Jóvenes y adolescentes que forman parte de un proceso de rehabilitación a consecuencia de conflictos ante la ley recibieron certificados de capacitación expedidos por el Sistema de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal).
El acto contó con la presencia de varias autoridades, como la ministra de Trabajo Carla Bacigalupo; el presidente de Fundaprova, José Marín; el secretario del Sinafocal, Alfredo Mongelós; y la fiscala adjunta Lourdes Samaniego.
En total son 54 los jóvenes y adolescentes que formaron parte de cursos de economía doméstica, derecho y seguridad laboral. Las capacitaciones se desarrollaron en la Casa Madre Tupãrenda ubicada en la ciudad de Itauguá.
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El proceso de capacitación tiene una duración de nueve meses y es realizado de manera personalizada. Son abarcados varios aspectos en pos de la contención y el acompañamiento. Además, durante el proceso los jóvenes reciben tratamientos psicológicos, seguimiento escolar, asesoría jurídica y capacitaciones laborales. Todo bajo la tutela y supervisión de orientadores y profesionales especializados.
A su vez, adquieren conocimientos para desempeñarse en las áreas de horticultura, panadería, confitería y confección industrial. También son proveídos de todas la herramientas necesarias, uniformes así como de materiales didácticos. Una vez terminadas las capacitaciones, el programa prosigue con el seguimiento de un año a cada beneficiario.
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Los jóvenes tienen que asumir su compromiso con la política
El gran déficit que hoy presentamos como sociedad es el de la memoria, de ignorar el camino andado por nuestros mayores. En ese trayecto habrá que separar con puntillosa habilidad las virtudes que deben ser exaltadas y los vicios que tienen que ser combatidos y desterrados.
Las experiencias negativas que se suceden continuamente son el producto de un sistemático rechazo a la historia, como si fuera un lastre que nos impide vivir el presente. Entonces, la reproducción constante de la ausencia de escrúpulos y la corrupción, como un círculo incapaz de romper sus vínculos con las lacras del pasado, termina siendo normalizada y hasta le resulta indiferente a determinadas franjas generacionales, porque esa descomposición moral es un asunto exclusivo de la clase política, y de la que se considera que no forma parte ni directa ni tangencialmente. Grave error.
En realidad, es un crédito sin límites el que se concede a quienes administran temporalmente el poder, pues, quienes tienen la responsabilidad de analizar y juzgar los actos públicos, prefieren mantenerse al margen.
Ante esta realidad, la rueda del infortunio continúa girando en la misma perversa dirección, arrastrando sus mismos males, castigando a las clases menos agraciadas por la economía y que sobreviven en la pobreza hasta tocar sus puntos extremos.
A esto debemos añadir que todas las decisiones que se adoptan en las esferas del Estado, en cualquiera de sus funciones, terminan siempre afectando a quienes optan por no participar de estas actividades al considerarlas sucias y repugnantes. Pero sus olas, a veces depredadoras, también tocan sus playas, erosionando su vivir cotidiano y condicionando su porvenir.
Es una cruel paradoja, por ejemplo, que un amplio espectro de la juventud esté permanentemente conectado con el mundo, favorecido por el avance irrefrenable de la tecnología, pero, al mismo tiempo, se encuentra aislado de su propio entorno. Entonces, sin percatarse siquiera, se convierte en una víctima del sistema, desinteresado en romper las rígidas estructuras que amoldan su presente y determinan su futuro. La palabra involucrarse no aparece en su lexicografía. Ni siquiera en el momento de un voto consciente y responsable.
Las nuevas figuras, aquellas que no están contaminadas con el manejo turbio de la política, tienen que empezar a romper los diques que encierran esos vicios y que dañan, desde adentro, la administración ética de la cosa pública. No se vislumbra otro camino más que ese. Observar los acontecimientos desde el pedestal de la indiferencia solo contribuirá a perpetuar las injusticias, la inequidad social, la exclusión y el latrocinio, esto es, el saqueo a los bienes y recursos del Estado para provecho personal o de círculos.
En estas condiciones, la condena a la corrupción se agota en la mera declaración de intenciones, cuando que la situación exige una acción de fondo, de raíz, un compromiso con el país, con el pueblo y con la honestidad mediante una participación política patriótica, coherente y desprendida de las inmoralidades que tanto daño ya han ocasionado a la nación.
Por todo lo expuesto, es imperativo retornar a una escuela cultivadora de valores, donde la educación cívica no se agote en los textos aprendidos de memoria, sino que se proyecte en prácticas reales dentro y fuera de las aulas, para que los alumnos y futuros egresados tengan una visión clara de lo que están obligados a realizar como ciudadanos: un firme contrato con la sociedad para defender los valores de la democracia, previo conocimiento de lo que ello implica, y proceder en consecuencia.
Solo entonces, la repetición imparable de los vicios habrá de trastrocarse en la visibilización consecuente de los méritos y virtudes como armas que rindan sus frutos en la perseverante construcción de un nuevo modelo de gestión pública. ¿Terminará definitivamente la corrupción? Está claro que no, porque sus efectos ya permearon todas las capas sociales, tanto públicas como privadas.
Pero, encarándola con coraje y decisión logrará que se repliegue hacia sus mínimos más ínfimos, obviamente, con algunos coletazos que seguirán siendo condenables, aunque sin el impacto catastrófico que solía tener sobre el uso correcto del dinero que es de todos.
El sistema educativo no solo debe promover nuevamente las buenas prácticas en la vida diaria. También debe buscar un punto de equilibrio entre la tecnología y las humanidades, para que las innovaciones sean de utilidad para el hombre y la mujer, y no un elemento más que rompa y corrompa su relación con los demás. Las autoridades tienen un panorama bien claro de lo que hay que hacer para que el Paraguay vuelva a reencontrarse con su destino de grandeza.
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Miles de jóvenes católicos se congregan en Roma para una multitudinaria vigilia con el papa
Miles de jóvenes católicos de todo el mundo comenzaron el sábado a congregarse para participar en Roma en una multitudinaria vigilia de oración con León XIV, el punto culminante del Jubileo, el “Año Santo” de la Iglesia Católica, que espera reunir alrededor de un millón de fieles.
Desde temprano en la mañana, miles de jóvenes peregrinos dispuestos a pasar la noche en la intemperie ya se habían instalado, con mantas y colchones, en el amplio espacio abierto del barrio de Tor Vergata, al este de Roma, donde el papa conducirá la vigilia.
Los peregrinos de entre 18 y 35 años, procedentes de 146 países, irán llegando hasta el inicio de la vigilia a las 20:30 (18:30 GMT).
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Pasarán la noche en esta explanada de unas cien hectáreas, donde se han instalado pantallas gigantes, hasta la gran misa de clausura presidida por el papa peruanoestadounidense el domingo por la mañana.
El líder de los 1.400 millones de católicos del mundo, que ya fue recibido como una estrella de rock el lunes por la noche entre vítores en la plaza de San Pedro, llegará en helicóptero a Tor Vergata y se espera que vuelva a saludar a la multitud desde el “papamóvil”.
A continuación, hablará desde un imponente altar de madera de 1.400 m2 instalado para la ocasión, junto a miles de sacerdotes, obispos y religiosos.
Astrid Colin, una francesa de 18 años, espera con impaciencia este “momento para compartir”. “Donde vivo, hay que desplazarse 20 km para ir a misa. Es muy extraño encontrarse de repente rodeada de un montón de iglesias, con gente que comparte mi misma fe”, explicó a AFP.
Portando una bandera española y cargando una pesada mochila, Victoria Pérez, de 21 años, se alegró de llegar temprano “para poder ver al papa de cerca”.
“Es la primera vez que lo voy a ver y estoy emocionada, por eso quise llegar temprano para conseguir un buen lugar”, explicó a AFP la joven, impaciente por vivir esta “noche de oraciones bajo las estrellas”.
La organización del evento supuso un reto logístico extraordinario para las autoridades, con unas 10.000 personas desplegadas, entre policías y agentes de protección civil, y medidas sanitarias, distribución de botellas de agua y pulverizadores, para ayudar a los participantes a soportar el calor del verano romano.
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Confesionario gigante
Desde el Coliseo hasta las afueras del Vaticano, pasando por la Plaza de España, oleadas de peregrinos, enarbolando las banderas de sus países, inundaron durante toda la semana los transportes y las arterias de la capital italiana en un ambiente festivo, entre conciertos, conferencias y oraciones.
El viernes, el famoso Circo Máximo, el que fuera el estadio de la antigua Roma donde se celebraban carreras de cuadrigas, a los pies del monte Palatino, se convirtió en un gran confesionario al aire libre: un millar de sacerdotes escucharon a decenas de miles de jóvenes en diez idiomas diferentes.
Durante este Jubileo también se organizó algo inédito en dos mil años de historia de la Iglesia católica, con eventos dedicados a los “influencers”, lo que demuestra la creciente importancia que el Vaticano concede a la evangelización en las redes sociales.
Se trata también del primer gran encuentro de la juventud católica con Robert Francis Prevost, de 69 años, que el 8 de mayo sucedió al muy popular papa Francisco, fallecido a los 88 años tras 12 años de pontificado.
“Esperamos que el papa consiga difundir su mensaje incluso en los países del tercer mundo”, afirmó a AFP Samarei Semos, de 29 años y oriundo de Belice, que viajó durante tres días desde el país centroamericano para llegar a Roma.
“Es un papa que se preocupa por reunir a todas las tendencias de la Iglesia, tanto las más conservadoras como las más progresistas. Y eso es genial”, declaró Alice Berry, de 21 años, estudiante de Historia y Geografía en la región de París.
Este encuentro internacional se presenta como el punto culminante del Jubileo, el “Año Santo” que celebra cada 25 años la Iglesia Católica, durante el cual los peregrinos pueden recibir la “indulgencia plenaria”, el perdón de los pecados según la tradición.
Durante el Jubileo del año 2000, más de dos millones de jóvenes participaron en Roma en la Jornada Mundial de la Juventud, convocada por el papa Juan Pablo II.
Fuente: AFP.
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Detienen a tres de los cuatro jóvenes que robaron una tienda de telefonía en Luque
En la madrugada de este martes, cuatro sujetos rompieron las vitrinas de un local de atención de una telefonía ubicada en el centro de la ciudad de Luque, y se alzaron con varios aparatos celulares y una notebook. Tres de los presuntos involucrados fueron detenidos.
El actuar de los cuatro hombres quedó evidenciado en las imágenes de circuito cerrado del local, en donde se puede observar cómo llegan y con piedras rompen los vidrios e ingresan rápidamente.
Posteriormente, se dirigen a donde estaban exhibidos los celulares y se alzaron con los mismos y con una de las notebooks que estaban en el lugar. Al salir del sitio corriendo, fueron divisados por un equipo policial que se encontraba realizando patrullaje preventivo por la zona.
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Tras varias cuadras de persecución, fueron detenidos tres de los cuatro sujetos y de su poder se pudieron recuperar 12 celulares y la notebook. Entre los detenidos se encuentra un menor de edad.
“Uno de los involucrados logró escapar, pero gracias a las informaciones brindadas por los detenidos, ya fue identificado. El mismo cuenta con arresto domiciliario y fuimos hasta donde fija su vivienda, pero no estaba; tampoco está en la casa de sus padres, por lo que solicitamos que se levante la medida y se labre la orden de captura”, comentó el comisario Arnaldo Irala en conversación con canal Gen.
El mismo destacó que la búsqueda de este último sujeto continuaría, ya que fue plenamente identificado y se cuenta con información de los lugares que suele frecuentar. Hasta el momento se desconoce la cantidad de aparatos celulares con los que se habría alzado.
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Jóvenes paraguayos en Roma, un encuentro con la fe y la esperanza
- Por Mariano Mercado Rotela
- Enviado especial, desde Roma
Roma, la Ciudad Eterna, está llena de peregrinos de todo el mundo durante este año de Jubileo de la Esperanza. Miles de personas llegan a la ciudad para participar en eventos y actividades espirituales, buscando renovar su fe y encontrar esperanza en un mundo que lo necesita. En este contexto, 32 jóvenes de Paraguay, en su mayoría provenientes de la Arquidiócesis de Asunción, se encuentran participando en la Semana, del Jubileo de la Juventud.
Este sábado, la delegación paraguaya participó en la Misa de bienvenida, en la que estuvieron acompañados por la embajadora de Paraguay ante la Santa Sede, Romina Taboada. Este evento marcó el inicio de la participación en la Semana del Jubileo de la Juventud.
En los próximos días, los jóvenes paraguayos tendrán la oportunidad de participar en una Misa con el Papa León XIV, lo que será un momento destacado clausurando esta experiencia en Roma. Durante su estadía, también podrán participar en diversas actividades, como encuentros con otros jóvenes y visitas a lugares emblemáticos de la ciudad. La experiencia les permitirá crecer en su fe y fortalecer su compromiso con la Iglesia y la sociedad.
“Espero llevar al país frutos de misericordia y que más personas puedan tener fe y conocer a Jesús” resalta Macarena Agüero una de las jóvenes. Por su parte Fabian Arzamendia afirma que: “somos misioneros de la esperanza y esperamos renovar nuestra fe y fortalecer nuestro servicio en la Iglesia”.
La participación de estos jóvenes en la Semana del Jubileo de la Juventud es un testimonio de la vitalidad y la pasión de la juventud paraguaya por su fe. A través de esta experiencia, podrán establecer lazos con otros jóvenes de diferentes partes del mundo y llevarse consigo recuerdos y enseñanzas que les serán de gran valor en su camino espiritual.