Especialistas manifiestan que las vacunas son la mejor arma para combatir al COVID-19 ante tantos mitos e informaciones falsas que circulan en las redes sociales y personas incautas que se niegan a aplicarse las dosis apeligrando su salud, la de sus seres queridos y su comunidad.

Aseguran que los inmunizantes son antígenos que empiezan a producir anticuerpos específicos para combatir una enfermedad.

Son vacunas preparadas para proveer inmunidad adquirida mediante la producción de anticuerpos. Por ejemplo, hay vacunas anti-COVID que contienen el virus inactivado, es decir, inactivan el virus haciéndoles perder su capacidad de generar la enfermedad. Luego están las vacunas hechas a partir del componente del virus; o sea, partes de ese virus son utilizadas para fabricarlas.

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Desde el Hospital de Clínicas recomiendan aislarse durante los días previos a recibir la dosis y evitar situaciones de riesgo como permanecer en lugares cerrados, sin ventilación y con muchas personas dentro y más aun si alguna de ellas está sin tapabocas.

Insisten en que recién a partir de las 4 semanas de completar las dos dosis la persona se encuentra completamente inmunizada y la vacuna adquiere un mayor porcentaje de efectividad. Es decir, con la segunda dosis tenemos 90% menos probabilidad de llegar a desarrollar la forma grave de la enfermedad. “La mejor arma para combatir el COVID es vacunarse”, expresó la doctora Fátima Ovando.

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¿Conviene hacerse el hisopado antes de aplicarse la vacuna?

Asimismo, surgen preguntas como si es conveniente hacerse la prueba de hisopado antes de aplicarse la vacuna. Ante esta incógnita, Ovando, jefa del Departamento de Control de Infecciones Intrahospitalarias y Epidemiología del Hospital de Clínicas, respondió que no, debido a que el estudio no captaría la presencia del virus durante la incubación.

“Es probable que la persona ya tenga el virus en el organismo, pero a lo mejor la presencia en las fosas nasales es fluctuante. Entonces hoy da negativo, mañana se aplica la vacuna y después desarrolla los síntomas, porque la persona ya estaba incubando el virus. Por ello no se considera de utilidad hacerse la prueba antes de la inmunización”, manifestó.

En caso de que la persona se haya aplicado la vacuna y ya estaba con COVID, la especialista señaló que básicamente lo que puede ocurrir es una sobrecarga a su sistema inmune.

“Porque la vacuna no tiene la capacidad de producir la enfermedad para nada, pero el organismo estará muy ocupado en defenderse de la enfermedad, por lo que realmente no constituye un problema mayor, solo que nuestro sistema estará más cansado y ocupado en defenderse de la enfermedad que ya estaría incubándose en el cuerpo”, dijo.

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Por eso, los médicos insisten en generar una mayor conciencia en la población sobre la importancia de mantener los cuidados antes y después de la inmunización. Y de no exponerse a situaciones de riesgo; que si bien las vacunas no evitan el contagio, sí previenen las formas graves de la enfermedad.

“Igual una vez aplicada la primera dosis, debemos continuar con los cuidados, porque estamos viendo mucha relajación por parte de la población que ya fue inmunizada con la primera dosis, entonces se infectan e incluso algunas desarrollan la forma más severa de la enfermedad. Eso se debe a que la vacuna no tiene la misma efectividad con una sola dosis”, sostuvo Ovando.



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