Este miércoles se registró un incendio en el edificio de la Abogacía del Tesoro, dependiente del Ministerio de Hacienda, a causa de la explosión de tres líneas de distribución de la Administración Nacional de Electricidad (Ande). El siniestro fue rápidamente controlado por los bomberos voluntarios.
La explosión de las líneas de distribución de la Ande generó una importante humareda en la zona, pero el fuego fue controlado por los bomberos. El edificio está ubicado sobre la calle Eduardo Víctor Haedo e Independencia Nacional del microcentro de Asunción.
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El encargado administrativo de la Abogacía del Tesoro, Ángel Insaurralde, explicó que hubo una sobrecarga en el sistema de distribución de la Ande, generando la explosión y luego un incendio de proporciones considerables. Varios edificios de la zona quedaron también sin el suministro de la energía eléctrica.
“Todavía no tenemos un retorno sobre el horario determinado para el restablecimiento del servicio. Estamos a la expectativa y a la espera, activamos todos los protocolos de evacuación porque ingresó una importante cantidad de humo”, señaló el funcionario en una entrevista con el programa “Dos en la ciudad”, emitido por el canal GEN-Nación Media.
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Mencionó que los funcionarios de la Ande prometieron restablecer el servicio en unas horas, pero hasta el momento la zona sigue sin energía eléctrica. Los bomberos voluntarios también ayudaron en la evacuación del edificio donde funciona la sede de la Abogacía del Tesoro y otros ubicados en las inmediaciones.
La gran humareda generó un gran susto a los trabajadores y transeúntes, pero afortunadamente no hubo víctimas fatales y la situación ya se encuentra controlada mediante la rápida intervención de los bomberos y la aplicación de los protocolos establecidos para este tipo de hechos.
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Ycuá Bolaños: una tragedia que se vive, se recuerda y se lucha por sanar
Cada 1 de agosto el pueblo paraguayo recuerda uno de los días más terribles y luctuosos de su historia: el incendio del supermercado Ycuá Bolaños. Aquel domingo soleado del 2004 se vio teñido por el fuego, las cenizas y las lágrimas de casi 400 paraguayos fallecidos. Han pasado 21 años, pero la herida sigue sangrando, sigue doliendo.
El sol quedó cubierto por el negro humo que cubrió la ciudad, que se volvió gris y doliente por el terrible suceso que marcó para siempre al barrio Trinidad, donde en cada cuadra había al menos una víctima.
Las llamas habrían iniciado cerca del mediodía en la cocina del patio de comidas del super, el cual, debido al día y el horario, estaba lleno de familias que estaban compartiendo en el lugar o iban a retirar el almuerzo para compartirlo en sus casas.
Los múltiples testimonios refieren que segundos después de escucharse una explosión, el sitio estaba rodeado de llamas, las cuales se extendieron de manera voraz, generando pánico, miedo y un descontrol entre todos los que estaban en el lugar y que, al intentar huir del sitio, se encontraron con los portones y las salidas de emergencias cerradas, quedando atrapados en el infierno que, tras 21 años, permanece en la memoria de todo un pueblo.
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La historia de cientos de sobrevivientes ha sido contada año tras año, con la esperanza de que aquella tragedia nunca sea olvidada. Rocío Melgarejo es una madre que casi pierde a su hija aquel domingo. Ese día la siguió por años, ya que su hija no solo sobrevivió milagrosamente, sino que debió luchar por recuperarse y sanar.
“Mi hija Luna tenía 4 añitos apenas, pero ella cada domingo iba a la iglesia con mi hermano Nelson y su novia María Luisa. Ese domingo no fue la excepción, pero al salir del encuentro fueron hasta el super para almorzar; ellos estaban en el estacionamiento cuando el fuego los atrapó”, relató Rocío a La Nación/Nación Media.
Continúo recordando que, en medio de la densa humareda y las llamas que tomaban el lugar, casi por un milagro un pastor amigo de la familia apareció para ayudar a su hermano a rescatar a la pequeña Luna y su cuñada María Luisa, quienes lograron salir de las llamas al igual que su hermano Nelson, pero con graves secuelas.
“Ese día yo no entendía lo que pasaba, porque a mi hermano lo derivaron a un hospital, a mi cuñada a otro y a Luna al IPS; ahí me dijeron que estaban y fui a buscarla, desesperada. Cuando llegó una de las doctoras, me mostró unos aritos, muy peculiares, cuadraditos; eran los de Luna”, comentó Rocío.
Destacó que en los minutos posteriores a la tragedia, y en medio de la búsqueda y el hallazgo de su hija, no podía dimensionar todo lo que había pasado, pero al llegar a ver a su hija, quedó completamente paralizada, ya que si bien no podía creer el estado en el que se encontraba, sabía que era su retoña.
“Yo entré a la habitación y vi a Luna, estaba en una camilla, y tenía toda la cara colorada, hinchada, con respiradores y soporte médico; no podía creer que era mi hija. Miré sus piecitos, me detuve a mirar sus pies y sabía que era ella, me convencí de que era ella. Ella sufrió un paro respiratorio, estaba muerta al momento en que la rescataron; después volvió a la vida, pero no se sabía cuánto tiempo estuvo sin respirar”, indicó Rocío.
Entre las explicaciones médicas sobre el estado de Luna, surgían posibilidades terribles, como el hecho de que su capacidad del habla y desarrollo se hayan visto comprometidas debido a la falta de oxígeno sufrida, eso sin contar las quemaduras que habían sufrido.
“Luna sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en un 20 % de su cuerpo, pero si bien esa cifra suena poco, ella era muy pequeña y esto hacía que la situación fuera muy grave según los médicos, y que la agravante era la zona de las quemaduras, ya que le afectaba la cara, parte de la cabeza, el cuello y las manos; además, pasamos por infecciones y otras dificultades”, explicó la madre de Luna.
Una vez fuera de terapia intensiva y con la capacidad de ser trasladada, la pequeña Luna inició su camino en una nueva vida, una vida donde debía aprender a lidiar con el dolor de las heridas, los tratamientos por quemaduras y los cuidados para la cicatrización.
La búsqueda de la recuperación total de Luna la llevó hasta Chile, hasta la Caoniquem, que es una corporación que se dedica a la rehabilitación de niños, niñas y adolescentes con quemaduras y otras cicatrices, donde por meses recibió atención médica especializada; debió quedar internada e inclusive permanecer en un albergue junto a su madre.
Rocío recuerda con resiliencia y fortaleza los procesos médicos a los que debió acompañar a Luna, incluyendo las cirugías de injerto y los procesos de confección de sus ropas compresivas que debía utilizar la pequeña para garantizar una rápida y buena recuperación.
“Ella usaba su máscara y ropas de compresión todo el tiempo, siempre; no se las sacaba porque se quería curar. Los primeros años de la escuela las usaba ahí y, si bien nunca me contó que haya pasado mal, sé como mamá y mujer que en algún momento se sentía incómoda por la forma en que nos miraban o hablaban, pero todo lo fuimos superando”, destacó Rocío.
Con una larga lucha, y algunas marcas tanto en la piel como en la memoria, hoy Luna tiene 25 años, trabaja, estudia y se destaca como una persona sumamente afín al arte, ya que baila, canta y pinta, logrando expresarse completamente a través de estas plataformas que la apasionan.
Hoy Rocío relata como un milagro que su hija y su hermano hayan sobrevivido, y recuerda con amor y cariño a su cuñada María Luisa, quien debido a la inhalación de humo y el paro que sufrió no logró sobrevivir. Hoy, a pesar de 21 años de perspectiva, Rocío nunca olvida aquel domingo que marcó la vida de su familia.
Esta madre es el fiel ejemplo de miles de familiares que perdieron a alguien aquel trágico 1 de agosto, pero que también lograron abrazar a un ser querido que fue arrebatado de las llamas aquella mañana, una madre que comprende que el milagro puede nacer en medio de una tragedia y que no existe nada que el tiempo, el amor y la dedicación no curen.
El 1 de agosto del 2004, el incendio del supermercado Ykua Bolaños se cobró la vida de 364 personas y resultaron con heridas graves más de 200, hombres y mujeres. Las familias de todos ellos nunca olvidarán la pérdida, el miedo y la injusticia vivida aquel día, en especial porque si las puertas no hubieran sido cerradas, quizá aún podrían abrazar a quienes aman.
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La pared de un edificio se derrumbó sobre una casa causando cuantiosos perjuicios
La pared de un edificio se derrumbó encima de una casa en el barrio Bernardino Caballero de Asunción causando cuantiosos daños materiales para la familia afectada.
El siniestro ocurrió esta mañana alrededor de las 9:00 sobre la calle Herminio Giménez, afortunadamente no hubo heridos, pero las víctimas reportaron la pérdida de varios objetos de valor.
Yolanda Valdez, propietaria del inmueble contó el susto que se llevó cuando recibió la noticia de que parte de la estructura de la vivienda se desplomó.
“No hay palabras para describir lo que uno siente en estos momentos. Yo estaba en mi oficina y uno de mis hijos escuchó el estruendo. Le avisó a mi esposo, vinieron a ver y encontraron esto. Por una gracia de Dios el dueño de la habitación estaba en su trabajo”, señaló al canal NPY. El edificio se encontraba en proceso de demolición.
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La señora mencionó que la mayor cantidad de escombro cayó justo en el lugar donde sus hijos suelen sentarse a mirar televisión.
“Es terrible lo que pasó, las imágenes hablan por sí solas. Y esto nosotros habíamos denunciado cuando empezó la demolición hace muchos meses atrás y vino la gente de la Municipalidad y paró la demolición. Y llegaron a sacar los techos de ese lugar”, subrayó.
Dijo que mucho tiempo paró el trabajo, aunque las paredes ya quedaron sin estructura por lo que fácilmente podían venirse abajo.
“Se veía venir y hace tres semanas que empezaron de vuelta los trabajos de demolición y justamente con mi esposo decíamos que teníamos que volver a hacer la denuncia por el daño grande que podía ocurrir”, afirmó.
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Un funcionario tercerizado de la Ande murió electrocutado en Altos
Un funcionario tercerizado de la Administración Nacional de Electricidad (Ande) murió mientras realizaba su trabajo en el barrio San Blas, del distrito de Altos, en Cordillera. El trabajador estaba verificando el reclamo de un usuario por falta de energía eléctrica y en plena tarea recibió una fuerte descarga, que provocó su fallecimiento.
“Por nuestro lado, como empresa de la Ande, nuestro procedimiento indica que primeramente debemos hacer una denuncia policial en la jurisdicción en donde ocurrió el hecho”, señaló el ingeniero Víctor Zapatini, jefe sectorial en San Bernardino, en entrevista con Unicanal.
El acta de procedimiento policial-fiscal será elevado a las autoridades de la Ande, para iniciar las pericias en la averiguación de los hechos. “Y por parte de la empresa contratista estamos esperando que nos den el reporte oficial de lo ocurrido”, expresó.
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El profesional explicó que en el momento en que ocurrió el siniestro no se encontraba ningún personal de la Ande y solo estaban los empleados de la empresa contratista.
“Nosotros siempre inculcamos y tenemos nuestras reglas, que llamamos las cinco reglas de oro, que se deben respetar en el momento de la realización de los trabajos. Lastimosamente, a veces uno se confía y obvian algunos de esos procedimientos”, subrayó.
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El funcionario de la Ande instó a los técnicos a usar los equipos de seguridad y que puedan cumplir con las normas “para que los trabajos puedan ser ejecutados con seguridad y volver sanos a casa”.
Se presume que el hombre no estaba utilizando los elementos de protección. Queda a cargo de la Fiscalía dilucidar las circunstancias en que se produjo el accidente laboral.
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Una esquirla generada durante una soldadura eléctrica ocasionó incendio, dice Dinac
El Departamento de Termomecánica de la DINAC informó que el principio de incendio registrado en las torres de enfriamiento del sistema de climatización central ocurrió durante tareas programadas de mantenimiento preventivo.
“Una esquirla generada durante una soldadura eléctrica alcanzó materiales inflamables cercanos al área de intervención”, mencionaron en parte de un comunicado. Además, informaron que no se registraron daños materiales de consideración y tampoco hubo personas heridas.
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El director de Aeropuertos de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), Rubén Aguilar, informó que ocurrió un accidente de trabajo durante el mantenimiento en una de las torres de enfriamiento en el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi. Los bomberos controlaron el fuego y, afortunadamente, no se registraron heridos.
De acuerdo a los reportes, el fuego no afectó el funcionamiento dentro del edificio, por lo que las actividades se realizaron con absoluta normalidad de acuerdo a las autoridades de la principal terminal aérea.
Uno de los equipos quedó inutilizado luego de ser consumido por las llamas, aunque el hecho no pasó a mayores gracias a la rápida acción de los bomberos de la DINAC, quienes controlaron el fuego a tiempo.
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