Ciudad del Este. Agencia Regional.
Las intensas lluvias mantienen inundadas las zonas bajas de Ciudad del Este desde que ayer miércoles se desató el temporal más fuerte. El Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Ciudad del Este rescató a 27 personas, de las cuales 13 son niños, 6 son personas de la tercera edad y 7 adultos, entre ellos una persona con discapacidad. Esto fue reportado por el CBV ante consulta de La Nación-Nación Media. Además fueron rescatados tres animales.
El comandante del Cuerpo de Bomberos, Andrés Fernández Aquino, lamentó que en la tarea de ayer les tocó realizar el rescate de una pequeñita de 2 años y a pesar de la reanimación cardiopulmonar que le realizaron los bomberos ya no pudo reaccionar. La niña había caído a un arroyo y fue arrastrada por las aguas a unos 700 metros del lugar donde cayó. Fue en el kilómetro 8.5, en la fracción Ka’aguy Rory de Ciudad del Este.
“Es urgente un ordenamiento urbanístico territorial”, según el comandante Fernández, para evitar los desastres que causan las intensas lluvias que, en pocos minutos, generan raudales infernales y las zonas bajas de la ciudad quedan convertidas en lagos. Esto ante consulta sobre la situación por las consecuencias climáticas.
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Fernández Aquino confirmó, además, que la falta de infraestructura como desagües pluviales, la existencia de taponamientos irregulares de humedales y arroyos, construcciones encima de arroyos, urbanizaciones descontroladas, sin respetarse las normas ambientales, son problemas que generan los desastres de cada lluvia fuerte.
Agregó que “para dar enfoque a riesgos de vidas humanas es necesario el bendito plan de ordenamiento territorial”. El bombero también mencionó” la falta de conciencia ciudadana, por la cantidad de desechos encontrados en los ductos pluviales”. A esto sumó las conexiones clandestinas y la necesidad de una concienciación de los pobladores afectados para las evacuaciones a tiempo y en forma.
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Inundaciones darán paso a importantes rendimientos de la producción en el Chaco
El sector productivo chaqueño proyecta buenos rendimientos debido a las lluvias de meses atrás que, si bien en su momento causaron problemas logísticos por las inundaciones, mantienen importantes niveles de humedad en el suelo de cara al verano.
El gobernador de Boquerón, Harold Bergen, manifestó que el próximo semestre cerraría con importantes rendimientos para el productor chaqueño por las precipitaciones pasadas.
“Estas inundaciones van a favorecernos porque tuvimos muchos años seguidos de sequía, entonces la tierra estaba resecada y ahora se cargó de humedad. Si no llueve mucho en algunas zonas, igual no va a afectar como en años anteriores”, manifestó a la 920 AM.
Desde el Instituto Forestal Nacional (Infona) habían previsto que las intensas lluvias en el Chaco dejarían condiciones propicias incluso para una superproducción agrícola y forestal, ya que revertirían el alto déficit hídrico acumulado durante alrededor de siete años.
Incluso, se estima que el nivel de humedad de la tierra será suficiente como para reducir significativamente el riesgo de incendios forestales, problemática que suele afectar a la región Occidental considerablemente en los meses secos y con predominancia de los vientos del sector norte.
Recuperación de caminos
El gobernador de Boquerón estimó que la recuperación total de los caminos afectados por las inundaciones, tomaría aún unos seis meses más, pero destacó que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) redobló sus esfuerzos para devolver la transitabilidad.
“No hay dificultades si no que necesitamos más tiempo, pero también hay que mantener los caminos, es un desafío constante. Yo creo que en unos seis meses más vamos a recuperarlos todos”, estimó Bergen.
Además del MOPC, destacó el apoyo de otras instituciones como el Congreso Nacional, la Secretaría de Emergencia Nacional y el Ministerio de Defensa Nacional, entre otros. El MOPC había desplegado trabajos en zonas como Toro Pampa, Puerto Casado, Bahía Negra, entre otras localidades a fin de recuperar la conectividad en los departamentos de Alto Paraguay, Boquerón y Presidente Hayes.
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Se esperan posibles inundaciones
- Washington, Estados Unidos. AFP.
Erin amenaza la costa de Carolina de Norte con altas olas e inundaciones, lo que provocó órdenes de evacuación obligatorias por parte de las autoridades estadounidenses ante el fortalecimiento de este huracán de categoría 2.
El estado del este del país, todavía impactado por el paso del mortal huracán Helen en 2024, declaró la emergencia este martes. Se espera que el mayor impacto de Erin se dé desde el miércoles por la noche hasta el jueves.
“De acuerdo con los pronósticos actuales, anticipamos inundaciones costeras por grandes olas, vientos con fuerza de tormenta tropical y la crecida de las aguas en la mayoría de las costas del estado, especialmente en Outer Banks, desde esta noche hasta el jueves”, dijo el gobernación Josh Stein a reporteros.
Stein hizo un llamado a los residentes para que hagan caso de las advertencias locales y tengan maletas con suficiente comida, agua y suministros para cinco días.
“Ya hemos preparado tres equipos rápidos de rescate acuático y 200 tropas de la Guardia Nacional en varias zonas costeras, junto con botes, vehículos y aeronaves”, agregó.
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Carolina del Norte se alista para posibles inundaciones por huracán Erin
Erin amenaza este miércoles la costa de Carolina de Norte con altas olas e inundaciones, lo que provocó órdenes de evacuación obligatorias por parte de las autoridades estadounidenses ante el fortalecimiento de este huracán de categoría 2.
El estado del este del país, todavía impactado por el paso del mortal huracán Helen en 2024, declaró la emergencia este martes. Se espera que el mayor impacto de Erin se dé desde el miércoles por la noche hasta el jueves.
“De acuerdo con los pronósticos actuales, anticipamos inundaciones costeras por grandes olas, vientos con fuerza de tormenta tropical y la crecida de las aguas en la mayoría de las costas del estado, especialmente en Outer Banks, desde esta noche hasta el jueves”, dijo el gobernador Josh Stein a reporteros.
Stein hizo un llamado a los residentes para que hagan caso de las advertencias locales y tengan maletas con suficiente comida, agua y suministros para cinco días.
“Ya hemos preparado tres equipos rápidos de rescate acuático y 200 tropas de la Guardia Nacional en varias zonas costeras, junto con botes, vehículos y aeronaves”, agregó.
De acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC), Erin se encontraba a 560 kilómetros del sureste de Carolina del Norte, con vientos máximos de 175 km/h, esperándose un probable aumento de su intensidad.
En la región de Outer Banks, que ya está bajo amenaza por el incremento del nivel del mar y la erosión, podrían registrarse olas de hasta 6 metros.
Una significativa franja de la costa desde Carolina del Norte hasta el sur de Virginia y Bermuda fue declarada en vigilancia por posible tormenta tropical de baja intensidad.
Además del riesgo de inundaciones en Carolina del Norte, casi toda la costa este de Estados Unidos se encuentra bajo amenaza por fuertes aumentos de la marea.
Se ordenaron evacuaciones obligatorias para las islas de Ocracoke y Hatteras, mientras que los condados de Dare y Hyde declararon emergencias locales, de acuerdo con la oficina del gobernador Stein.
La temporada de huracanes en el Atlántico va desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre. A pesar de un comienzo relativamente tranquilo con solo cuatro tormentas nombradas hasta ahora, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA) continúa vigilando una temporada “por encima de lo normal”.
Científicos consideran que el cambio climático está sobrecargando los ciclones tropicales: océanos más cálidos llevan a vientos más fuertes, una atmósfera más calurosa intensifica las lluvias, y mayores niveles del mar aumentan el surgimiento de tormentas.
Además hay evidencia, aunque con menor certeza, de que el cambio climático está haciendo que haya huracanes con más frecuencia.
- Fuente: AFP
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Afganistán: choque de bus con camión cisterna deja 76 muertos
El saldo de muertos del accidente entre un bus que trasladaba migrantes afganos procedentes de Irán y otros dos vehículos en el oeste de Afganistán subió a 76, informó el miércoles una autoridad provincial. En total “76 ciudadanos del país (...) perdieron la vida en el incidente, y otros tres están gravemente heridos”, dijo en un comunicado Yousuf Saeedi, portavoz del gobierno de la provincia de Herat.
La policía del distrito de Guzara, cerca de la ciudad de Herat donde ocurrió el accidente la noche del martes, indicó que el bus colisionó con una motocicleta y un camión cisterna que transportaba combustible, lo que causó un incendio. El autobús llevaba afganos que se devolvían a Kabul desde Irán, dijo Saeedi a la AFP.
Al menos 1,5 millones de personas han regresado a Afganistán en lo que va de este año desde Irán y Pakistán, que han expulsado a los migrantes después de albergarlos durante décadas, según la agencia de la ONU para las migraciones. El servicio noticioso estatal Bakhtar señaló que el accidente del martes es uno de los más mortales de los últimos años en el país.
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Sequía e inundaciones repentinas
Junto a pequeños bultos con sus pertenencias, Maruf espera un vehículo que lo llevará a él y a su familia lejos de su pueblo, en el norte de Afganistán, donde la tierra, azotada por la sequía, lleva años sin producir nada. La mayoría de las viviendas de tierra cruda de su pueblo están vacías. Los residentes huyeron de “la sed, el hambre y una vida sin futuro”, dice a AFP este padre de familia, de 50 años.
“Nuestros campos se rindieron. En estas condiciones, la gente se ve obligada a irse”, dice. “¿Cómo puedes permanecer en semejante vacío cuando tienes hijos que mantener?”, pregunta. Décadas de guerra obligaron a millones de afganos a abandonar su territorio, pero desde que los talibanes recuperaron el poder en 2021, la principal causa del desplazamiento ya no es política ni de seguridad.
En Afganistán, uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático, casi cinco millones de personas se vieron afectadas y 400.000 tuvieron que abandonar sus hogares debido a fenómenos meteorológicos a principios de 2025, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La mayoría de los 48 millones de afganos, que ya enfrentan una de las peores crisis humanitarias del mundo, viven en casas de tierra cruda y dependen de la agricultura, afectada también por el aumento de las temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos. De los últimos cinco años, cuatro estuvieron marcados por un aumento de la sequía, mientras que algunas regiones han sufrido devastadoras inundaciones repentinas que arrasaron con viviendas, cultivos y ganado.
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“Al borde del precipicio”
“Las cosechas infructuosas, la sequía de los pastos y la desaparición de las fuentes de agua están llevando a las comunidades rurales al borde del precipicio”, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). “Cada vez es más difícil para las familias producir alimentos, obtener ingresos y permanecer en sus hogares”.
El norte del país es el más afectado. En la provincia de Yauzyán, Abdul Jalil Rassuli vio cómo cambió Bakawal, su aldea. Donde antes los melones crecían como por arte de magia, ahora hay que comprarlos en la ciudad porque la tierra ya no da más. “Todo se reduce al agua”, reflexiona Rassuli, de 64 años, a la sombra de uno de los pocos árboles que quedan. “La escasez de agua lo destruye todo: la agricultura está devastada, los árboles están muriendo y ya no plantamos”.
Los residentes huyeron a los países vecinos Irán y Pakistán hace una década con la esperanza de un futuro mejor. Pero muchos tuvieron que regresar: más de 4 millones de afganos fueron expulsados desde finales de 2023, según la Organización Internacional para las Migraciones, cuando Pakistán inició repatriaciones masivas.
A su regreso, ya no trabajaron la tierra, sino que realizan trabajos esporádicos. Abdul Jalil Rassuli espera que el canal Qosh Tepa, en construcción desde hace años, permita irrigar los campos con el río Amu Daria. Sin embargo, podría tardar más de un año en terminarse, según funcionarios del gobierno talibán.
“Nunca habíamos visto algo así”
Cuando Abdul Latif Mansur, ministro de Energía y Agua, enumeró los proyectos de represas y canales, tuvo que reconocer en julio que “las medidas adoptadas no son suficientes”. “Hay muchos episodios de sequía. Debemos recurrir a Dios”, suplicó, mientras las autoridades talibanas rezaban regularmente para que vuelva la lluvia. Pero la lluvia no siempre es buena noticia.
En caso de inundaciones repentinas, la tierra reseca no puede retener el agua. Según la ONU, este año las lluvias se adelantaron en el país, con temperaturas más altas de lo habitual, lo que aumentó el riesgo de inundaciones. En junio, el agua arrasó con todo a su paso en la provincia central de Maidan Wardak. “Tengo 54 años y nunca habíamos visto algo así”, dijo Mohammed Qassim, de pie sobre el lecho agrietado y lleno de piedras de lo que antes era un río.
Wahidullah, de 18 años, vio cómo su ganado se ahogó y su casa quedó dañada e inhabitable. Ahora su familia, compuesta por 11 personas, duerme en una carpa en un terreno ligeramente elevado con algunas pertenencias rescatadas de las aguas. Wahidullah no puede evitar contemplar el peor escenario posible: “Si hay otra inundación, no nos quedará nada ni adónde ir”.
Fuente: AFP.