Desde la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) manifestaron este viernes sus condolencias a los familiares que perdieron a sus seres queridos durante el violento motín que se apoderó de la Penitenciaría de Tacumbú el pasado martes. Foto: Néstor Soto.
CEP lamenta motín en Tacumbú y repudia gran cantidad de reos sin condena
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Desde la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) manifestaron este viernes sus condolencias a los familiares que perdieron a sus seres queridos durante el violento motín que se apoderó de la Penitenciaría de Tacumbú el pasado martes. Cuestionan duramente la falta de gestión para la disminución de reclusos sin condena.
A través de un comunicado, las autoridades católicas mencionaron que tras la muerte de siete reclusos y varios otros heridos, se demostró la pésima condición en la que se encuentran las cárceles de todo el país.
“Los hechos evidencian que de nada sirve una superestructura para recluir a las personas que tienen cuenta pendiente con la Justicia si sigue imperando la alta corrupción en las cárceles y si no se realiza una profunda reforma penitenciaria”, expusieron.
Por otra parte, lamentaron la falta de una gestión eficaz para intentar disminuir la población penal que no tiene condena y de esa manera, evitar el hacinamiento que va en detrimento de los derechos básicos de toda persona humana.
“Nos preocupa también la extrema violencia con la que actúan grupos criminales que condicionan con chantajes a las autoridades nacionales y tienen control sobre la población carcelaria. Son cada vez más numerosos y violentos”, añadieron.
En otra parte del manifiesto, los religiosos indican que detrás de las personas privadas de libertad, sean o no condenadas, existen familias que los esperan y quieren verdaderamente que sean reinsertadas a la sociedad.
Recordaron también al papa Francisco, quien siempre visitó cárceles y a reclusos, como en una oportunidad en la penitenciaría de Filadelfia, Estados Unidos, declaró: “Es penoso constatar sistemas penitenciarios que no buscan curar las llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades”.
En aquel tiempo, setiembre del 2015, año en que visitó también nuestro país, el Papa manifestó su deseo a los recluidos y expresó que “quiere que volvamos a los caminos, a la vida, sintiendo que tenemos una misión; que este tiempo de reclusión no ha sido nunca un sinónimo de expulsión”.
Por último, desde la Conferencia Episcopal exhortaron a los tres poderes del Estado a redoblar esfuerzo y dirigir la gestión a una mirada más humana a favor de las personas privadas de libertad que “verdaderamente merecen una segunda oportunidad”, según concluye el escrito.
Juez realizó visita a la Unidad Penitenciaria Industrial La Esperanza
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Una comitiva encabezada por el juez de Ejecución Penal de San Lorenzo, Víctor Benítez Salinas, de la Circunscripción Judicial de Central, realizó el pasado viernes una visita a la Unidad Penitenciaria Industrial La Esperanza.
Este hecho se da en cumplimiento del artículo 23° de la Acordada N° 222/01, que aprueba la Guía de Procedimientos del Sistema de Ejecución Penal, y la Ley N° 5.162/14, Código de Ejecución Penal de la República del Paraguay.
En la ocasión, se realizaron diversas entrevistas a las personas privadas de libertad, quienes tuvieron la oportunidad de conocer el estado actual de sus respectivas causas, realizar preguntas y despejar dudas relacionadas con sus procesos judiciales.
Además, se llevó a cabo una audiencia para una persona privada de libertad de 82 años, imputada por un hecho punible, y en atención a la situación de vulnerabilidad por la edad y lo establecido en la segunda parte del artículo 239 del Código de Ejecución Penal, se resolvió hacer lugar a la prisión domiciliaria de la persona de avanzada edad.
Misiones
Del mismo modo, el pasado 10 de julio en cumplimiento de lo establecido por el Código de Ejecución Penal, la jueza Penal de Ejecución de la Circunscripción Judicial de Ñeembucú, Mirna Nisselli Vera, estuvo a cargo de la visita de control y monitoreo a la Penitenciaría Regional de Misiones.
Durante la actividad, la magistrada se reunió con el director de la penitenciaría, profesor Francisco Benítez, con quien dialogó sobre la operatividad general del centro.
Una escaramuza entre reos alertó ayer domingo a la seguridad del penal de Tacumbú, que rápidamente logró restablecer el orden dentro del reclusorio, según reportó el Ministerio de Justicia a través de un comunicado, descartando que se hubiera producido algún intento de amotinamiento.
El incidente se produjo en el sector denominado Rancho Alta, donde los reclusos exteriorizaron su disconformidad por la implementación de un nuevo sistema de seguridad que restringe el desplazamiento interno únicamente a quienes reciben visitas los domingos, según explicaron las autoridades del Ministerio de Justicia.
“Hubo una pequeña escaramuza por desacuerdo de un grupo de internos. Ningún inconveniente hubo, solamente una escaramuza que sucedió, nada más que eso”, señaló el comisario Alberto Morínigo, jefe de la Comisaría Cuarta, que intervino inmediatamente en una discusión generada entre dos grupos internos, aunque “no pasó a mayores”.
“Siempre ellos tienen sus reclamos, que por la visita, por la alimentación, por salir al patio. Son reclamos normales que no son cosas que tengan que pasar a mayores”, puntualizó el jefe policial.
En un comunicado emitido por el Ministerio de Justicia se aclara que “la situación fue abordada de inmediato por el equipo de seguridad del penal, logrando disipar las quejas y restablecer completamente el orden, la disciplina y el control”.
Desmienten intento de motín en Tacumbú por nueva regla de visitas
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Una escaramuza entre reos alertó este domingo a la seguridad del penal de Tacumbú, que rápidamente logró restablecer el orden dentro del reclusorio, según reportó el Ministerio de Justicia a través de un comunicado, descartando que se hubiera producido algún intento de amotinamiento.
El incidente se produjo en el sector denominado Rancho Alta, donde los reclusos exteriorizaron su disconformidad por la implementación de un nuevo sistema de seguridad que restringe el desplazamiento interno únicamente a quienes reciben visitas los domingos, según explicaron las autoridades del Ministerio de Justicia.
“Hubo una pequeña escaramuza por desacuerdo de un grupo de internos. Ningún inconveniente hubo, solamente una escaramuza que sucedió, nada más que eso”, señaló el comisario Alberto Morínigo, jefe de la Comisaría Cuarta, que intervino inmediatamente en una discusión generada entre dos grupos internos, aunque “no pasó a mayores”.
“Siempre ellos tienen sus reclamos, que por la visita, por la alimentación, por salir al patio. Son reclamos normales que no son cosas que tengan que pasar a mayores”, puntualizó el jefe policial.
En un comunicado emitido por el Ministerio de Justicia se aclara que “la situación fue abordada de inmediato por el equipo de seguridad del penal, logrando disipar las quejas y restablecer completamente el orden, la disciplina y el control”.
Así también se menciona que la jornada de visitas se desarrolló “con total normalidad, sin incidentes ni alteraciones. Reafirmamos nuestro compromiso con la seguridad penitenciaria, la institucionalidad y el estricto cumplimiento de los protocolos establecidos para la convivencia dentro del sistema penitenciario”.
El día en que la violencia se convirtió en horror en el penal de San Pedro
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Por Sara Valenzuela
Todo hacía suponer que esa tarde del 16 de junio de 2019, hace seis años, sería tan apacible como las anteriores, pero el destino tenía reservada una espantosa sorpresa. El sol rojo del ocaso se hizo eco de la sangrienta noticia: un violento enfrentamiento se había desatado entre clanes rivales en el interior de la penitanciaria de San Pedro. La sorpresa paralizó a los paraguayos, que en muchos casos accedieron a través de redes sociales y WhatsApp a imágenes que eran difundidas por los mismos reos de lo que era una terrible matanza a puertas cerradas.
Un enfrentamiento entre internos pertenecientes al grupo criminal brasileño Primer Comando Capital (PCC) y el Clan Rotela era la primera información que surgía al mediodía de aquel domingo, pero minutos después fotografías y videos confirmaban que el motín había escalado de manera mortal.
El infierno se instaló en el penal de San Pedro; las primeras imágenes mostraban peleas cuerpo a cuerpo con armas blancas de fabricación casera, hombres ensangrentados, cuerpos apilados y un macabro juego con cabezas, esto seguido de incendios: fuego provocado en el interior de las celdas para quemar a otros reos.
El contenido de aquellas imágenes se logró confirmar más de tres horas después de que el enfrentamiento hubiera iniciado y convirtiera el penal de San Pedro en tierra de nadie, ya que los custodios se vieron sobrepasados y solo podían aguardar a la respuesta conjunta de los equipos tácticos policiales y militares que buscaban la manera de ingresar con la menor cantidad de bajas posible.
Aquel día, 10 personas privadas de su libertad fallecieron, y 11 resultaron gravemente heridas. De aquellas 10 personas, 5 fueron decapitadas con armas blancas tipo machetes, 3 fueron quemadas vivas en sus celdas, una recibió un disparo y la última falleció camino al hospital debido a las múltiples heridas que tenía.
Estos homicidios fueron parte del terrible acto de venganza del grupo criminal brasileño Primeiro Comando da Capital (PCC), afincado en las cárceles paraguayas en aquel momento con fuerte poderío económico y apoyo logístico, contra el clan enemigo, buscando así dejar un mensaje claro de poderío.
El comunicador Mario Luiz Ledezma. Foto: Gentileza
El comunicador Mario Luiz Ledezma, quien en aquel momento se desempeñaba como camarógrafo de un medio local, recordó en conversación con La Nación/Nación Media que aquel 16 se preparaba para compartir con su familia la celebración del Día del Padre cuando recibió la llamada, debiendo abandonar a sus seres queridos para acudir a informar.
“Cuando llegamos ya había efectivos policiales que custodiaban el lugar, y también ya estaban familiares de las personas privadas de libertad que llegaron hasta el lugar para solicitar información sobre sus familiares porque muchos se enteraron de lo que estaba pasando adentro y la magnitud de los hechos. Estaban desesperados por saber si sus familiares estaban bien”, comentó Ledezma.
El mismo reconoció que cuanto más pasaban los minutos y luego horas, la preocupación de los familiares crecía, pero también la de los pobladores de todo San Pedro, ya que los mismos temían que los reos lograsen escapar o que la situación saliera de control y que aumente el número de víctimas.
“Muchas personas estaban con miedo y no solo por los reos, sino porque aquel día había muchas personas que fueron hasta el penal en día de visita por el Día del Padre y se temía que no pudieran salir. Entre esas personas estaban personas que nosotros conocíamos, que eran de la zona, porque es una penitenciaria en la que hay muchos sanpedranos también y, lógicamente, toda la comunidad estaba pendiente”, relató Mario Luis.
En vilo
De esta forma, una ciudad considerada como tranquila y sin mayores episodios de violencia se vio completamente consternada ante las diversas posibilidades críticas que se podían dar, en medio de una ola de información macabra y lamentable que solo tardó minutos en llegar prácticamente a todos.
“Hubo una conmoción total cuando empezaron a llegar las primeras informaciones, porque si bien la penitenciaria se había construido alejada del casco urbano, ya para aquel entonces había nuevos asentamientos que rodeaban la zona”, recalcó Mario Ledezma.
El comunicador destacó además que tras este impactante suceso, la propia comunidad sanpedrana se manifestó en varias ocasiones exigiendo que la seguridad del lugar sea reforzada y que los controles se vuelvan más estrictos para garantizar no solo la seguridad de los reos, sino la de todos los ciudadanos.
En total fueron 24 los acusados por las decapitaciones ocurridas en el penal de San Pedro. Foto: Lorenzo Agüero.
Tras la tragedia, las investigaciones iniciaron inmediatamente, de manera que las destituciones, sumarios administrativos y juicios llegaron por añadidura. Desde el Ministerio de Justicia también se trabajó en un protocolo de respuesta para esta situación, lo que originó planes de seguridad más estrictos y un modelo de descongestión carcelaria.
En total fueron 24 los acusados por las decapitaciones ocurridas en el penal de San Pedro. Del total de acusados, 14 participaron presencialmente del juicio, mientras que otros 10 lo hicieron vía telemática desde el Centro de Rehabilitación Social de Encarnación y desde la Penitenciaría Regional de Concepción.