Familias indígenas sufren los embates del intenso frío en las calles de Asunción y ciudades vecinas, lo que resulta preocupante debido a que niños, mujeres y hombres, en muchos casos, se refugian en carpas precarias que no brindan la protección necesaria. Desde las organizaciones encargadas de velar por sus derechos no brindan la asistencia que precisan los nativos.
Las comunidades indígenas Ava Guaraní, Ka’a Poty 1 y Ka’a Poty 2, desde hace varios días, permanecen en la Plaza de Armas de Asunción debido al desalojo que sufrieron de sus tierras. Acusan a colonos brasileños de ordenar sacarlos con anuencia de las fuerzas de seguridad, como la Policía y la Fiscalía.
Abandonados siguen padeciendo temperaturas de 1 ºC en Asunción. Reclaman una nula respuesta por parte del Instituto Nacional del Indígena (Indi). Denuncian que 120 familias fueron echadas de sus tierras por “brasiguayos” que presentaron títulos falsos de sus propiedades, informó Angélica Giménez en el canal GEN.
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De acuerdo a Édgar Olmedo, presidente del Indi, se ha colocado un albergue en la Intendencia del Ejército, dotado de colchones y frazadas. Argumenta que es difícil separarlos y que supuestamente cuenta con pocos funcionarios en la institución. También asegura que el presupuesto debe ser mayor.
“Una situación sensible, compleja que atraviesan los niños y adolescentes que vienen con los grupos a la capital. Los programas destinados a niños indígenas o no deben tener un complemento presupuestario. Es humanamente imposible tener una asistencia completa a los indígenas”, dijo Olmedo.
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Sostuvo que en el Chaco existen comunidades indígenas que son urbanas y eso hace que formen parte de la comunidad urbana, en ese sentido buscan hacer trabajo en las urbes, ahí se activa el trabajo de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), según señaló Olmedo.
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Mujer indígena falleció de hipotermia en Concepción
Una mujer indígena fue hallada sin vida por su pareja en la mañana de este viernes. La misma habría fallecido por hipotermia, ya que ambos dormían a la intemperie al costado de una estación de servicios ubicada en el barrio Virgen de Fátima de la ciudad de Concepción.
La mujer fue identificada como Elisea Torres Benítez, de 47 años, quien vivía en situación de indigencia. Su pareja, identificada como Marciano Gómez González, de 57 años, también indígena y en situación de calle, se habría percatado de que la mujer estaba muerta cuando despertó y fue a pedir ayuda hasta la caseta de seguridad de la estación de servicios.
Según el reporte policial, los intervinientes llegaron al lugar y tras confirmar el fallecimiento de la mujer, se convocó a personal del Ministerio Público, el cual dispuso el traslado del cuerpo hasta la morgue para que le sea practicada la autopsia, ya que su pareja había declarado que la mujer llevaba al menos tres días enferma.
Si bien no se descartó que existiera una enfermedad subyacente que le haya estado provocando los síntomas de fiebre y tos, la autopsia reveló que la causa de la muerte fue hipotermia y que la mujer habría fallecido ya alrededor de las 22:00 de ayer jueves.
Su pareja mencionó que en varias ocasiones, cuando no encontraban un lugar más abrigado donde pasar la noche, se apostaban en la zona de la estación de servicios o en algún descampado de la zona.
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Pelea callejera terminó con una persona apuñalada y otra aprehendida
Ciudad del Este. Agencia Regional.
El personal de la Comisaría 1ª. informó que un hombre fue aprehendido porque habría sido el autor de una herida de arma blanca proferida a otra persona en la vía pública, sobre la avenida Monseñor Rodríguez, en el microcentro de Ciudad del Este. Ocurrió ayer sábado a las 22:00 y se habría generado en medio de un grupo de personas en situación de calle, según testigos.
La víctima es Eduardo Javier Flecha Vázquez (24), sin domicilio fijo, en situación de calle, quien recibió heridas de arma blanca (cuchillo) en el abdomen, lado derecho. Posee antecedentes por dos hechos de robo agravado, años 2022 y 2025 y reducción, año 2020. Está internado en el Pabellón de Traumas del Hospital Regional.
Fue detenido por el hecho, Gustavo Ramón Báez (36), domiciliado en Hernandarias. La comisaría informó que, al llegar al lugar del hecho, los agentes visualizaron a varias personas en situación de calle y al percatarse de la presencia policial, emprendieron la huida y fueron a ingresar a una zona más oscura.
Transeúntes manifestaron que hubo alguien herido dentro del grupo que se encontraba en el sitio, por lo que procedieron a ingresar a la zona hacia donde habían huido y aprehendieron al supuesto autor. Ya en la oficina de guardia se identificó como Gustavo Ramón Báez.
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Luego se dirigieron al Hospital Regional, donde la médica de guardia Pamela Vázquez, confirmó el ingreso en carácter de urgencia de un hombre con herida de arma blanca. La Policía verificó su identidad y los antecedentes que tiene, según lo mencionado. El caso está a cargo del fiscal Alcides Giménez.
El lugar donde ocurrió el ataque con arma blanca, es uno de los sitios de aglomeración de personas en situación de calle, desde niños, adolescentes y adultos, siendo frecuentes las peleas entre ellos, pero también las denuncias por asaltos o ataques a quienes pasen por esos lugares.
El personal policial realiza cada cierto tiempo controles y redadas para confirmación de identidades y comprobación de antecedentes, por si existan entre ellos algunos encausados.
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LN PM: edición del 28 de mayo
Prieto recusa a fiscales y juez en intento por frenar audiencia preliminar
El intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto, volvió a recurrir a una táctica dilatoria al presentar recusaciones contra seis fiscales y un juez, lo que podría suspender nuevamente la audiencia preliminar prevista para hoy en el Palacio de Justicia.
El político opositor enfrenta cargos por presunta lesión de confianza, administración en provecho propio y asociación criminal, en el marco de la compra irregular de alimentos durante la pandemia del covid-19. En ese sentido, presentó recusaciones contra los fiscales Silvio Corbeta, María Verónica Valdez, Jaime Adler Monjes, Néstor Coronel, Luz Guerrero y Marlene González, además de la fiscal adjunta Soledad Machuca.
Knéset distingue a Paraguay por respaldar a Jerusalén como capital de Israel
Paraguay fue reconocido por su “firme y valiente” respaldo a Jerusalén como capital del Estado de Israel, durante una ceremonia en honor al Día de Jerusalén que se celebró en la Knéset (Parlamento israelí), informó el embajador paraguayo Alejandro Rubin, este miércoles, en redes sociales.
“Tuve el alto honor de recibir, en una sala oficial de la Knéset, un reconocimiento al Paraguay por su firme y valiente respaldo a Jerusalén como capital del Estado de Israel, durante el Tribute Event for the International Recognition of Jerusalem as the Capital of Israel, organizado por el Knesset Christian Allies Caucus y la Israel Allies Foundation", dijo Rubin.
Cinco personas en situación de calle fueron acogidas en el albergue de la SEN
El albergue de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) acogió a cinco personas en situación de calle la noche del martes, tras su habilitación en la zona de la Costanera de Asunción para brindar refugio y protección durante los días de intenso frío.
Rubén Cuevas, encargado del local, manifestó que las personas están recibiendo asistencia integral y alimentación, además de contar con un lugar seguro para descansar. “Las cinco personas están abrigadas, protegidas; el operativo seguirá hasta que termine el invierno. Y acá no les va a faltar nada: hay comida, hay camas. O sea que el objetivo del Gobierno y la SEN es que nadie pase frío en la calle”, dijo.
Paraguay mantiene una de las tasas más bajas de la región y refuerza señales de estabilidad
Con una tasa del 6 %, que se mantiene invariable desde marzo de 2024, Paraguay se ubica entre los países con menor tasa de política monetaria (TPM) en la región y emite señales al plano internacional de confianza, estabilidad y responsabilidad. Afirman que se trata de un nivel consistente con una inflación cercana a la meta y una actividad económica en torno a su potencial.
Paraguay tiene una de la más bajas tasas de política monetaria de la región, solo detrás de Bolivia (3,35 %), Perú (4,5 %) y Chile (5 %), según el portal Trading Economics. El economista Jorge Garicoche explicó a La Nación/Nación Media que la TPM es una reponderación de tasas de instrumentos con los que que el Banco Central del Paraguay (BCP) incide en el mercado financiero para inyectar liquidez o contraer el movimiento del mercado financiero.
Cerro Porteño quiere confirmar su boleto a los octavos de la Copa Libertadores
Cerro Porteño, que viene de quedar fuera de la carrera por el título del torneo Apertura 2025, ahora se enfoca de lleno en cumplir su otro gran objetivo del primer semestre, clasificar a los octavos de final de la Copa Libertadores 2025.
El Ciclón visita este miércoles, desde las 21:30, el estadio Hernando Siles de La Paz, donde además del rival de turno también deberá enfrentar las complicaciones propias de jugar en la altura. Si bien ya no puede aspirar a pasar de ronda en la Copa Libertadores, el conjunto boliviano llega con la necesidad de ganar para meterse en los playoffs de la Copa Sudamericana.
No se hallaron signos de violencia en el cuerpo de Elías Giménez
No se encontraron signos de violencia en el cuerpo de Elías Giménez, joven autista que había sido reportado como desaparecido desde el lunes 19 de mayo y hallado sin vida el día de ayer martes a orillas del río Paraguay en la zona del Puente Héroes del Chaco. La autopsia reveló como probable causa de muerte: asfixia por ahogamiento.
Tras una intensa búsqueda de la Policía y el Ministerio Público, en la víspera se confirmó un triste desenlace con el hallazgo del cadáver en avanzado estado de descomposición.
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Flechas contra tractores: guardia indígena vigila el bosque amazónico
- Masisea, Perú. AFP.
Cuando los indígenas irrumpieron con arcos y machetes, Daniel Braun y otros menonitas huyeron. Se escabulleron por entre cultivos de arroz antes de que su granero terminara en llamas en la devastada Amazonía peruana. En Masisea, una localidad limítrofe con Brasil a la que se llega después de horas de navegación por el río Ucayali o por caminos agrestes que destroza la lluvia, este grupo ultrarreligioso protestante no sólo enfrenta la ira de los nativos.
También aquí encara un proceso penal que puede llevar a la cárcel a decenas de sus miembros acusados de destruir el bosque en su expansión agrícola por Sudamérica. Una de las comunidades implicadas en el pleito es la de Caimito. A orillas de la laguna Imiría, en este caserío viven 780 shipibos-konibo en casas de madera con techos de zinc o de shapaja (palmera amazónica).
“Los menonitas están haciendo chacras dentro del territorio comunal (...) Siempre deforestan. Es un crimen ambiental lo que ellos hacen”, sostiene el dirigente shipibo Abner Ancón, de 54 años, en diálogo con AFP. En Caimito los llaman “las termitas del bosque”.
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“Falta de terreno”
Los menonitas -cuyo origen se remonta a la Europa del siglo XVI- han levantado cinco prósperas colonias desde su llegada a la Amazonía peruana hace casi una década. En 2016 salieron de Bolivia hacia Masisea, donde adquirieron grandes extensiones de tierra para la cría de ganado y el cultivo y comercio de arroz y soja.
La “falta de terreno” y la “izquierda radical” nos empujaron a migrar, resume David Klassen, de 45 años, uno de los jefes de la colonia, mientras alimenta los cerdos de su granja. Hoy conforman un enclave de 63 familias que viven a sus anchas en 3.200 hectáreas; en viviendas del mismo corte y color gris claro. Emplean tractores tanto para la faena diaria, como para transportarse.
Son autosuficientes, se oponen al mestizaje, no usan energía eléctrica y se surten de generadores a combustible. Apenas hablan español y entre ellos se comunican en alemán bajo una lengua germánica de sus ancestros. También conservan el atuendo tradicional: vestidos largos y velos las mujeres, y ellos, camisa a cuadros, tirantes y gorra o sombrero de ala ancha.
En América Latina los menonitas han formado poco más de 200 colonias agrícolas desde comienzos del siglo XX. Se han asentado en Argentina, Belice, Bolivia, Colombia, México y ahora Perú, según una investigación del académico belga Yann le Polain. En varios de estos países afrontan denuncias por deforestación.
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“Meten fuego”
En Perú, el pleito saltó a los campos. El 19 de julio de 2024, Daniel Braun estaba sentado a la entrada de un granero junto con otros hombres de la colonia, cuando irrumpieron los shipibos-konibo de Caimito. “Entraron con flechas, machetes (...) Y dicen: una o dos horas tienen para salir”, recuerda. “Metieron fuego”, agrega este menonita de 39 años, manos gruesas y sonrisa fácil. Finalmente, huyeron.
Todavía hoy se pueden ver techos de zinc oxidados tirados en la hierba y los esqueletos carbonizados de un galpón y un granero. El dirigente Ancón asegura que la guardia indígena sacó a los menonitas de su territorio “sin violencia”.
Jefes imputados
En 2024, la fiscalía ambiental imputó a 44 jefes de familia menonitas por la destrucción de 894 hectáreas de bosque primario, y pide entre ocho y diez años de cárcel para cada uno, según el auto de acusación. Ellos compraron legalmente tierras “ya deforestadas en la selva”, que están fuera del territorio indígena, alega su abogado Carlos Sifuentes.
Nos “gusta el campo” y no “queremos destruir todo”, remarca Klassen. Pero la defensa de los Shipibos-Konibo asegura que los extranjeros contratan a otros que quitan las malezas para luego entrar “con sus tractores a aplanar todo”, señala la abogada Linda Vigo.
El programa independiente de Monitoreo de la Amazonía Andina asegura que los menonitas han destruido al menos 8.660 hectáreas desde 2017. Apenas una mínima parte de los tres millones de hectáreas de bosque amazónico que perdió Perú en las últimas tres décadas, principalmente por incendios, deforestación y minería ilegal, según autoridades.
Contraste
Lejos de la colonia menonita, un oasis de prosperidad en la empobrecida Amazonía peruana, la comunidad de Caimito, de mayoría evangélica, sobrevive de la pesca y la agricultura. No cuentan con electricidad ni agua potable. Solo hay un comercio de víveres con paneles solares e internet. Su territorio abarca 4.824 hectáreas y poco menos de 600 fueron “invadidas” por los menonitas, calcula Ancón.
El modelo de producción agrícola de los menonitas riñe “con las expectativas ecologistas”. Pero lo cierto es que en Masisea compraron a colonos mestizos tierras que “ya estaban depredadas”, observa el experto en pueblos indígenas Pedro Favaron, de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Por lo pronto, en la colonia aguardan el que sería su primer juicio ambiental en América Latina.
Territorio amenazado
Apenas oyen el ruido de la motosierra, apuran el paso para sorprender a los que tumban la selva. La guardia ambiental indígena de Masisea, en Perú, es una pequeña fuerza con arcos y flechas y una tarea colosal: proteger de “invasores” el bosque amazónico. Comandados por un profesor de escuela de 54 años, una decena de shipibos-konibo con chalecos y gorras verdes rodean a un hombre que sierra un tronco caído. Una mujer con su sobrino lo observan.
La lluvia dio tregua y el calor es intenso. Abner Ancón, el jefe del grupo, ordena apagar la motosierra. “Estás en territorio caimito. Vas a tener problema con nosotros”, le espeta al aserrador, al que luego dejan ir con su herramienta. Ancón dirige la guardia indígena de Caimito, una comunidad de 780 nativos a orillas del lago Imiría, en la localidad de Masisea.
Lo que “conservamos no es solamente para nosotros, sino para toda la humanidad”, señala este hombre de mediana estatura que lleva una gorra con la inscripción CIA. Su territorio de casi 4.900 hectáreas, asegura, “está amenazado”. Primero irrumpieron los traficantes de madera, luego los cocaleros, que “envenenan” el agua con los químicos con los que procesan la planta de la que extraen la cocaína. Y más recientemente los menonitas con sus tractores.
A los tres los trata de “invasores” y “depredadores”. Hace dos años que los shipibos-konibo de Caimito cuentan con su propia fuerza de vigilancia. Según Ancón, debieron organizarse ante la desprotección del Estado. La guardia de Caimito fue la primera de 19 que han conformado los shipibos-konibo de 176 comunidades amazónicas.
La que dirige Ancón llegó a tener 80 miembros, pero hoy están activos 30, la gran mayoría hombres. El resto migró, algunos por trabajo. Antes de salir a patrullar en grupos se forman en el centro del caserío al grito de “guardia, guardia, fuerza, fuerza”. Llevan machetes y algunos arcos y flechas que, según Ancón, jamás han disparado en sus choques con los deforestadores. No cuentan con armas de fuego ni con radios para comunicarse. Tampoco tienen apoyo de autoridades.
Únicamente disponen de un vehículo y unas lanchas. “Enfrentamos a los pescadores que sacan en toneladas nuestro pescado”, sostiene Hermógenes Fernández, un shipibo-konibo de 59 años. En esos enfrentamientos, dicen los guardabosques, varias veces los han golpeado o amenazado con escopetas.
Cuando la guardia indígena “interviene” lo hace de manera pacífica y para pedir que desalojen su territorio, pero algunas veces han “quitado motosierras”, sostiene Ancón. En julio pasado el jefe de la guardia indígena recibió amenazas de muerte. Asegura que le llegó el recado de que ya habían contratado a tres sicarios. Sus propios guardias lo protegieron. Interpuso la denuncia, pero las autoridades no han identificado a los responsables. “Todavía me pregunto por qué el medio ambiente tiene enemigos”, reflexiona Ancón, quien teme por su vida.