El próximo 2 de enero, María Cristiane Ibarrola Zarza cumplirá su primer añito. La pequeña nació un día antes de la muerte de su mamá, Michelle Zarza Contreras, de 37 años, a los seis meses de gestación, con 720 gramos, debido a que su madre tuvo complicaciones graves en su salud a consecuencia del COVID-19.

La pequeña guerrera llegó esta mañana desde Caaguazú en el Hospital Materno Infantil de San Pablo, en Asunción, para celebrar la víspera de su primer añito rodeada de todos aquellos médicos, licenciadas y personal de blanco que le salvaron la vida y la ayudaron a salir adelante, contra todo pronóstico, ya que nunca le dio tregua a las adversidades que se le presentaron a su corta edad.

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“A su mamá se había contagiado de COVID-19, el 14 de diciembre, y a partir de allí, todo fue un calvario para nosotros, se le trasladó al Hospital San Pablo, donde, a consecuencia de la enfermedad, tuvo una muerte cerebral, por lo que se le práctico de urgencia una cesárea para salvar a mi bebé y ella es un milagro de Dios. María Cristiane, con seis meses de gestación, no sabíamos que iba a sobrevivir, pero nos demostró que es una gran guerrera y se aferró a la vida, y ahora es la luz de mi casa, tras tanto dolor”, rememoró Julio Ibarrola, padre de la beba.

Tras su nacimiento, María Cristiane estuvo 75 días en terapia intensiva del servicio neonatal del Hospital San Pablo, vivió momentos muy difíciles desde su traumático nacimiento, ya que mientras se apagaba la vida de su mamá, ella empezaba a brillar, y con mucha fuerza, para mantenerse con vida y ayudar a su papá y a su hermano Mathías a salir adelante tras la partida de Michelle. Así lo hizo y hoy la alegría de la familia cumplirá su primer año de vida.

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María Cristiane llegó esta mañana hasta el Servicio de Neonatología a saludar en vísperas de su primer añito, a todos los médicos y licenciadas que le salvaron la vida. Foto: Gentileza.

El regalo más preciado

“Mi hija es una niña sana, sin ninguna secuela en su salud, está llena de vida, es muy buena mi hija, duerme durante toda la noche como cualquier otro niño de su edad, juega, balbucea, durante estos 11 meses de vida nunca se enfermó, la cuidamos muchísimo porque es el regalo más preciado que nos dejó Michelle antes de partir y le agradezco mucho porque también luchó para que ella nazca, después no aguantó”, dijo Ibarrolla.

El padre, orgulloso y feliz por su beba, recordó que en esos momentos difíciles en que se debatían la vida de su beba y la muerte de su esposa, se encomendó a Dios y a la Virgen de Caacupé, madre de todos los paraguayos, a ella le pidió que su beba nazca y la madre le concedió aquello que su corazón tanto anhelaba y de eso, ya transcurrieron casi un año, por lo que su vida es testimonio de ferviente fe y profundo amor.

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