, el amor y la dedicación no curen.
El 1 de agosto del 2004, el incendio del supermercado Ykua Bolaños se cobró la vida de 364 personas y resultaron con heridas graves más de 200, hombres y mujeres. Las familias de todos ellos nunca olvidarán la pérdida, el miedo y la injusticia vivida aquel día, en especial porque si las puertas no hubieran sido cerradas, quizá aún podrían abrazar a quienes aman.
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En Ñeembucú logran más de 5.000 resoluciones judiciales dictadas, de las 4.700 establecidas
Como parte del compromiso institucional con la transparencia y la rendición de cuentas, durante la sesión plenaria de la Corte Suprema de Justicia de la fecha, el ministro superintendente de la Circunscripción Judicial de Ñeembucú, Luis María Benítez Riera, presentó el informe de gestión correspondiente al período comprendido entre el 1 de enero y el 30 de junio del año 2025.
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Lo resaltante del informe fue que la circunscripción judicial superó la meta semestral de producción jurisdiccional establecida para dicho período en un 6 %, informaron desde la Corte Suprema de Justicia.
Meta superada
Benítez Riera, quien ejerce la superintendencia con el ministro Alberto Martínez Simón, informó que la meta establecida fue de 4.746 resoluciones, alcanzándose una producción total de 5.034 resoluciones, lo que representa un cumplimiento del 106 %.
Según Benítez Riera, “este logro refleja el compromiso sostenido de los magistrados, funcionarios y equipos técnicos con la eficiencia en el servicio de justicia”.
A continuación reconoció el esfuerzo de todos los estamentos del Poder Judicial en el departamento, señalando que los resultados alcanzados son el reflejo de una gestión responsable, planificada y orientada a la mejora continua del sistema de justicia.
Varias fuentes
Un detalle que el ministro no dejó escapar fue que el informe presentado incluye datos estadísticos de la producción correspondiente a:
- Tribunales de Apelación
- Tribunal de Sentencia
- Juzgados de Primera Instancia
- Juzgados de Paz de distintas localidades del departamento
- Oficinas de apoyo a la gestión jurisdiccional, cuyos informes técnicos fueron agregados en anexos al documento principal
Como parte del acto protocolar, el documento elaborado fue remitido al ministro por la presidenta del Consejo de Administración, magistrada Rosa Isabel Dejesús Quiñónez, quien comunicó formalmente los resultados alcanzados, destacando la articulación efectiva de los juzgados y tribunales en el cumplimiento de los objetivos institucionales.
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Queso Paraguay artesanal de Ñeembucú busca posicionarse en el mercado nacional
Productores de queso Paraguay de Ñeembucú buscan que su producción se consolide en el mercado nacional debido a su identidad propia, ya que se elabora de forma artesanal, lo que consideran que los diferencia de la competencia. Con la introducción de tecnologías para aumentar la provisión de leche, pretenden aumentar la producción.
Bernarda Ramírez, gerente del Centro de Desarrollo Agropecuario de Ñeembucú, explicó a La Nación/Nación Media, que la demanda del queso Paraguay en el mercado local es muy alta, por lo que observan en el horizontes un importante potencial de expansión.
Ramírez reconoció que el precio es elevado pero recordó que para producir un kilogramo de queso Paraguay se requieren 10 litros de leche, además de la alta demanda con relación a la oferta. “Falta todo el queso, por eso el precio es muy elevado”, dijo.
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Además, mencionó que a mediano plazo se busca desarrollar una marca propia que permita consolidar la producción de queso Paraguay en Ñeembucú y su presencia en el mercado nacional.
Además, mencionó que una de las características más valoradas de este queso Paraguay hecho en Ñeembucú, es su elaboración casera, artesanal, con recetas tradicionales que los productores buscan preservar.
“Esto se elabora en forma artesanal, forma muy casera y tiene su secreto, entonces es muy preferible”, dijo Ramírez a LN.
Consultada acerca de la introducción de tecnologías para aumentar la producción, en vista a la alta demanda, mencionó que de momento los productores buscan mantener su identidad artesanal pero que sí se introducirían tecnologías para optimizar la producción de leche en los tambos, en vista a la alta necesidad de este producto para la elaboración del queso.
“Algunos productores están ordeñando entre 20 y 25 vacas por día en forma manual. Más adelante queremos introducir ordeñadoras y ya estamos gestionando apoyo a través de la Gobernación de Ñeembucú”, adelantó Ramírez.
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