Bajo la consigna de “Visibilizar lo invisible”, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) presentó esta mañana un informe de estado de la población mundial 2022 sobre “Embarazos no intencionales”, con el objetivo de poner fin a esta crisis desatendida por los estados.

En todo el mundo, unos 121 millones de embarazos no fueron planificados a los que este informe los denomina “embarazos no intencionados”. Se trata de casi el 50% de todos los embarazos a nivel mundial, lo cual generó una crisis invisible con una enorme repercusión en la economía y el desarrollo social de los países del mundo.

Es importante aclarar a qué llama el informe “embarazo no intencionado” que no es lo mismo a embarazo no deseado. Muchos embarazos no intencionados son bienvenidos y celebrados, son no intencionales pero deseados, pero lamentablemente, en este informe se revela que más del 60% de los embarazos no intencionados no son deseados y terminan en abortos, la mayoría son producto de violencia sexual contra mujeres y niñas.

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El informe advierte que esta crisis de derechos humanos tiene consecuencias profundas para las sociedades, las mujeres y las niñas y la salud mundial. Del 60% de los abortos, debido a embarazos no intencionados y no deseados, se estima que el 45% de todos los abortos son inseguros y producen el 13% de todas las muertes maternas, una situación que tiene importantes repercusiones en la capacidad del mundo para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

“Cuando el embarazo no intencional tiene lugar, puede desencadenar toda una serie de consecuencias y costos que durarán toda la vida, tanto para las madres, los hijos, las familias, las comunidades. Muchos de estos costos se deben calcular. Los embarazos no intencionales suponen, miles de millones de dólares, solamente para los sistemas de salud”, explicó la Dra. Virginia Camacho, asesora regional del UNFPA en salud sexual y reproductiva.

Agregó que estos nacimientos no intencionados tienen consecuencias negativas desde el punto de vista social, de la salud, de la salud mental y física porque se recurre a veces al aborto en condiciones de riesgo. Además, los nacimientos no planificados pueden conducir a interrupciones de la escuela y a una menor participación en la fuerza laboral.

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“La prevención debe ser una prioridad, el embarazo debe ser algo que se aspire y no es algo inevitable y para que eso sea así, se debe potenciar el empoderamiento de las mujeres y de las niñas que puedan decidir sobre su vida sexual y la maternidad. El empoderamiento se puede lograr a través de una serie de acciones, entre ellas quiero destacar los esfuerzos para reducir la desigualdad de género de las mujeres y niñas, garantizar el mayor número de métodos anticonceptivos y acceso universal a atención integral de calidad”, insistió la Dra. Camacho.

Se estima que la guerra en Ucrania y otros conflictos y crisis alrededor del mundo produzcan un incremento en el número de embarazos no intencionales, a medida que el acceso a la anticoncepción se vea interrumpido y la violencia sexual aumente. “Este informe es un llamado de atención. La abrumadora cantidad de embarazos no intencionales representa un fracaso mundial en la defensa de los derechos humanos fundamentales de las mujeres y las niñas”, afirmó la Dra. Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA.

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“Para las mujeres afectadas, la decisión reproductiva más trascendental de su vida –si quedarse o no embarazadas– no es una opción en absoluto. Al poner el poder de tomar esta decisión fundamental directamente en las manos de las mujeres y las niñas, las sociedades pueden garantizar que la maternidad sea una aspiración y no algo inevitable”, añadió Kanem.

Hallazgos: la desigualdad de género

A escala mundial, se estima que 257 millones de mujeres que quieren evitar un embarazo no están usando métodos anticonceptivos seguros y modernos, y en aquellos casos en los que existen datos disponibles, casi una cuarta parte de todas las mujeres no pueden oponerse a tener relaciones sexuales.

Una variedad de factores también contribuyen a los embarazos no intencionales como la falta de información y servicios de salud sexual y reproductiva, opciones anticonceptivas inadecuadas para los cuerpos o circunstancias de las mujeres, normas perjudiciales y estigma alrededor del control por parte de las mujeres de su fecundidad y sus cuerpos.

Así como la violencia sexual y la coerción reproductiva, actitudes prejuiciosas o humillación en los servicios de salud, la pobreza y el estancamiento del desarrollo económico y la desigualdad de género. Estos factores reflejan la presión impuesta por las sociedades sobre las mujeres y las niñas para que se conviertan en madres.

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“Un embarazo no intencional no necesariamente es un fracaso personal, y se puede deber a la falta de autonomía permitida por la sociedad o al valor que se da a las vidas de las mujeres”, afirman desde la organización. En Paraguay, cuando se analiza la situación de los embarazos no intencionales, se debe observar tres grupos con mayor necesidad insatisfecha de métodos anticonceptivos que son: los adolescentes; las mujeres indígenas y las mujeres de niveles socioeconómicos más desfavorecidos.

El acceso a información y a anticonceptivos no solo contribuye al ejercicio del derecho a la planificación familiar, sino reduce en un 30% la mortalidad materna y en un 20% la mortalidad infantil. La necesidad insatisfecha está vinculada a las desigualdades. Consecuentemente en estos grupos de mujeres la mortalidad materna, la mortalidad neonatal y la mortalidad infantil es más alta.

En nuestro país la planificación familiar es un derecho constitucional y actualmente se cuenta con una canasta básica de métodos anticonceptivos modernos en los servicios públicos de salud a la que se puede acceder de manera gratuita para que adolescentes y mujeres puedan ejercer este derecho, sin embargo, aún su ejercicio real necesita fortalecerse.

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